La violencia del suicidio como otra violencia en el país

EGO17 enero, 2020

Según las cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (OV-UNAH), durante el 2019 más de 300 personas se suicidaron a nivel nacional.

Solo en los primeros 9 días de este 2020, 15 personas se suicidaron. En los últimos 5 años la tasa de suicidios ha aumentado un 5 por ciento y ni siquiera se habla de una política para la salud mental. La que está en el límite.

La tasa de suicidios continua causando alarma.

Según los datos del Observatorio de la Violencia, en el 2016 se registraron 303 casos, en el 2017 un total de 396, mientras que en el 2018 se registraron 350 suicidios. El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), establece en sus cifras que en los últimos diez años se han suicidado 2,750 personas, lo que equivale a un total de 27 suicidios por mes.

En el artículo ¿Por qué se suicida la gente en Honduras? Análisis del suicido en un contexto de crisis social, Bladimir López, analista del Centro de Estudio para la Democracia (CESPAD) identifica la inseguridad existencial como una crisis, parte de las multicrisis en el país. También se identifica el abandono del gobierno en el tema de la salud mental. La miseria moral es otro factor a tomar en cuenta como desencadenante del suicidio.

En realidad no hay un respuesta que responda la pregunta por qué se suicida el hondureño, porque las edades, grupos etarios y problemas personales son diferentes, talvez hay una realidad social que se comparte, pero las diferentes edades y supuestos estados de ánimo indicarian que los suicidas no comparten más que el deseo de por morir.

Honduras es una bomba de mecha muy corta, ahora a los problemas de pobreza, pobreza extrema, inseguridad y violencias se suma la violencia del suicidio.

Por otro lado, el filosofo filósofo surcoreano Byung-Chul Han, en su libro: Topología de la violencia, analiza incluso el suicidio como parte de un sintoma de una nueva enfermedad, invisible para el sistema de explotación laboral, pero muy visible en la vida de los sujetos enfermos.

El sujeto de rendimiento se explota hasta quedar abrasado (burnout). Se desarrolla una autoagresividad, que no en pocas ocasiones se agudiza y acaba en la violencia del suicidio (…) En vistas a la complejidad de la situación socioeconómica, que no permite un ordenamiento significativo de la culpa,se puede pensar que el rencor seproyecta contra uno mismo, pero este autorreproche se distingue esencialmente de la autoagresión, que no en pocas ocasiones conduce al suicidio.

Escribe Byung-Chul Han sobre el suicidio, una de las caracteristicas que identifica el filosofo son las complejidades de la situación socioeconómica y la autoexplotación. Factores que en Honduras no son tomados en cuenta, por el abandono de la salud en general y la mental en especifico la que es tomada en cuenta un día como el 17 de septiembre de 2019, cuando José Teodoro Álvarez (51), Juan Ramón Silva Oyuela, Olvin Alexander Sauceda (24), Heiner Daniel García (19) y Douglas Alejandro Jimenez (24) compartieron algo más que sus nombres en una nota periodística. Los cinco se suicidaron el 17 de septiembre de 2019.

Olvin Alexander Sauceda Elvir y Heinner Daniel García, comparten más en común; ambos bebieron herbicida. Y en un giro extraño de la cotidianeidad en la Dirección de Medicina Forense entregaron equivocados los cuerpos a sus familiares. Fue hasta horas después y por el reclamo de los familiares que al fin pudieron ser llorados en una relativa paz.

El aislamiento y el miedo a hablar sobre el suicidio, especialmente en los hombres son factores de aumento en la tasa de suicidio, porque no buscan ayuda, no hay una comunicación fluida, sino que se encierran en la soledad, lo que lleva a tomar medidas desesperadas, expresa, Daniel Matamoros Watson, expresidente del Colegio de Psicólogos.

En el caso de los hondureños, las relaciones sociales se encuentran en constante alerta por la situación de inseguridad que enfrenta el país. Esto puede ocasionar padecimientos de estrés psicosocial o traumas. Según un estudio de la maestría de Psicología Clínica de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el 50% de la población padece de un algún problema de salud mental.

En menos de 24 horas entre el 17 y el 18 de septiembre cinco personas, las que tal vez lo único que compartían era la nacionalidad se suicidaron.

El 18 de septiembre los noticieros matutinos dieron la noticia; el día anterior cuatro personas se suicidaron, en ese momento las cifras comenzaron a tener un sentido más objetivo en el consciente de la gente.

La salud mental en el país está en abandono. El 18 de septiembre, mientras se reportaban las muertes, Douglas Alejandro Jimenez fue encontrado ahorcado en el cuarto de su casa en la colonia San José de Los Llanos.

