El premio Álvaro Contreras y las anomalías del periodismo en Honduras

El Premio Nacional de Periodismo Álvaro Contreras es el máximo galardón a la trayectoria periodística en nuestro país. Convocado y nominado por el Colegio de Periodistas de Honduras y emitido por el Poder Legislativo, desde 1983 es entregado anualmente, en una fina ceremonia rodeada de las figuras más influyentes al más alto nivel en la vida nacional.

Como en todos los ámbitos, el asunto de a quién se le brinda honor y qué trayectorias son reconocidas nos brinda una perspectiva del emisor de tales honores, sus valores, afinidades y su concepto de objetividad, que en materia periodística es objeto del mayor estudio y debate, ya que sobre este aspecto particular descansa el prestigio vital de la credibilidad. Con eso en mente, es menester conocer más sobre los dos institutos responsables por este premio: el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) y el Congreso Nacional de Honduras.

Mauricio Oliva, presidente del Congreso Nacional de Honduras, con Eduin Romero, presidente del Colegio de Periodistas de Honduras.
Mauricio Oliva, presidente del Congreso Nacional de Honduras, con Eduin Romero, presidente del Colegio de Periodistas de Honduras.

El Colegio de Periodistas de Honduras se constituyó como entidad el 15 de Agosto de 1979, a instancias del régimen militar de Policarpo Paz García, que había desarrollado una ley orgánica para el Colegio de Periodistas como una forma de regular la labor en este rubro. Las luchas enarboladas por este instituto eran la regulación de los salarios para periodistas, el establecimiento de fondos cooperativos para apoyarlos y la emisión de pronunciamientos y comunicados oficiales sobre los temas imperantes en el colectivo social. Sin embargo, llegada la era democrática, la organización fue tomando un tinte político, que se marcaba cada vez más conforme pasaban los años. Prueba de ello es ver la correspondencia de las afiliaciones políticas entre los presidentes del CPH y los presidentes de la república. Durante el gobierno de Carlos Flores Facussé, uno de los hombres más poderosos del Partido Liberal, Elan Reyes, aliado eterno de Rodrigo Wong Arévalo, fungió como presidente del CPH hasta el final de su gobierno, en 2002, cuando Ricardo Maduro, candidato del Partido Nacional, asumió la presidencia, y entonces Juan Ramón Mairena, afín al Partido Nacional, asume la presidencia del CPH. En este punto, parece que llegamos a una especie de eterno retorno que habría de romperse hasta el 2015: Elan Reyes vuelve a la presidencia del CPH en 2006, durante los gobiernos de Manuel Zelaya y Roberto Micheletti, y Juan Ramón Mairena se reelige a la entrada del gobierno de Porfirio Lobo, desde el 2010 hasta el 2015, cuando finalmente resulta electo Eduin Romero, quien también había figurado en las juntas directivas de la CPH desde la época de Mairena.

En cuanto al Congreso Nacional de Honduras, desde el 2010 se encuentra bajo el poder del Partido Nacional, plataforma desde la que Juan Orlando Hernández, entonces presidente del legislativo, allanó el camino para su candidatura y posteriormente para su gestión en el ejecutivo, orientada hacia la reelección presidencial como punto principal de trabajo. Es de hacer notar que el Congreso Nacional de Honduras también tiene una serie de premios al periodismo denominados Premios Parlamentarios, que se entregan paralelamente al premio Álvaro Contreras, entre los cuales se encuentra el premio Froylan Turcios, el premio Rosario Sagastume, viuda de Ferrari, premio al mejor cronista parlamentario y otros premios reconociendo la labor de camarógrafos, fotógrafos y periodistas. En 2014, Eduardo Maldonado, dueño del canal y la emisora radial HCH, fue acreedor al premio Rosario Sagastume, viuda de Ferrari.

