Mediante un enérgico comunicado los obispos miembros de la Conferencia Episcopal de Honduras se expresaron ante la crisis que vive el país y solicitan a los actores políticos, sociales y gremiales encontrar una solución alejada del egoísmo y cercana a la solidaridad.
Como miembros señalan el alto costo de la vida, el crimen, la violencia, el desempleo, la deficiencias, las graves deficiencias en los sistemas de salud y educación, la corrupción y otros problemas como elementos susceptibles de provocar conflictos, “tanto o más graves que los que estamos viviendo”, problemas como la forma de legislar en el Congreso Nacional, en las decisiones del poder ejecutivo, la crisis en los servicios públicos y de transporte.
La conferencia hace un llamado a la razón y a ser más eficientes en la resolución de conflictos para que Honduras no se hunda en una crisis aún peor que la que se ha tenido en días anteriores.
Aceptan también que es “dolorosa y comprensible la indignación de la mayoría de la población, el sufrimiento de los más pobres, la decepción de los jóvenes, el miedo de los migrantes, la angustia de los enfermos, la impotencia frente a la corrupción y la impunidad el cansancio de quienes luchan por una Honduras mejor sin ver resultados”.
Señalan que la forma incorrecta de manejar los poderes del Estado permite que los conflictos adquieran gravedad y sean los causantes de los problemas, también llaman la atención de no poder resolver las crisis “con los recursos propios de una democracia participativa” “dejando que el paso del tiempo haga que se resuelvan” sin poner atención que eso aumenta la conflictividad.
Son conscientes de que las manifestaciones tienen un espíritu pacifico y advierten de no permitir las infiltraciones que generan violencia y “demeritan la finalidad que persiguen” ponen atención en que “algunas actuaciones policiales pueden calificarse como de fuerza desproporcionada”.
Llaman la atención a la violación de la Constitución por conveniencia, la dependencia de poderes y al Congreso Nacional “que se ha convertido en un teatro de pésimos actores” los que le han dado “la espalda al pueblo”.
Urgen por un “poder electoral que garantice la transparencia de los sufragios” para que se acabe de una vez con los delitos electorales.
No creen en las reformas al nuevo Código Procesal Penal y aseguran que es una “falsa reforma” que protege a corruptos y narcopoliticos con la apariencia de ser mejor por “endurecer las penas a los supuestamente más peligrosos que acostumbran ser los jóvenes marginados y los pobres desesperados por subsistir”.
Ante todo estos señalamientos dicen un ¡Basta ya! Ante todo lo que no permite enderezar el camino del país para el beneficio común, en ese sentido piden el respeto a la ley, la restitución de la confianza en las personas y en la institucionalidad, una ética política, la búsqueda de la verdad, y el diálogo que lleva a la solidaridad “como fruto de la preocupación de unos por otros” para finalizar hacen un llamado a la sociedad para sumarse a la búsqueda de soluciones que puedan rescatar al país, ya sean pactos, acuerdos, reformas, plataformas, plebiscitos o referéndum para que se vaya tomando conciencia de que un camino para mejorar es posible.
