Xiomara Castro: la tenaz luchadora social que busca destronar al nacionalismo

Redacción El Pulso28 noviembre, 2021

TEGUCIGALPA, Honduras

Una mirada fuerte dirige su serio semblante, que marca un contraste con su tono de voz suave, conciliador y armónico pero al que es capaz de darle un tono mucho más atrevido al momento de expresar sus convicciones sin tapujos.

Con el paso de los años, Iris Xiomara Castro Sarmiento se convirtió en un bastión del empoderamiento femenino, precursora de las causas justas y soñadora de una patria que involucre a todos sus hijos, sin importar la trinchera.

Aunque no suele figurar con asiduidad en los medios de comunicación, siempre está en cercanía del pueblo, sin mostrarse esquiva o con aires de grandeza, pese a la notoriedad que ha tomado su personaje en la política hondureña.

En varios de sus discursos públicos trae puesto su sombrero blanco, tradición que comparte con su esposo, el expresidente Manuel Zelaya, quien la encaminó para posicionarse en política a pesar que aún no alcanza una verdadera paridad de género pero en el que ella se perfila para convertirse en la primera presidenta de la nación.

Sin vínculos a ningún tipo de actividad ilícita, se le ha señalado de ser una persona que apoya el asesinato de inocentes (aborto) e impulsadora del matrimonio igualitario, sin embargo, su entorno más cercano descarta estas ideas, dando realce a los principios cristianos de la familia Zelaya-Castro.

Asimismo, se le ligó a pensamientos de ultraizquierda, pero, según la valoración de múltiples analistas, ese modelo económico ni siquiera existe en la actualidad.

Además, según sus propias declaraciones, que han sido reproducidas por actores ligados a su campaña, ella se decantaría por un gobierno progresista.

TRAYECTORIA. Castro, quien tiene 62 años, dio sus primeros pasos en política cuando fungió como organizadora del movimiento femenino del Partido Liberal.

Después acompañó a Mel, con quien se casó teniendo solo 16 años en 1976; en su aventura hacia Casa Presidencial en 2006, cuando, enarbolando la bandera rojiblanca, derrotaron a Porfirio Lobo Sosa.

Como primera dama, se caracterizó por su participación en varios programas sociales y su liderazgo en la lucha contra el VIH con las Naciones Unidas.

Cuando se suscitó el golpe de Estado en 2009, la actual candidata se mantuvo al pie de la lucha en favor de su cónyuge y se convirtió en un ícono de la insurrección popular en las calles y pieza clave para la conformación del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP).

Poco tiempo más tarde, en 2011, jugó un rol fundamental para la conformación del partido Libertad y Refundación (Libre), de orientación centroizquierda, por el cual se anunció su candidatura a la presidencia en 2012.

Con una marcada ideología socialista democrática, participó en el proceso electoral de 2013, convirtiéndose en la segunda mujer en aspirar a ser presidenta, solo después de la nacionalista Nora Gúnera de Melgar.

Pese a que no logró convertirse en la gobernante de Honduras en ese año, marcó un hito importante en la historia política, rompiendo con el bipartidismo al ser la segunda candidata más votada (detrás del mandatario Juan Orlando Hernández).

Además, en esa ocasión, Libre sacó más diputados que el Partido Liberal, que se vio relegado por primera vez a un tercer lugar.

Para las elecciones de 2017, Castro persistió en su afán presidencial y ganó las elecciones primarias. Sin embargo, en los comicios generales participó como aspirante a designada presidencial en un intento conjunto de sacar a los nacionalistas del poder.

Marcó la pauta, dejando atrás sus intereses personales y deponiendo su candidatura en favor de Salvador Nasralla, quien encabezó la alianza opositora que, ante un sinnúmero de denuncias de fraude, perdió contra Hernández que consumó una cuestionada reelección debido a la diferencia de unos 50 mil votos.

