Por René Alfaro.
Gran alboroto ha creado la manifiesta intención del ingeniero Salvador Nasralla de estructurar un nuevo partido político, que sirva de “techo”, como lo ha externado el mismo, para cobijar a sus seguidores.
Los ataques a quien hasta hace unos días atrás vitoreaban y proclaman como presidente electo, vienen directamente del derrocado mandatario Manuel Zelaya Rosales, su círculo de cercanos y periodistas afines, quienes han llegado a cambiar el “fuera joh” por “fuera Nasralla.”
Las frases afables y que exaltaban las virtudes del señor de la televisión, han variado y ahora se le acusa de estar al servicio de la dictadura, de hacerle el juego al ciudadano Juan Orlando Hernández, quien se postuló ilegalmente como candidato presidencial en la contienda del pasado veintisiete de noviembre de dos mi diecisiete, que desembocó en la denuncia de fraude, protestas, asesinatos de manifestantes, detenciones y todo tipo de excesos de las fuerzas represoras del Estado.
Quienes pusieron atención en la participación del expresidenciable de la alianza contra la dictadura en la recién asamblea extraordinaria de libre, quedaron claros que éste buscará la organización de una entidad partidaria con vocación aliancista.
Por tal razón, es incomprensible que externen sorpresa ante tal anuncio, a menos que: embelesados por canciones de los hermanos Mejía y consignas de ¡urge mel! no escucharan, o simplemente buscan crearle al singular personaje televisivo, una imagen de traidor, para desencantar a aquellos que depositaron la confianza en él y evitar así que corran a los brazos de un “salvador de la patria”
En lugar de la “satanización”, la molestia e incomodidad de quienes hasta hoy han tenido el control de la toma de medidas de la asociación opositora, a la cual le ha quedado grande su papel, debido a la falta de madurez, organización, formación y claridad en una estrategia coherente, deberían evaluar el avance de la misma.
El debate, -fuera de apasionamiento y exposición mediática- correspondería centrarlo en si la conformación de una novicia agrupación dividirá o fortalecerá el proyecto de refundación del país, ¿cuáles serían los pros y los contra de este emprendimiento?
A mi juicio, la puesta en marcha de esta mancomunidad, lejos de debilitar la coalición contra el régimen, la fortalecerá, ya que logrará nuclear aquellos que no se identifican con los principios doctrinarios de Libertad y Refundación, sería refugio para aquellos liberales, nacionalistas y seguidores del otrora outsider que desean luchar contra el autoritarismo actual imperante, siempre y cuando exista claridad y unidad en los objetivos colectivos y la ruta trazada.
Lo que sería un hecho, es que, con la aparición de una nueva organización liderada por el conductor de cinco deportivo, forzosamente demandaría una recomposición del actual “consejo de la alianza”, conformado hasta el momento por: el exgobernante Zelaya, que tiene voto de calidad, la abogada Rixi Moncada –mano derecha del coordinador de libre- Guillermo Valle, director del Partido Innovación y Unidad PINU con parentesco cercano con el “zelayismo” y Nasralla Salum quien se encuentra en abierta desventaja al momento de tomar decisiones a lo interno de esta sociedad.
Y si visualizáramos un hipotético escenario donde el Partido Liberal de Honduras, liderado por Luis Zelaya, quien libra una batalla a lo interno con el llamado lado oscuro del liberalismo, se sumara a un gran bloque de oposición, las disposiciones ya no serían exclusivas del denominado “comandante vaquero”.
En conclusión, la idea de Salvador Alejandro César Nasralla Salum de crear una novel entidad política, robustece la lucha contra el absolutismo nacionalista, pero debilita la influencia del caudillo de las pampas olanchanas.
