El periodista ruso Orján Dzhemal fue hallado muerto en la República Centroafricana junto a otras dos personas, al parecer también rusas e integrantes del equipo de filmación del documental sobre mercenarios en el que los tres trabajaban. La esposa del periodista confirmó su identidad tras recibir una fotografía del cadáver, según informó la agencia Interfax.
Poco antes, la emisora de radio “Eco de Moscú” adelantó que Dzhemal había sido asesinado cuando trabajaba en un documental junto al documentalista Alexandr Rastorgúyev y el operador de cámara Kirill Rádchenko.
Fuentes de la Policía del país africano han señalado a Interfax que los fallecidos llevaban acreditaciones de periodista, director y operador de cámara. “Según datos preliminares, el asesinato fue perpetrado con el objetivo de un atraco”, precisó la fuente.
Una nota de AFP afirma, sin embargo, que los tres periodistas investigaban sobre la presencia de la empresa paramilitar rusa Wagner.
El grupo Wagner fue creado por un exoficial del GRU (servicios de inteligencia militar rusos), Dmitri Utkin. Ha estado implicada desde junio de 2014 en los combates del este de Ucrania con los separatistas prorrusos, según medios y servicios ucranianos.
En Siria, el grupo Wagner ha actuado en paralelo al ejército ruso, que desde septiembre de 2015 interviene en apoyo del régimen de Bashar Al Asad.
El grupo estaría financiado por Evgueni Prigojin, un empresario próximo a Vladimir Putin que hizo fortuna en la restauración, antes de cerrar numerosos contratos con el ejército o con la administración rusa, afirma el artículo de AFP.
En la actualidad, la justicia estadounidense acusa a Evgueni Prigojin de estar detrás de una «máquina de trolls», supuestamente originaria de los mensajes virales aparecidos en internet para favorecer a Donald Trump durante la campaña presidencial, en 2016.
En la cadena independiente Dojd, la redactora jefe adjunta del Centro de Gestión de Investigaciones, Anastasia Gorshkova, indicó que los tres periodistas rusos asesinados habían intentado entrar en una base el domingo, en la que se encontrarían empleados de Wagner.
Se les negó el acceso porque no llevaban ninguna acreditación del ministerio de Defensa local, añadió, precisando que un «consultor» de la misión de la ONU los había estado asesorando para organizar sus desplazamientos.
Según la portavoz de la diplomacia rusa Maria Zajarova, los reporteros no informaron a las autoridades rusas de su presencia en República Centroafricana. «Este viaje fue declarado como turístico», añadió en la cadena Rossia 24.
Fuentes: AFP / lavanguardia.com
