JULIETA CASTELLANOS, LA PIEZA CLAVE DEL AJEDREZ POLÍTICO HONDUREÑO

EGO5 julio, 2019

Julieta Gonzalina Castellanos Ruiz es una pieza clave en el engranaje político del país, su condición de académica y representante de la sociedad civil le ha permitido ser parte de prácticamente todos los espacios de decisión del país.

Nació un ocho de enero de 1954 en San Francisco de Becerra en Olancho, es una reconocida académica y docente universitaria que llegó a ostentar la rectoría de la máxima casa de estudios por dos períodos, pero en su último período se enfrentó con una generación diferente de estudiantes que la pusieron a prueba al máximo, debilitando su imagen y entregó la UNAH en el máximo nivel de conflictividad en este siglo.

Julieta junto a otro grupo hondureños obtuvieron becas para estudiar Sociología en la Universidad de Costa Rica (UCR), inmediatamente después de esto se integraron a servir esa cátedra en la UNAH, gozando del cariño de miles de estudiantes a los que formó.

Cuando la mala gestión de los espacios de clase permitía tantos alumnos como el maestro tolerara con solo su firma en la boleta de matrícula, alumnos de Derecho buscaban siempre a Julieta para agregar la clase, y esta consciente de lo necesario que era para ellos cumplir con esta como requisito de otras materias, de buena gana los acogía, con el compromiso que asistirían y no le quitarían el espacio a otros alumnos que sí aprovecharían la oportunidad.

A la par de su vida universitaria desarrolló una importante carrera en organismos internacionales como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), donde participó en diferentes investigaciones y publicaciones que han revelado el rostro de Honduras a través de informes estadísticos e interpretaciones de la realidad nacional.

Junto a esto, ha sido miembro e investigadora del Centro de Documentación de Honduras (Cedoh), donde trabajó con otros intelectuales como Victor Meza, Leticia Salomón, Thelma Mejía y Ariel Torres entre otros.

Dejó la cátedra para fundar el Observatorio de la Violencia de la UNAH y el Instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS), con el financiamiento del PNUD y la Agencia de Cooperación Sueca para el Desarrollo Internacional.

El rol del Observatorio como ente científico en la vida del país es incuantificable, ya que a través de rigurosas investigaciones logró cuantificar la incidencia de la violencia en la sociedad hondureña, sobre todo a través de sus informes donde reportaban y contrastaban el discurso oficial de las muertes en Honduras en momentos difíciles cuando se llegó a calificar a Honduras como “el país más violento del mundo”.

Esto le dio una alta relevancia y responsabilidad a Julieta y su equipo, validar o desmentir a las instituciones oficiales que mantenían el monopolio de la información de la violencia que carcome al país.

En el año 2009 fue nombrada como rectora de la UNAH por un período de cuatro años, luego de que fuera retirado Jorge Abraham Arita por incompetencia en el cargo.

En el nombramiento de Castellanos entraron en juego muchos factores, según un miembro del Consejo Universitario que eligió a Castellanos en ese momento, nunca fue presentado el currículo de esta ante el Consejo, se puso en expediente pero el proceso continuó sin reparar en esto, era como si prácticamente se tuviera definido que ella sería la próxima rectora.

Para algunos Julieta era la persona idónea para tomar el control de la UNAH en ese momento, ya que en el marco de la reforma universitaria había una gran cantidad de procesos que no se podían llevar a cabo por una fuerte resistencia entre docentes y empleados de la máxima casa de estudios y miraban en ella el valor, carácter e independencia para lograrlo.

De manera general lo logró, puso orden en las finanzas y desarticuló a una buena parte de un sindicato que no permitía el avance de la reforma universitaria, priorizó la inversión en infraestructura sobre el pago de salarios.

A pocos meses de tomar el mando en la UNAH se enfrentó a su primer reto, con el golpe de estado a José Manuel Zelaya se reactivó el dormido movimiento estudiantil, quienes se enfrentaban constantemente a los policías y militares. En una de tantas protestas ella salió a la calle a defender a estudiantes de las agresiones y fue embestida por un policía con su escudo, pero logró mantener la universidad relativamente estable a pesar de la situación del país.

También formó parte de Comisión de la Verdad y la Reconciliación en Honduras, que tuvo como propósito esclarecer los hechos tras el Golpe de Estado donde entrevistaron y recopilaron los sucesos de ese período oscuro de la historia del país.

Una desgracia personal la marcó, cuando en octubre de 2011 su hijo de 22 años de edad, Rafael Alejandro Vargas Castellanos junto a su amigo Carlos Pineda, fueron asesinados por cuatro oficiales de la policía.

Al salir de una cena en la colonia Miraflores de Tegucigalpa, a eso de la una de la madrugada, fueron interceptados y asesinados por varios policías a bordo de la patrulla 92. Los cuerpos de ambos estudiantes fueron encontrados sin vida once horas más tarde.

Luego de detener a los dos estudiantes, los mataron y después de matarlos los oficiales regresaron al lugar para ver si las víctimas tenían objetos de valor, posteriormente llevaron a lavar la patrulla al bulevar Kuwait.

Por presiones de la propia Julieta y otros entes de investigación, se logró resolver el crimen y condenar a los policías, esto a pesar que agentes de la extinta Dirección Nacional de Investigación Criminal (DNIC), encubrieron pruebas para aparentar un asesinato debido a la delincuencia común.

Luego de esto presionó para que una comisión supervisara la limpieza de la policía nacional, una idea que fue aprobada por el Congreso y dio pie a la creación de la Comisión Depuradora de la Policía  Nacional.