Considerando lo anterior, es sumamente interesante observar a los galardonados de años anteriores, tanto del Premio Nacional Álvaro Contreras y de los Premios Parlamentarios. En 2009, previo a la crisis política que se viviría ese año y bajo la presidencia que Elan Reyes ejercía en el CPH, Francisco Javier Mejía, periodista que labora desde su fundación en Canal 10, Televisión Educativa Nacional, cuyo dueño es Rodrigo Wong Arévalo, recibe el premio nacional Álvaro Contreras. En 2010, luego de la crisis del golpe de Estado a Manuel Zelaya Rosales, Renato Álvarez, director de noticias de TN5 y del foro Frente a Frente, en Televicentro, es el receptor del galardón. En 2011 lo recibiría Jorge Talavera Sosa, ex director y periodista en Diario La Tribuna. Edgardo Melgar, director del noticiero Hoy Mismo y del foro 30/30, también en Televicentro, sería el premiado en 2012. Nahúm Valladares Valladares, director de Emisoras Unidas, recibiría el galardón en 2013, seguido en 2014 por Jonathan Roussel Toledo, columnista en Diario La Tribuna. En 2014 el premio es otorgado a la cuarta mujer en recibirlo: Marlen Perdomo, fundadora del diario Proceso Digital, seguida en 2015 por la quinta mujer entre treintaitrés homenajeados, en recibir el premio: María Antonia Martínez, directora de Diario El Heraldo y Diario La Prensa. Finalmente, llegamos a la actualidad, donde el receptor de la presea es Carlos Mauricio Flores, actualmente director de Diario El Heraldo.

Ceremonia de entrega del Premio Nacional Álvaro Contreras, en el salón del BCIE.
Ceremonia de entrega del Premio Nacional Álvaro Contreras, en el salón del BCIE.

La ceremonia de premiación para Carlos Mauricio Flores contaba con la pompa y circunstancia debidas para la altura de la ocasión. En la mesa principal tomaron asiento el presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva; el presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Eduin Romero; el presidente de la república, Juan Orlando Hernández, acompañado de la primera dama, Ana García, y la vicepresidenta del Colegio de Periodistas de Honduras, Doris García.

El evento comenzó con las palabras del presidente del Colegio de Periodistas de Honduras, Eduin Romero, quien además de congratular y exaltar la labor de Carlos Mauricio Flores en sus diferentes facetas, se tomó el tiempo para afirmar que «los políticos sólo pueden ascender a sus máximas aspiraciones apoyándose en los periodistas». Asimismo, afirmó que el CPH, en cualquier conflicto que concierna a los periodistas, «aboga por sus agremiados». Llamó a la unidad nacional y pidió dejar de lado «banderas sectarias y perversas», y reiteró que la prensa libre es el pilar de la democracia en el país.

Carlos Mauricio Flores, director de Diario El Heraldo, en su discurso de aceptación.

Luego fue el turno de Carlos Mauricio Flores de dar su extenso discurso aceptando el galardón. Entre sentidos agradecimientos a su madre y a su familia, el director de Diario El Heraldo resaltó la situación de corrupción y violencia que impera en la realidad nacional actualmente. «Damas y caballeros, señor Presidente, señor fiscal de la República: El país, nuestro país, vive momentos especiales en la lucha contra la corrupción e impunidad. Los hondureños estamos hartos, cansados de tanta impunidad. La sociedad exige y pide a gritos no más impunidad, no más impunidad, no más impunidad. Hay que quitar esa maldita coraza, hay que quitarle la máscara a esos que por medio de la violencia quieren ponernos de rodillas, o que hacen oscuras alianzas con el crimen y el narcotráfico. Hay que limpiar las instituciones de aquella escoria que como un cáncer busca expandirse y contaminar la sociedad». Flores prosiguió poniendo en evidencia las estadísticas de muertes violentas de comunicadores sociales, que en el 95% de los casos quedan en impunidad. Asimismo, calificó de «una bofetada al rostro de los pobres y una burla a la esperanza de los hondureños» la corrupción institucionalizada, que según sus cálculos desfalca diez mil millones de lempiras al año de los fondos públicos. Flores aprovechó su discurso para honrar la memoria de Alfredo Landaverde y Julián Arístides González, otorgando una caricatura en su homenaje a las viudas de ambos. Afirmó, en cuanto a la violencia, que «los periodistas, los comunicadores sociales, hemos aportado una enorme cuota de sacrificio y todavía hay una deuda pendiente del Estado». Concluyó su efusivo discurso con la siguiente reflexión sobre los periodistas: «Los periodistas somos periodistas, no podemos ni debemos ser mercaderes de la información, ni serviles del poder, ni esclavos del sectarismo, ni voceros del odio, ni aduladores de políticos inescrupulosos y oportunistas, ni sumisos de la cobardía, ni cautivos del dinero, ni promotores de la destrucción. Los periodistas somos y debemos ser fieles a la verdad y a la credibilidad, adictos a la calidad, caballerosos con el honor, sensibles al dolor y solidarios con el prójimo».

