HISTORIA DEL «JAZZ»

ALG22 julio, 2016

PARTE UNO

Se cree que la palabra Jazz fue acuñada en Chicago en 1914, mucho tiempo después de haber nacido el estilo musical al que correspondía. No se puede saber con exactitud de donde surgió la palabra. Algunos dicen que es la alteración de un término obsceno de la época isabelina: «jass». Otros sostienen que es la degeneración del nombre Charles, que por apócope quedó en «Chas» o «Jas», suponiendo que, probablemente, Charles fue un músico negro muy popular. Otros más insisten en que proviene del «jasbo», palabra que circulaba, desde mucho tiempo atrás, por los espectáculos de canto cómico.

De todos modos, en 1915, un conjunto denoinado Original Dixieland Band estaba actuando en el Club Boosters de Chicago. Una noche, el público se mostraba particularmente receptivo a las interpretaciones de la banda y no cesaba de pedir repeticiones, clamando que quería oír «más jass». Poco después de este episodio, la Original Dixieland Band añadió a su nombre la palabra «jass» y otros muchos conjuntos similares de Chicago hicieron lo mismo. Variety señaló esta tendencia el 27 de octubre de 1916, afirmando lo siguiente: «Chicago ha añadido otra innovación a la lista de sus descubrimientos, con las llamada bandas de jazz. La banda de jazz se compone de tres o más instrumentos con los que se toca música convencional. El College Inn y, practicamente todos los demás lugares de diversión de alta categoría, cuentan con una banda de jazz, mientras que todos los lugares de menor prestigio pueden tener también orquestas de jazz debido a su bajo costo». Tanto la palabra Jazz como el estilo musical correspondiente, aparecieron por primera vez en la etiqueta de un disco, en marzo de 1917, fecha en que la Victor lanzó una grabación que incluía las piezas «Livery Stables Blues» y «Tiger Rag», interpretadas por la original banda Original Dixieland Jazz Band.

King Oliver's Creole Jazz Band
King Oliver’s Creole Jazz Band

Puede ser que se desconozca el origen de la palabra jazz, no así el de la música misma que brotó de las tonadas, las danzas, los clamores religiosos y las canciones de pesadumbre y de trabajo de la gente de color. A su vez, esta música negroide se había derivado de la del África Occidental, de ritmos africanos complejos y variados, de vigorosos acentos y síncopas muy marcadas. Inclusive la tonalidad de los blues y si ténica caracterizada por breves «cadencias» (interpretadas por un solista que improvisa durante una pausa de la orquesta) y por la «llamada y la respuesta» —elementos todos ellos básicos del jazz— tienen su origen en la música del África Occidental.

El negro estadounidense combinó algunos de estos elementos primitivos de la música del África Occidental con las nociones musicales más «refinadas» que poseían los europeos, con los cuales se tropezó en el nuevo mundo. Así evolucionó un nuevo género de canciones en las cuales vertió el negro su profundo sentimiento religioso, su inmensa pesadumbre y su extraordinaria vitalidad. Los negros, dotados de gran sensibilidad musical, inventaron canciones para el culto religioso, para aliviar el dolor y como válvula de escape ante la opresión.

Las innovaciones introducidas por el negro en sus canciones, fueron a menudo el resultado de hechos accidentales y no el producto de un plan. Cuando cantaban en el trabajo, no solamente iba creando estrofas en las que describía las condiciones en que trabajaba, sino que, como resultado de sus aptitudes especiales para la improvisación, iba desarrollando gradualmente nuevas melodías para esas estrofas. Las melodías que su fantasía realzaba en forma tan espontánea, acusaban la influencia de las condiciones en que habían sido creadas. Sin disponer de un instrumento musical que le permitiera graduar los tonos con exactitud, el negro se complacía en desviar las entonaciones de una manera curiosa; ésta consistía en dejar que su voz ascendiera y descendiera hasta alcanzar tonos ajenos a la escala básica y empleando a veces intervalos más pequeños que los intervalos de cuatro tonos, aceptados tradicionalmente. También interpoló gruñidos y quejidos dentro de su melodía, siguiendo el ritmo del agobiante trabajo corporal que realizaba en los campos, minas y túneles.

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Cuando el negro evolucionó desde la etapa del canto a la ejecución de un instrumento de viento, adquirió su pericia interpretativa siguiendo, íntegramente, el azaroso método de ensayo y errores. DE Esta manera llegó a dominar técnica, sonidos y timbres que eran diferentes a los ortodoxos, del principio al fin, y que no se encontraban en ningún libro de texto ni en música impresa alguna. Puesto que no sabía leer una sola nota musical, tuvo que dejarse llevar, cada vez más lejos, por sus dotes naturales para la improvisación, a base de tejer figuras y tonadas caprichosas alrededor de melodías conocidas, sin otra guía que el instinto y la emoción. En su modo de tocar trató de imitar la cualidad áspera y gutural del canto, por el que sentía tanta predilección. Con tal fin se las ingenió para producir una especie de tono gutural, que desde entonces se identifica como «sucio» y que no se encuentra en ninguna otra clase de interpretación.

Tomado del libro: History of popular music (Barnes & Noble, 1961)

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