Según datos del Observatorio de la Violencia del Instituto Universitario en Democracia, Paz y Justicia en 2018 “los suicidios fueron la cuarta manera de muerte por lesiones de causa externa a nivel nacional al acumular 404 víctimas y un promedio mensual de 34”. En lo que va del 2019 se registran 312 suicidios a nivel nacional.

Números fríos de un fenómeno que en Honduras es tabú; el suicidio.

Muchos psicólogos y psiquiatras lamentan que en el país no se tomen medidas preventivas contra el suicidio.

Otro factor, que es más evidente y del que poco se habla es de la incidencia de los programas transmitidos en la televisión abierta sobre violencia y narcotráfico sin censura o control sobre lo que se podría considerar una apología a las violencias como explica el doctor, David Dávila Nolasco:

 

Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental con charlas, conferencias, mensajes a traves de redes sociales, pero la taza de aumento de suicidios crece descontrolada y la fecha queda marcada con una equis en el calendario de las personas que en silencio sufren una carga mental muy pesada.

El debate social sobre el suicidio no pasa del lugar común de la falta de valores morales, de familia, de quién tiene la culpa o si se puede evitar, pero sin una metodología concreta para encontrar una manera de prevención.

«En Honduras nos hemos vuelto intoleranes», dice el psiquiatra, Javier Ucles, quien en más de una ocasión ha advertido que la salud mental en el país, está pérdida. La violencia, pobreza, falta de empleo, problemas financieros, enfermedades terminales, uso de alcohol y drogas y la forma en la que los medios promueven y muestran la violencia también son algunos de los factores que más inciden en el deterioro de la salud mental.

Algo que también es analizado por el filosofo esloveno, Slavoj Žižek quién en un artículo plantea que:

«El sistema que nos obliga a ser políticamente correctos como una medida desesperada al saber que el problema real no puede ser resuelto. Una que vuelve socialmente inaceptable hablar del problema, y lo condena al ostracismo.

El silencio gubernamental y la presión social por acatar el comportamiento politicamente correcto, lleva a esta era a un conservadurismo duro y cuadrado, como un cubo Rubik de un solo color. Esconder el elefante en la sala es más comodo que hablar de más de 300 suidicios en un año.

Otro factor, explica el médico, David Dávila Nolasco es la idealización de que las narconovelas o los programas enfocados en la historia de narcotraficantes muestran una vida dentro del crimen y los lujos que por un tiempo se pueden tener, para Nolasco «esta exposición produce una seducción incosciente de esos estilos de vida» en la que los jóvenes cuestionan su conducta y vida en el mundo real comparada con la utopía del poder que muestran este tipo de programas.

El problema consiste en que también se adoptan conductas impropias y maneras de lograr los objetivos que no son los adecuados en una sociedad de leyes, o en apariencia de justicia.

No alcanzar esos estilos de vida puede derivar en una decepción lo que activa la cadena emocional y al no poder procesar toda esa carga mental los problemas explotan con una falta de sentido de la vida lo que lleva al suicidio.

Ya sea como lo plantea, Ucles o Žižek o Nolasco, en la sociedad hay un exceso en la apología a la violencia destructiva lo que se refleja en una ingobernabilidad y crisis continuas. Lo que está ahora llegando a descontrolar una ya debilitada salud mental de la población.

El ruido del claxon de los carros atrapados en el tráfico, los motocicistas, los buses y su constante irrespeto, las discusiones en el tráfico hacen que una persona, normal, común y silvestre pierda la cordura por un momento para responder una agresión verbal y convertirla en un problema personal que puede escalar a niveles de muerte.

Bullying

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y Cultura (UNESCO), en un informe del año 2017 se resalta que dos de cada diez escolares sufren de bullying en el mundo, lo que representa un aproximado de 246 millones de menores de edad.

Patricia Mackay comenta a El Pulso que durante los años 2010 y 2011 inició una investigación que demuestra que los primeros años de la pubertad son los más frágiles en lo que respecta al bullying, particularmente para el sexo masculino. De igual manera, pone sobre relieve que las condiciones para las niñas cambian. «Ellas son más de excluir socialmente, más de la burla. Los apodos son más comunes en los varones, el apodo de la burla, pero básicamente sus abusos son más físicos. Van en contra del patrimonio del jovencito, le botan la mochila, le rompen los cuadernos, lo golpean, le roban sus cosas.»

