Hace una semana los pandilleros le habían advertido a Blanca Azucena Sánchez Casaleno (44) que desocupara su casa en la colonia Japón, muy cerca del barrio El Picachito y El Bosque, por algún motivo o por un capricho ellos querían esa casa. Como ocurre muchas veces, Blanca Azucena no pudo mudarse.
Los pandilleros cumplieron su palabra y el miércoles en la madrugada (2:30 am) llegaron a la casa, golpearon la puerta la tiraron, buscaron a Blanca y al encontrarla la mataron en la balacera hirieron a sus hijos de 13 y 14 años.
Los niños heridos fueron trasladados hasta el Hospital Escuela, hasta ayer su pronostico era reservado.
La historia continua mal para la familia de Blanca, algunos de los familiares quedaron en la casa, pero los pandilleros volvieron para sacarlos, porque ellos quieren la casa, a pesar del luto y el dolor los familiares tuvieron que salir de la casa priorizando su vida a la comodidad de tener un casa.
La Policía Nacional capturó a dos personas en el Hospital Escuela porque ahí estaba uno de los sospechosos quien habría sido herido en el lugar de murte de Blanca Azucena. Los sospechosos fueron identificados como Odilio Alexander Carranza y su cónyuge, Suany Nicolle Valladares Yanes, ambos habitantes del barrio El Chile.
Desplazados
La violencia en Honduras ha provocado que casi 250.000 personas sean desplazadas de sus territorios, según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), Andrés Celis, en noviembre de 2019.
En esa oportunidad Celis explicó que esta situación se debe al control de las pandillas particularmente en áreas urbanas en donde mantienen el negocio de la venta de droga, sicariato y la extorsión
Entre 2004 y 2018 247 mil personas han huido de sus hogares por miedo a la violencia de las pandillas. En los últimos años han registrados 76.000 peticiones de refugio por parte de hondureños, sumadas a las 18.800 que tenían ese estatus en 2018 detalló Celis en esa ocasión.
Michel Bachelet, Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, instó este jueves al Gobierno de Honduras a garantizar la seguridad de desplazados, migrantes y retornados, al tiempo que denunció los «altos niveles de pobreza, violencia e inseguridad» en el país.
En este contexto, instó al Estado hondureño a «garantizar la reintegración sostenible de las personas retornadas, así como asegurar la protección de las personas migrantes y desplazadas».
También llamó la atención sobre «los ataques a personas defensoras de los Derechos Humanos», expresando una «especial preocupación» por la situación de los pueblos indígenas, «incluyendo casos de asesinatos de quienes trabajaban en la protección de su tierra y territorio».
Mientras todo esto ocurre, los hijos de Blanca Azucena la lloran, los familiares más adultos piensan en dónde dormirán, cuánto tiempo pasará antes de tener otra casa en un lugar seguro o cómo van a sobrevivir de ahora en adelante.
