Testimonio de un retornado

EGO17 enero, 2020

Reproducimos íntegro el testimonio de un migrante retornado. Del que no podemos dar más información por razones de seguridad.

«Cruce por Piedras Negras, Tamaulipas México. Retorne por Nuevo Laredo – Tapachula, estoy de nuevo en Honduras».

Comparto la experiencia de mi viaje como migrante hacia Estados con mi hijo. La travesía duro aproximadamente dos meses, salimos de Tegucigalpa hasta Piedras Negras, Tamaulipas México allí cruce al territorio de Estados Unidos con el sueño de poder darle una mejor vida a mi familia. Todos sabemos que Estados Unidos es un país de leyes y que aquí en Honduras corremos el riesgo de que nuestros hijos sean reclutados por el crimen organizado o el narcotráfico. Que existe mucho peligro, que Honduras es un país donde no se puede ni protestar y hay mucha corrupción. Bueno, vimos como mataron a un muchacho que andaba protestando, uno tiene mucho miedo y busca oportunidades y una mejor opción en Estados Unidos para un mejor futuro para nuestros hijos.

Salí hacia Estados Unidos con mi familia; mi esposa y mis dos hijos, ella pudo conseguir el objetivo porque la mande dos meses antes, en junio y en ese momento había la oportunidad de pasar con una ley que protegía la gente que llevaba niños, mucha gente logró pasar con sus niños y están allá en Estados Unidos. Dos meses después de que mi esposa entrará la ley fue cancelada.

Invertí todo mi dinero para pagarle al coyote y para que él pagará en el territorio mexicano a las mafias para que nos dejaran pasar y no nos hicieran daño a mí y mi hijo, porque en territorio mexicano hay personas que piensan que la gente que migra tiene dinero o que las personas que nos vamos para ese país es porque vendemos todo lo que tenemos.

Porque si me preguntan, deje como salón de baile mi casita de madera, vendí todo lo que tenía y la otra parte del dinero lo había ahorrado de lo que ganaba en la empresa donde trabajaba, pues con eso pague el coyote, el que me cobró siete mil dólares por los adultos.

Al coyote lo contacte por medio de unos amigos a quien les había ayudado a pasar, son amigos, ellos me recomendaron al coyote.

Él (el coyote) hizo su trabajo porque todos logramos entrar a Estados Unidos, ya estando en Estados Unidos me entregue y pedí ayuda a las autoridades estadounidenses para que me ayudaran porque iba huyendo de una situación política y de la criminalidad dándome asilo para establecerme allá, pero hubo un cambio de ley por el acuerdo entre el presidente de nuestro país y el presidente de Estados Unidos que le dio autorización al presidente de Estados Unidos parque nos devolvieran a la frontera mexicana y nos mandaron para una frontera muy peligrosa; Nuevo Laredo porque que creo que son los Zetas los que operan ahí.

Tal como lo pensamos sucedió y creo que la migración mexicana esta coludida, porque nos hizo un papeleo y nos separaron en grupos de veinte y nos dijeron que si queríamos retornar a nuestro país, nos vendrían a dejar a Tapachula, frontera con Guatemala y de ahí nosotros teníamos que buscar la manera de regresar a nuestro país.

Todo el sacrificio que había hecho y tenía que esperar por un asilo sin saber cuánto tiempo. Cuándo íbamos caminando para la Casa del Migrante nos dijeron que teníamos que caminar 15 cuadras, en ese camino se nos atravesó un carro con muchas personas que nos querían secuestrar y lograron el objetivo porque se llevaron a 14 personas incluidos tres niños, yo logre escapar.

Cuando cayó la troca tipo paila negra se bajaron varias personas, del miedo no me fije si andaban armados solo vó que empezaron a agarrar gente como si fueran animales y los subieron al carro.

Yo logre escaparme, corrí con mi hijo, metiéndome a una tienda de ropa, le pedí al señor (el dueño) que me ayudara porque nos venían siguiendo, ¿quién los viene siguiente? – preguntó- no tengo idea -le conteste-  nos dijo que nos escondiéramos en una esquina, estuve por espacio de como media hora pensando y pidiéndole dirección a Dios, pidiéndole que me ayudara y que me iba a dedicar a servirle, le prometí que le iba a servir y no pensaba tanto en mi porque soy una persona de 32 años y como está la situación hoy en día, ya vivir 32 años es un privilegio. Pensaba en mi hijo, que me lo secuestraran, «me lo van llevar y me le van extraer los órgano para venderlos», pensaba en tantas cosas negativas. Le pide al señor que me ayudara sobre todo por mi hijo.