En el año 2013 terminó su período como rectora, pero por la falta de representación de diversos sectores en el Consejo Universitario no se podía elegir a un nuevo rector, por lo que quedó como rectora interina por un período de dos meses mientras se eligió al próximo titular de la universidad.

A través de la recolección de firmas de un grupo de estudiantes presentó una iniciativa ciudadana ante el Congreso Nacional, la cual fue aprobada con lo que se reformó la Ley Orgánica de la UNAH permitiéndole postularse para ser reelecta. La Junta de Dirección Universitaria acordó su reelección por el periodo 2013-2017.

En las elecciones nacionales de 2013 se postuló Juan Orlando Hernández del Partido Nacional contra Xiomara Castro de Zelaya de Libertad y Refundación (Libre), al perder el partido de izquierda denunció un fraude dándose masivas protestas a nivel nacional, esta sería la raíz de un nuevo levantamiento de los estudiantes que terminaron organizándose y enfrentándose hasta el día de hoy a las autoridades universitarias.

Los estudiantes, en contra de Hernández, realizaban convocatorias a manifestaciones vestidos con camisas negras, realizaban reuniones en todos los edificios y salían a las cercanías de todos los campus a nivel nacional para protestar, fueron unos de los últimos en claudicar en la lucha contra lo que ellos consideraban un fraude electoral.

Pero la semilla de la protesta y organización se sembró en tierra fértil y comenzaron a protestar contra los planes de desarrollo en la UNAH que no compartían, sobre todo peleando por la reorganización de la Federación de Estudiantes Universitarios de Honduras (FEUH) y el ocupar espacios que estaban consagrados en la Ley Orgánica de la UNAH como representantes estudiantiles electos (y no nombrados de dedo) y la instauración de los comités técnicos de carrera.

La gota que derramó el vaso fue cuando el Consejo Universitario aprobó unas normas académicas que afectarían a los estudiantes, según estos era un tipo de privatización de la educación superior y en vez de ayudarles expulsaría de la UNAH a miles de estudiantes, sobre todo a los de bajos recursos.

En las Normas Académicas aprobadas se aumentó el índice de aprobación de una clase de 60 a 70 por ciento y se limitó a tres veces la oportunidad de repetir una clase o tendría que abandonar la carrera que estudiaba.

También incluía una tabla de unidades valorativas, que condicionaría la cantidad de clases que se podrían matricular con base en el promedio que se obtuviera en el período anterior.

El conflicto llegó a sus picos más altos en los años 2016 y 2017, cuando los estudiantes organizados por facultades en el Movimiento Estudiantil Universitario (MEU) prácticamente se apoderaron de la máxima casa de estudios realizando tomas de edificios o de los campus completos e impidiendo las clases por semanas y hasta meses.

La reacción de las autoridades de la UNAH fue la de denunciar estas tomas ante el Ministerio Público, lo que llevó a la acusación penal de más de 200 estudiantes desde el 2015, de estos tres fueron condenados y muchos de los procesos siguen en proceso.

En el marco de estas protestas la imagen pública de Castellanos por primera vez se vio criticada, luego de un desalojo policial a la máxima casa de estudios, el licenciado en periodismo y jubilado de la UNAH luego de más de 30 años de trabajo, Jorge Palma, aseguró que Julieta Castellanos no tenía título universitario, lo que creó un sisma alrededor de ella.

A los pocos días de forma pública y como control de daños en un foro en televisión fue presentada la denuncia de Palma y Julieta entre nerviosas risas negó el hecho y presentó copias del documento, estas también estuvieron disponibles en la UNAH para todo el que quisiera comprobarlo, pero el daño estaba hecho, la imagen de Julieta no era la misma.

En su gestión se transformó en estructura física a la universidad como nunca antes, invirtiendo 3,718 millones de lempiras en más de 80 obras, aunque la mayoría de los fondos se destinaron a la Ciudad Universitaria en la capital.

 

Cada vez que un conflicto escala en el país y es necesaria la mediación o la intervención de la sociedad civil Julieta es una de las primeras elegidas para integrar estas, debido a su independencia y capacidad, el ejemplo perfecto está en la recién disuelta Comisión Interventora de la Salud, de la cual formaba parte.

Allá por el 2015 se le mencionaba como una posible candidata presidencial, lo que ahora se acostumbra a llamar un “oustider”, o sea alguien con un perfil muy alto pero sin membresía en la política partidaria. Castellanos nunca ha militado ni expresado su preferencia por ningún partido, por lo que se vinculó en algún momento tanto al Partido Nacional como al Liberal, pero esto quedó solo como un rumor.

En el libro “Crónicas Negras desde una región que no cuenta”, escrito por Sala Negra del Periódico Digital El Faro de El Salvador, se refieren de la siguiente forma de Julieta “Luego de lo que pasó, hay quienes en Honduras se atreven a profetizar que la rectora Julieta Castellanos sin quererlo, producto de la circunstancia, se está labrando un camino al estrellato político. Denunció el crimen de Alejandro y de Carlos David, exigió depuración y lideró la construcción de un proyecto de reforma que está en manos del Congrego.Si ya era conocida en Honduras, su imagen se proyectó exponencialmente en los medios en los últimos cinco meses. El país la ve como una heroína”.

Fue considerada por la revista Forbes como una de las 50 mujeres más poderosas de Centroamérica y por la revista Foreign Policy como uno de los 100 pensadores más influyentes del mundo

Refrenda su influencia cuando en el año 2013 recibió del Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, el premio Mujer de Coraje.

“Incluso cuando la policía hondureña asesinó a su hijo hace dos años, Julieta rehusó agachar la cabeza o rendirse… ha organizado a otros fuera del gobierno para que se conviertan en una voz poderosa en favor de la justicia, la seguridad y la protección de los derechos humanos”, dijo Kerry.

 

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