«Incluso descubrí que hay una manera, que no es nueva y poco se ha hablado de ella hasta que usted habla con los jóvenes víctimas de bullying, y es algo que se llama la  «toqueteada». Es esa costumbre de agarrar a un niño entre varios varones y prácticamente manosearlo y ultrajar todo su cuerpo. El niño dentro de su cultura machista se siente abusado, vulnerado en su masculinidad y esto le genera cuadros de depresión e ira.»

Mackay señala que como la violencia no excluye clase social ni sistema educativo, el bullying se puede dar tanto en la escuela pública con menores recursos como en centros educativos privados.

Las redes sociales

Un rumor, un chisme, como le quiera decir, algo tan intracendente como una actualización en el estado de Facebook, puede terminar en el homicidio de tres niños y el posterior suicidio del asesino, su padre, al enterarse que su esposa -la que desde hace dos años reside en España- cambio su estado civil en Facebook, bastó la malainterpretación de una tercera persona para que el chisme tuviera un costo muy, pero muy elevado:

Yohana Elizabeth Maradiaga Zepeda, hace dos meses actualizó su estado civil, incluso aclaró que no era que se había casado una segunda vez, sino que en un momento de ocio decidio llenar una casilla en Facebook, pero su intención no fue entendida, el post se convirtió en un chisme que llegó hasta su esposo, Óscar Efraín Blanco (30) quien en un ataque de celos, cólera, locura, -no bastarían todos los adjetivos- decidió que la venganza en contra la mujer que lo había traicionado sería matar a sus hijos, Eduardo Blanco (11), Maynor Blanco (9) y Óscar Blanco (6). Un suicida que mató a tres niños por desinformación.

En lo que va del 2019 se registran más de 310 suicidios sin que hasta el momento haya una respuesta por parte del gobierno, pero si muchas acciones encaminadas a desmitificar el suicidio y llevar el debate hasta la población, instituciones como El Teléfono de la Esperanza una organización sin fines de lucro que comenzó a operar en España y desde el 24 de junio de 2002 cuenta con representación en Honduras en donde realizan eventos: conferencias, talleres talleres de crecimiento personal sobre salud mental, emocional e intervención en crisis.

El daño emocional en las personas no es considerado un factor de peligro sino después de que existe una afectación propia o hacia terceros. Como lo expresa Javier Ucles «no es que el hondureño este loco, sino que no hay una atención hacia la salud mental y emocional”.

Otro factor a tomar en cuenta es el luto que deja el suicida en su familia, esa herida que deja una cicatriz durante mucho tiempo.

El suicidio puede prevenirse, buscando ayuda y hablando del tema.

Datos:
• Cerca de 800 000 personas se suicidan cada año.
• Por cada suicidio, hay muchas más tentativas de suicidio cada año. Entre la población en general, un intento de suicidio no consumado es el factor individual de riesgo más importante.
• El suicidio es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años.
• El 79% de todos los suicidios se produce en países de ingresos bajos y medianos.
• La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y las armas de fuego son algunos de los métodos más comunes de suicidio en todo el mundo.
A manera de prevención el Instituto Nacional de la Salud Mental (NIMH, por sus siglas en inglés) ha hecho esta lista de los comportamientos que pueden ser señales de aviso de que alguien está contemplando suicidarse:
• Hablar de querer morir o querer quitarse la vida.
• Hablar de sentirse vacío, desesperado o no tener una razón para vivir.
• Planear o buscar una forma de suicidarse, como investigar en línea, acumular píldoras o haber recientemente adquirido cosas potencialmente letales (por ejemplo, armas de fuego, cuerdas).
• Hablar de tener un sentimiento grande de culpa o vergüenza.
• Hablar de sentirse atrapado o de que no hay una solución a su problema.
• Sentir un dolor insoportable sea físico o emocional.
• Hablar de ser una carga para los demás.
• Consumir alcohol o drogas con más frecuencia.
• Actuar ansioso o agitado.
• Apartarse de los familiares y amigos.
• Cambiar los hábitos de alimentación o de sueño.
• Mostrar rabia o hablar de buscar venganza.
• Tomar riesgos que podrían conducir a la muerte, como conducir imprudentemente.
• Hablar o pensar sobre la muerte a menudo.
• Mostrar cambios de humor extremos y repentinos de muy triste a muy tranquilo o feliz.
• Regalar sus posesiones importantes.
• Despedirse de los amigos y los familiares.
• Poner los asuntos en orden o hacer un testamento.

Si alguna vez siente el deseo de suicidarse, o si alguna vez siente que todo está perdido, que no hay cabida en el mundo, busque ayuda. El Teléfono de la Esperanza ofrece orientación telefónica y atención psicológica anónima gratuita y especializada, puede marcar gratis el número 150.

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