Pasada como la media hora tome la decisión de salir de la tienda, pues pensaba que también el señor de la tienda estaba confabulado porque entraba y salía gente y me quedaban viendo, me sentía como una presa, rezaba el Salmo 91 y mi hijo llorando exclamaba el Salmo. Considero a mi hijo de ocho años como un ángel de Dios, que Dios me lo prestó para que yo pueda darle una buena educación que fue el motivo por el cual me fuí para Estados Unidos, Dios escuchó mis oraciones y las de mi hijo y el señor de la tienda me dijo te voy a poner un muchacho para que te lleve a la cCsa del Migrante.

La situación fue traumática, luego del secuestro quedé con delirio de persecución incluso cuando ya había llegado a San Pedro Sula pensaba que me venían siguiendo, yo que soy adulto y mi hijo que solo tiene 8 años temblaba de miedo.

Salimos de la tienda, dejamos que el muchacho que nos iba acompañando caminara un poco y empezamos a correr de nuevo hasta llegar al puente de Nuevo Laredo. Corríamos entre los carros, corrimos y corrimos y escuchaba que decían  que nos paráramos, pero no era nadie, era el trauma que estaba en mi mente, porque escuchaba voces y mi hijo no sé de donde saco fuerzas para correr a la par mía, corrimos y corrimos y llagamos donde se encontraba un policía militar le pedí ayuda y nos dijo que no podía hacer nada, imagínense no podía hacer nada una persona con un arma de grueso calibre nos sentíamos como presas a las que podían cazar.

Logramos llegar donde se encontraba la otra gente porque Estados Unidos mandó dos buses llenos de migrantes a Nuevo Laredo, nosotros fuimos el primer grupo que mandaron. Aparte de mi hijo y yo habían otros tres muchachos que lograron escapar, ellos llegaron primero y alertaron a las demás personas y nadie quería salir del punto de migración porque teníamos miedo a que nos secuestraran, hasta que mandaron autobuses y policías, creo que Dios se manifestó para que nos trajeran a Tapachula y reguardados hasta el Distrito Federal. En el autobús venía un muchacho que no lo había visto que nos tomaba fotografías.

En Puebla, el muchacho que tomaba las fotografías se bajó del autobús y nos tranquilizamos un poco porque traíamos miedo de hablar, pues iniciamos a platicar entre los que veníamos en el autobús de la situación en que habiamos vivíamos hasta que llegamos al Distrito Federal, nos quitaron la custodia policial, luego llegamos a Tapachula frontera con Guatemala, después ya en Honduras con delirios de persecución llegue donde mi familia con mi hijo enfermo.

Fue una experiencia muy difícil, he decido contar mi experiencia por si hay personas que están intentando pasar para allá, que lo piensen dos veces o que se informen bien porque quizá más adelante las leyes estadunidenses puedan proteger a los hondureños que vivimos esta crisis.

En el momento en que estamos que no lo intenten, que se informen bien antes de emprender el viaje para que no vayan a fracasar.  Me ponga a pensar en las personas que secuestraron que ha sido de ellas, porque solo sé que a una de ellas la dejaron en libertad y omito su nombre por seguridad, seguro Dios toco el corazón de quienes la secuestraron y se dieron cuenta de que no tenía dinero porque íbamos juntos.

Yo para poder pagar el viaje tuve que invertir mi dinero del trabajo de dos años y mi compañero tuvo que sacar un préstamo para poder irse a Estados Unidos, mi compañero está en Monterey y creo que piensa ir a la corte a exponer su caso ante las autoridades de estadunidenses, en realidad no sé cómo van hacer y le pido a Dios que lo proteja porque esas fronteras son muy peligrosas y le doy gracias a Dios porque a mi amigo lo liberaron con su esposa y su niña de 3 tres años. Me he comunicado con él, dice que está bien, Dios toco el corazón de esas personas, pero no sé qué habrá pasado con las otras personas solo le pido a Dios que las proteja.

