LA MUERTE DE LA BALLENA

EGO14 febrero, 2019

La ballena que llegó en septiembre del año pasado a las costas de Tela apareció muerta a principios del presente año. En honor a la heroína Berta Cáceres, asesinada el 3 de marzo de 2016, la ballena azul de 22 metros, la segunda más grande de su especie, llevaba el nombre de «la gran Berta».

La muerte de la gran Berta circuló a nivel nacional e internacional, logrando conmover hasta el extremo. Se exigió la inmediata investigación de las causas de su muerte, y lo que se encontró fue una enorme cantidad de residuos de plástico. La principal causa de la muerte de la ballena fue el consumo accidental del plástico, lo que dejó en evidencia la contaminación ambiental. Ésta no es una problemática que comenzó hoy, pero va rumbo a alcanzar enormes proporciones con riesgos de iguales proporciones.

Tuvo que morir la gran Berta para que en Roatán se tomaran medidas para prohibir el uso de las pajillas de plástico. Incluso se habla de elevar a nivel de ley una ordenanza que prohíbe el uso de bolsas plásticas a nivel nacional. Estas medidas no dejan de ser snobistas. ¿Qué pasará con las empresas transnacionales que producen refrescos y usan envases plásticos? No dejaran de usarlos para no arriesgar el capital que genera el consumo del refresco o de otro producto en el que se utilice el plástico.

Los efectos negativos del cambio climático en la naturaleza y en nuestra especie son una realidad. Lamentablemente, muchos congéneres no creen en esta realidad. Entre ellos tenemos individuos con gran poder de decisión a nivel mundial, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien retiró a su país del acuerdo de París, iniciativa que busca reducir el calentamiento global. La desaparición total de la especie humana de la tierra es una amenaza real. Ya lo podemos ver en excesos de heladas o lluvias por un lado y resequedad total por el otro. En Honduras se anuncia para este año uno de los años de mayor sequía en los últimos tiempos.

Iniciativas individuales, que no dejan de ser valiosas, se han tomado y se pueden tomar, pero mientras a nivel de gobierno y sobre todo en las grandes potencias no se tomen medidas, es poco o nada lo que se podrá cambiar en favor de nuestra especie, de nuestra madre tierra.  Se siguen otorgando permisos irresponsables de extracción de recursos minerales que contaminan y secan nuestros ríos, permisos de producción de energía hidroeléctrica sin el permiso de las comunidades. Las fuentes de agua potable se están secando a raíz de la deforestación y de falta de iniciativas de siembra masiva de árboles.

La toma de consciencia de las mayorías de la población, aunada a la organización y la lucha por la toma del poder es una necesidad urgente para rescatar a nuestro planeta del abismo al que nos dirigimos como humanidad. ¿Cuántas Bertas han asesinado y tendrán que seguir asesinado para que actuemos en nuestra propia defensa? ¡El tiempo se nos acaba!

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