Tras derrota, bipartidismo deberá renovarse o podría desaparecer, señalan analistas

Redacción El Pulso7 diciembre, 2021

TEGUCIGALPA, Honduras

El bipartidismo tradicional está expuesto a desaparecer en Honduras en los próximos años si el Partido Nacional y el Partido Liberal no llevan a cabo una renovación interna, de acuerdo al análisis que hacen conocedores de la materia política.

La amplia derrota ante Libertad y Refundación (Libre) en los comicios del pasado 28 de noviembre deja en evidencia la urgencia de cambios en las entidades políticas que se repartieron el poder durante décadas, expusieron expertos a El Pulso.

FALTA DE AUTOCRÍTICA. El analista Julio Navarro planteó que la agrupación rojiblanca resiente una carencia de autocrítica que comenzó a gestarse desde la crisis política que se desató en 2009, por lo que cada día reduce más su población electoral.

«En el Partido Liberal nunca hubo una valoración de todos los pecados que cometió con el golpe de Estado, nunca hubo un reconocimiento de que la dirigencia había fallado», dijo.

Por el mismo lado, subrayó que percibe un proceso continuo de extinción en el liberalismo y calificó de catastrófico que en los comicios podrían solamente haber conseguido el equivalente a un diputado por departamento.

La ausencia de reflexión también pasó factura a los nacionalistas después de 12 años de gobierno, apuntó Navarro al señalar que el pueblo no perdonó y empleó un voto de castigo en las urnas.

«Debieron haber hecho una autocrítica a lo interno de la dirigencia, pero como no lo hicieron, los electores sí, incluyendo los del propio partido, porque muchos de ellos no salieron a votar y otros solo lo hicieron por alcaldes o diputados», describió.

NECESIDAD DE UNA REINGENIERÍA. En tal sentido, aseguró que ambas entidades urgen de una verdadera renovación de sus dirigencias y no solo cambiar de candidatos dentro de los mismos grupos de mando.

«No es poner retoños nada más, hijos de los que ya están, sino renovarse en la concepción que hay sobre el poder y el uso del poder», acotó.

Navarro externó su pensamiento de que aún no están dadas las condiciones para que los dos partidos tradicionales desaparezcan, sin embargo, anticipó que el desenlace podría producirse en uno o dos procesos electorales si no cambian su postura.

Apuntó que una muestra del futuro serán las decisiones tomadas en el próximo Congreso Nacional. Un ejemplo -precisó- es qué posición tomarán con la misión especial que planea traer el gobierno (a través de la Organización de las Naciones Unidas) para impulsar la justicia.

«Ahí se va a ver. Esos diputados que voten en contra de iniciativas de ese tipo van a terminar enterrando los partidos», aseveró.

«La corrupción tiene simpatías transversales en Honduras. La gente va a ir juzgando eso», insistió.

OTROS FACTORES. Mencionó que la desaparición del bipartidismo también está sujeta al desempeño del gobierno liderado por Libre y del posible surgimiento de nuevas fuerzas políticas pero que tengan convicciones más allá de la deuda política.

«Pero que desaparecen así nomás, no, hay una cultura familiar en las generaciones mayores de 40 años que tienen algún tipo de simpatías, militancias o tradición con los partidos Liberal y Nacional (…) las raíces de los partidos tradicionales todavía tienen buena profundidad», sentenció.

CONSECUENCIAS DEL «MARIDAJE». El también analista Josué Murillo coincidió en que el punto de inicio de la crisis del bipartidismo fue el derrocamiento del expresidente Manuel Zelaya Rosales en junio de 2009.

Dijo que desde entonces se cuestionó si existe una verdadera separación respecto a principios, estatutos y accionar entre el Partido Nacional y el Partido Liberal.

«Con la complicidad constante del liberalismo -o cierta facción- con el gobierno, degradaron aún más la imagen que ya tenían frente a la ciudadanía», acentuó.

«Aunque suelen criticarse públicamente, tras bambalinas siempre están defendiéndose y negociando los grandes temas de país», agregó.

Puntualizó que el rechazo de la gente a esta situación se notó vastamente en los resultados de la elección presidencial y el voto de castigo fue mucho más severo para los representantes de la bandera rojiblanca que para el oficialismo.

«El mensaje muy claro es que el Partido Liberal no era la opción para salir de una dinámica de complicidad del actual gobierno de Juan Orlando Hernández», expresó.

UN NUEVO ENFOQUE. Ilustró que ahora las dos caras del bipartidismo deben reformularse y abrirse a nuevo espacios, dejando atrás a los antiguos cacicazgos o liderazgos y buscar satisfacer los anhelos de la gente y no de una cúpula.

«Amerita que los partidos tradicionales puedan repensarse para que respondan a los intereses del pueblo porque la percepción generalizada es que son extremadamente elitistas en la toma de decisiones y son cómplices», expuso Murillo.

Verbigracia, compartió su punto de vista de que Nasry Asfura no era una mala opción para los nacionalistas, pero su candidatura llegó en un momento inadecuado, pues, para salvar la imagen deteriorada del partido, debían pensar más en redefinir sus principios y valores que en vez del proceso.

«Se requerirá que las propias bases tomen la decisión de desplazar a un grupúsculo de malos nacionalistas y liberales que les han dañado severamente la imagen», afirmó.

SUJETOS A PARTIDOS «BISAGRA». Por su parte, el politólogo Víctor Meza dijo a este periódico que el bipartidismo está bastante golpeado en su esencia, pero realiza esfuerzos desesperados por sobrevivir.

Explicó que liberales y cachurecos buscan «reencarnarse» a través de un multipartidismo artificial, creado específicamente para asegurar su existencia al menos por unos años más.

«Esta proliferación abundante de pequeños partidos es, en el fondo, un esfuerzo por darle vida, sustento y oxigenar al viejo bipartidismo», expresó, dejando entrever que estas fuerzas se alinean a su voluntad.

Pese a ello, hizo hincapié en que el multipartidismo les ha fracasado como una iniciativa política.

ADAPTARSE A NUEVOS TIEMPOS. Meza declaró que la única manera que observa de que el bipartidismo sobreviva es a través de un relevo generacional en sus liderazgos, pero que no sea solamente en término de edades, sino de doctrinas.

Explicó que estas entidades han tenido más ideología que doctrina (ideas o principios básicos), pero deben revertir los papeles, implementando principios que les den sustento en la modernidad para democratizarse.

«Ambos requieren, en diferente grado y con diferente énfasis, ese esfuerzo interno para recuperar una identidad propia en una época de globalización y modernización creciente», sostuvo.

Meza comentó que ve difícil la supervivencia del bipartidismo por el propio déficit de doctrina que mencionó. Al respecto, ejemplificó que el Partido Nacional no rinde cuenta a su nombre porque no tiene soluciones nacionales.

Además, cuestionó que son partidos que giran en torno a caudillos reales o supuestos y cuando surge una nueva corriente o movimiento suelen ponerle el apellido del jefe político de la facción, como el villedismo, el juanorlandismo, el cariísmo o el yanismo.

«Es como si estos personajes fueran pensadores capaces de generar corrientes filosóficas dentro de sus partidos, es ridículo», atizó.

Señaló que esas prácticas reflejan el atraso de estas agrupaciones, a las cuales tachó de pertenecer a la primera mitad del siglo XX  e intentar sobrevivir con partidos de maletín.

Aunque el bipartidismo no está «muerto», expertos coinciden en que está malherido después del arrollador triunfo de Libre en las pasadas elecciones. Para sobrevivir deberán hacer cambios drásticos más allá de sus intereses propios o mutuos, advierten.

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