Y AHORA… ¿CUÁL ES LA RUTA?

EGO30 enero, 2019

Por Tomás Andino

A raíz de la publicación de mi artículo “Reformas Electorales: De la oposición a la colaboración con la dictadura” (27/1/19), algunos amigos y camaradas han interpretado que yo me opongo a que LIBRE tenga representante ante el TSE o en el nuevo CNE. Por eso me veo en la necesidad de exponer aquí algunas de mis ideas más amplia y claramente.

NO ACTUEMOS COMO SI HUBIERA DEMOCRACIA… HAY DICTADURA

No soy contrario a que un partido como LIBRE, que se ha ganado a pulso ser la fuerza política más importante del país, tenga representación ante un organismo que administre un proceso electoral democrático. De hecho, antes de las elecciones de noviembre de 2017 defendí en mis intervenciones ese derecho que les asiste. Ese no es mi punto. Mi punto es que ya no hay democracia electoral en Honduras y por tanto no hay que actuar como si la hubiera. 

Después de lo que paso en esas elecciones, cuando vimos a este régimen dispuesto a matar para sostenerse en el poder, no hay elección que valga. Van ya dos intentos de sacarlo por esa vía, el primero en 2013 y el segundo en 2017, al costo de medio centenar de muertos, y podremos hacer otros dos o tres intentos más, pero así no lo vamos a lograr. ¿Cuántos muertos más necesitamos para que nos caiga el veinte?

Mientras ellos puedan manipular las cosas a manera que siempre “ganen” y dejen a la oposición con una minoría conveniente para aparentar democracia, no valdrá la pena seguir prestándose a su juego. No hay que ser más papistas que el Papa. Véase, por ejemplo, lo que pasa en el Congreso. LIBRE cuenta con más de 30 diputados, y ¿de qué ha servido? Los cachos aprueban las leyes que quieren y se ríen de nosotros; los diputados opositores solo pueden patalear. Lo mismo pasara en el CNJ y el TJE que se aprobó con las reformas electorales.

Que nos quede claro de una vez: Mientras JOH este en el poder, ni LIBRE ni ningún otro partido de oposición que le dispute seriamente la conducción del país, tendrá oportunidad de llegar al gobierno y tener las cuotas proporcionales de poder que merece. Para recuperar esa posibilidad, es decir, para recuperar la poca democracia que había, JOH debe salir del poder. Sacarlo es la condición necesaria primordial. Mientras ese siniestro personaje se mantenga ahí, cualquier aparente logro, por progresivo que se pinte, en realidad solo servirá para consolidarlo más en el gobierno.

La oligarquía primero dará otro Golpe de Estado antes que entregar el poder electoralmente. Se ha organizado, de la mano de los militares y los gringos, para quedarse varias décadas ahí, hasta que desmantelen este país. Quien no haya despertado a esa realidad, no ha aprendido nada desde 2009, y estará condenado a repetir una y otra vez la misma historia.

NO SEGUIR HACIENDO MAS DE LO MISMO

Ante una dictadura de ese tipo, estamos en otro nivel de la lucha y no podemos seguir con las practicas del pasado. No se puede seguir viendo el cargo presidencial y las butacas del Congreso como las metas de la actividad política. Estas lo serian en una democracia real, que no existe aquí. Hoy día en Honduras las verdaderas metas deberian ser:

Primero, SACAR A JOH y, junto a él, toda la pandilla de funcionarios, diputiteres y magistrados que le son fieles.

Segundo, la instalación de un GOBIERNO PROVISIONAL integrado por todas las fuerzas que participen de verdad en la lucha contra la dictadura y tengan un amplio nivel de convocatoria.

Y tercero, la convocatoria a una ASAMBLEA CONSTITUYENTE ORIGINARIA, que organice el país que necesitamos.

Así que olvidémonos de asistir ingenuamente al próximo proceso electoral, como si nada hubiera pasado. EL grupo criminal que se ha enquistado en el poder no llego ahí para salir con votos.

INSURRECCION SI, PERO EN SERIO

El escenario principal de la actividad política debe ser la calle, no las urnas. No podemos seguir viendo la actividad electoral como el medio principal para tomar el poder. La historia ha probado que regímenes dictatoriales de este tipo solo pueden ser derribados por insurrecciones en las que se involucre el Pueblo masivamente. Al poder le entra pánico cada vez que miles de personas se posicionan en las calles, se toman empresas o entidades del Estado. Por eso el régimen nos reprime cuando las tomamos, no porque piense en la circulación de las personas o en el buen funcionamiento de las cosas, sino porque percibe que le disputamos el poder de esa forma.

En la medida de lo posible las actividades deben ser contundentes, fuertes, no simples banderillazos, como si de una campaña electoral se tratara. Por eso, no tiene sentido hacer “paros” un día domingo. Se para la economía de los capitalistas o no tiene chiste. Todo debe conducir finalmente a la estrategia principal que no puede ser otra que el Paro Nacional Insurreccional con autodefensa, que realmente paralice el país. No hay gobierno que resista un paro total indefinido.

Debemos tener claro también que derribar una dictadura nunca puede ser logrado con esfuerzos separados. La unidad en la lucha es crucial. Unidos somos fuertes, divididos somos débiles. Ni siquiera LIBRE, que tiene una importante capacidad de convocatoria, puede por sí solo sacar al dictador; de igual forma la Convergencia contra el Continuismo tampoco podría aisladamente. Juntos estos movimientos haríamos un rio incontenible que a la larga puede derrotar al tirano.

No se puede estar jugando a la insurrección. O se hace bien o se hace bien. La seguridad es primordial. Como enfrentamos a un gobierno criminal, dispuesto a matarnos, las acciones de masas deben contar con autodefensa, con todos los medios que sean necesarios. En tal sentido, es inaudito que los Comandos insurreccionales se exhiban públicamente y no tengan medios de autodefensa porque serán presa fácil de los cuerpos represivos.

Una insurrección de ese tipo no se improvisa y no se logra de la noche a la mañana. Para su triunfo es indispensable que las grandes masas de la población afectada por el régimen, se incorporen a la misma; y eso requiere un proceso que puede darse en etapas, en el que se usen todos los medios posibles y se aprovechen todas las oportunidades que nos presenta la realidad.

Hacia esas metas debemos orientar todo lo que hagamos. Cualquier acción o decisión que nos distraiga de eso, retrasa el cambio que necesita el país. Por eso debemos preguntarnos: Las decisiones que están tomando nuestros dirigentes ¿nos ayudan a avanzar en esa ruta o nos atrasan? Juzgue Usted.

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