PERSISTENTE. Ahora, la lideresa rojinegra compite por tercera ocasión para alcanzar la titularidad del Ejecutivo. Con su campaña dirigida por su hijo, Héctor Manuel Zelaya Castro, representó a seis movimientos en las elecciones primarias y triunfó, imponiéndose a Nelson Ávila, Carlos Eduardo Reina y Wilfredo Méndez.

De estos tres adversarios, solo Méndez no se unió a ella de cara la justa electoral general, argumentando que en Libre quien tiene todo el poder es el familión Zelaya, por lo que decidió unirse la semana pasada al liberal Yani Rosenthal.

¿UNA SOMBRA EN SU GOBIERNO? En este nuevo período de contienda, la figura política de su esposo la acompaña otra vez, pero poco se los ve juntos.

Incluso, una de las estrategias del oficialismo y otros actores ha sido demeritar el papel que puede tomar Castro como presidenta, argumentando que quien realmente tomaría los hilos del país sería el expresidente Zelaya.

En una entrevista que concedió este mismo mes, Mel se mostró molesto por ese pensamiento y enfatizó que él ya estuvo en el poder y no le gustaría que lo vuelvan a sacar.

«Debes valorar y respetar a Xiomara», subrayó, apuntando que los 45 años que tienen de casados, con cuatro hijos (José Manuel, Zoe, Héctor Manuel y Xiomara Hortensia) y cinco nietos hablan sobre el que carácter y la estabilidad que ella tiene.

Además, si nos remontamos a 2013, la propia Castro se enfadó y catalogó la idea como una campaña que impulsan sus detractores para desvalorizar a la mujer.

Apuntó que en el gobierno de Mel, ella le compartía sus opiniones, pero él era quien tomaba las decisiones, por lo que dejó entrever que el panorama sería simplemente al revés si ella logra vencer los 12 años de criticada gestión cachureca.

«La candidata es doña Xiomara, a quien considero una mujer valiente por dar un paso al frente en la política hondureña, donde no es fácil para la mujer sin importar el cargo al que aspire», opinó la candidata a diputada por el Partido Liberal, Kritza Pérez, quien forma parte de los personajes de oposición que se han sumado a los esfuerzos de Castro.

LA FAVORITA. Según numerosas encuestas, Castro es la favorita para vencer en las urnas el 28 de noviembre y romper la cadena de mandatos consecutivos del Partido Nacional y la hegemonía de los hombres en el cargo.

En caso de lograrlo, tiene previsto el desarrollo integral de sus propuestas para forjar un gobierno inclusivo que permita el crecimiento de todos los rubros y grupos etarios, en lo que denomina una «refundación» de país.

SUS ORÍGENES. Haciendo una restrospectiva para conocer un poco más de la vida personal de quien podría gobernar los próximos cuatro años, se puede puntualizar que nació el 30 de septiembre de 1959 en Tegucigalpa, siendo la segunda de cinco hermanos producto del matrimonio de Irene Castro reyes y Olga Doris Sarmiento, ambos fallecidos.

Cursó sus estudios básicos en los institutos San José del Carmen y María Auxiliadora y, aunque ha recibido críticas por una supuesta ausencia de títulos de educación superior, se graduó de administradora de empresas del Instituto Hondureño de Cultura Interamericana (IHCI) en la modalidad de madurez y experiencia.

En el proceso, Castro desarrolló su aptitud gerencial, involucrándose en actividades de ganadería, agricultura y el procesamiento de la madera. Su cónyuge le aportó los conocimientos que él ya había obtenido al manejar las empresas de su padre, quien fue encarcelado por la masacre de Los Horcones.

Asimismo, la ahora presidenciable mostró su parte más humana cuando fue parte de la asociación de esposas del Club Rotario de Catacamas y fundó el centro de cuidado diurno para niños.

Con sus actividades, Xiomara veló por el bienestar de infantes y también de familias monoparentales.

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