EL RETORNO DE LOS PATRICIOS

ALG29 noviembre, 2017

Tegucigalpa – Lo que nos enseña este proceso electoral es que durante todos estos años al presidente lo elegían las cúpulas, que mediante acuerdos a la sombra paraban los conteos para bien de la gobernabilidad. Así seguramente se acordaban los candidatos en los procesos internos, quien ganaba y quien perdía curules al Congreso Nacional.

La diferencia ahora es la nueva composición política que se ha venido formando desde el golpe de Estado que fragmentó al Partido Liberal. El nuevo bipartidismo, que se vuelve evidente en este proceso, desplaza al Partido Liberal a condición de partido minoritario y el partido Nacional, demasiado confiado en una estructura de partido que creían invulnerable, y un proyecto de reelección cuyo rechazo resuena en una buena parte de la población, no accedieron a acordar un ganador, sin la tortuosa tarea del conteo total de las actas.

El escenario resuena al de noviembre de 2005, cuando Manuel Zelaya venció a Pepe Lobo por el 3% de los votos y Lobo, cumpliendo con el pacto de gobernabilidad, accedió a no continuar con el conteo de más de 2,000 actas, según trasciende ahora.

En aquella ocasión fue Arístides Mejía quien, desde el Tribunal Supremo Electoral se adelantó declarando a Zelaya como ganador por la “tendencia irreversible” de los primeros conteos.

Pepe pataleó un par de días, pero finalmente aceptó y dió inicio la administración Zelaya, un gobierno que de entrada se mostró débil en parte por el apretado resultado.

Para sobrellevar esa debilidad de origen (al igual que lo haría Lobo en condiciones más amplias con su Gobierno de Unidad Nacional), la administración Zelaya comenzó una especie de “gobierno de unidad liberal”, incorporando en puestos de ministerios a todos los contrincantes y caudillos de las fuerzas de oposición en el proceso interno.

18 meses después duró ese matrimonio. Luego Manuel Zelaya Rosales comenzó a separarse de la vieja guardia de su partido incorporando a su Gabinete a amigos de su natal Olancho y a los llamados “patricios».

Así, el ministro de Seguridad fue Álvaro Romero; en Salud estaba Yenni Meza; el designado en Gobernación y Justicia fue Edmundo Orellana Mercado; el de Agricultura, Héctor Hernández; el de Educación, Marlon Breve; el ministro del FHIS, César Salgado y el director de la DEI , Armando Sarmiento.

El ministro de Soptravi, Saro Bonano, fue uno de los escasos miembros de la vieja guardia que se incorporó al gobierno de poder ciudadano y que después siguió con la administración de facto de Roberto Micheletti.

Los “patricios» se le conoce al pequeño grupo de liberales cercanos a Zelaya que se agrupan tras el liderazgo de Patricia Isabel Rodas Baca.

Milton Jiménez, fue canciller; Arístides Mejía fungió, entre otras carteras, como ministro de Defensa; Enrique Flores Lanza fue el asesor presidencial en materia jurídica, luego vice presidente, y la titular de Recursos Naturales y Ambiente la tenía Mayra Mejía.

La única corriente liberal con presencia dentro del gobierno de Zelaya fue la «Jaimista», representada por Yani Rosenthal.

Fue con este grupo que Zelaya gobernó a partir de 2008, cuando comenzó el distanciamiento con las estructuras corroídas del partido Liberal. Ambos grupos, liberales y patricios son responsables de la crisis que llevó al golpe de Estado de 2009.

Ahora, que Zelaya acaricia una nueva victoria política al llevar a Salvador Nasralla al triunfo electoral (hasta que el TSE diga lo contrario), los patricios reaparecen y se agrupan ahora como defensores del voto popular.

Ya Arístides Mejía se había incorporado a la Alianza convirtiéndose en uno de los más cercanos asesores del candidato Nasralla; luego aparece Patricia Rodas en la celebración de la victoria frente al TSE, y ahora vemos a Milton Jiménez Puerto y Edmundo Orellana Mercado en foros, siempre defendiendo la voluntad popular.

Habrá que ver si con la salida a escena de los patricios no se despiertan las fuerzas que le antegonizaron a Zelaya aquel 2009 que nos llevó a las calles o si, como cúpulas, logran consensuar al próximo presidente.

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