Cuento mi experiencia para crear un poco de conciencia y es mi manera de pensar y para decir verdad, vivíamos bien aquí en Honduras con mi esposa y ahora tenemos una familia separada y la biblia dice que para que una familia este bien debe estar unida, nosotros estamos pasando por ese problema mi esposa esta allá y yo estoy a este lado y no sabemos qué hacer, si yo intento de nuevo cruzar otra vez por el Sueño Americano o ella se viene para acá, talvez la situación cambie en nuestro país, porque tenemos un país muy bonito con riquezas naturales, pero lamentablemente las personas que nos gobiernan no son las adecuadas y hay mucho crimen, de eso no se puede hablar aquí, si se dan cuenta de mi nombre pienso que me mandan a botar la cabeza, entonces es lo que puedo comentarles acerca de mi experiencia.

Le pido a Dios que proteja a mi familia y que nos permita algún día poner estar juntos otra vez con mi niño de tres años y mi esposa, yo estoy de este lado en Tegucigalpa con mi hijo de ocho años con la fe que Dios un día nos va unir.

Por ahora me comunico con ellos a través de la tecnología puedo verlos cada vez que hablo, veo a mi hijo y puedo decirle: !hijo aquí está tu padre, voy a seguir luchando por ustedes hasta que Dios me de vida».

No sé cuál es la posibilidad si irme o esperar que mi esposa se venga, solo me queda pedirle dirección a Dios para que esta familia salga adelante.

Mi esposa logró cruzar con mi hijo de tres años, pero nosotros nos tardamos dos meses porque el coyote llevaba demasiada gente, porque hay tanta gente que está huyendo de este país, ese coyote llevaba 50 personas y se hace más difícil y de paso se presentó un huracán en México.

Cuando llegamos allá la ley había cambiado, ya no nos protegía, entramos por piedras Negras, Paguillas todass las persona que íbamos ingresamos, pero no todas regresaron.

Nosotros nos entregamos a la migración estadunidense con la idea que el gobierno de Estados Unidos nos ayudara dándonos asilo, creo que si la situación no estuviera tan difícil como esta aquí uno no viajaría, porque aquí conseguimos para comer, pero para comprar un refrigerador, por lo menos es un año de trabajo y en Estados Unidos no, le puede ayudar a la familia porque lo que uno gana aquí en Honduras en Estados unidos gana triple si se dedica a trabajar.

Pero si uno se va a meterse a otras situaciones entonces tiene una vida descontrolada, pero la mayoría de las personas no llevamos ese pensamiento, es ir a trabajar.

Cuando hablamos con mi esposa, sufrimos por la distancia y lloramos porque tanto ella quiere estar con su hijo mayor, como yo quiero estar con mi hijo pequeño, si toda la familia estuviera unida allá, ella podría trabajar medio tiempo para ayudarme con los gastos, yo ocuparía el lugar de hombre de la casa para ayudar a generar la mayoría de los ingresos para el hogar y tendríamos más tiempo para dedicarles a nuestros hijos, si hubiéramos logrado el sueño de estar los cuatro, ahora nuestra familia está separada.

-Hace una pausa, tiene lágrimas en su cara- …Continua,

cuando íbamos el coyote nos compraba el alimento del mismo dinero que le pagamos por el viaje, para el regreso de Tapachula tuve que pedirle a mi esposa que me mandara para el pasaje. -El niño empezó a llorar, llorar-.
He visto a varias parejas que lograron entrar allá juntas y están muy bien, lastimosamente mi experiencia fue muy diferente y tuvo sus consecuencias: la falta que le hago a mi hijo en Estados Unidos y a mi hijo mayor le hace falta su mamá la situación se vuelve muy difícil no tengo empleo y mi esposa si tiene empleo, con ese trabajo es que estamos saliendo adelante -el niño continua llorando y el joven se veía compungido-.

No le quise preguntar por qué lloraba el niño, no es difícil adivinar, estamos hablando de las dificultades que pasaron, de su hermanito y la mamá que están lejos, a los que solo ve por la pantalla de un teléfono móvil.

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