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El presidente Hernández en su discurso durante la entrega del Premio Nacional Álvaro Contreras.

Para concluir con la ceremonia, el presidente de la república, Juan Orlando Hernández, se aprestó al podio para dar sus palabras. No obstante, lejos de felicitar al gremio periodístico con los  habituales agasajos, el presidente se mostró serio, casi molesto. «Hay cosas que se hacen bien y otras no muy bien», dijo al principio de su discurso, donde afirmó que como aún habían cosas que no se estaban haciendo de la mejor manera, él debía tomar la responsabilidad y decir cuáles eran esas cosas. El presidente, seguidamente, procedió a hablar en contra de la cobertura de sucesos, afirmando que la forma en la que se llevaba a cabo este tipo de cobertura «está construyendo algo que no va a permitir que el germen de la esperanza se desarrolle», especialmente en la niñez expuesta a esas imágenes. Luego recriminó que los medios no hubieran publicado con la suficiente sonoridad la nueva calificación en Moody’s. Reiteró, una y otra vez, que Honduras ha mejorado, y que los medios de comunicación no lo están reflejando adecuadamente. «Si seguimos instalando en la conciencia de nuestro pueblo que aquí todo es malo (…), podremos estar siendo parte de la mayor tragedia de nuestro país», afirmó, en referencia a la labor de los periodistas. Acusó a medios y periodistas, sin decir nombres, de vertir «perversas» críticas en su contra, con lenguaje impropio, y que en esos casos rehusaba a contestar. «Tengo una gran coraza», afirmó.

En el salón del Banco Centroamericano de Integración Económica reinaba un silencio extraño, roído por murmullos. Entre tanto, el presidente seguía hablando, manifestando que muchos empresarios estaban incómodos con su gobierno. «Se los he dicho en privado, pero como la cosa no cambia se los digo en público». Siguió argumentando contra el periodismo que calificó de insensible, «y dice cualquier barbaridad y atropella y destruye». Finalmente, concluyó felicitando a su gabinete por la nueva calificación de Moody’s, reiterando que su campaña política (de reelección) consistirá en seguir trabajando y pidió a los políticos que lo dejaran trabajar.

La tendencia es clara al ver los datos: el Premio Nacional de Periodismo Álvaro Contreras es otorgado a los representantes más importantes de los medios de comunicación más grandes del país, medios que hasta hace unos años eran capaces de moldear, sin restricción alguna, la opinión del pueblo hondureño. Los nexos entre la política y estos medios de comunicación son evidentes, y se reflejan no solamente en quiénes son los dueños, presidentes y directores de estos medios, sino en el día a día de las publicaciones que moldean, a favor de los intereses políticos que representen, las noticias de nuestra realidad nacional.

Jorge Canahuati, presidente de Grupo Opsa (El Heraldo/ La Prensa) conversando con Hilda Hernández, ministra de Estrategia y Comunicación.
Jorge Canahuati, presidente de Grupo Opsa (El Heraldo/ La Prensa) conversando con Hilda Hernández, ministra de Estrategia y Comunicación.

El discurso del Presidente de la República, si bien es cierto marca una diferencia en la forma en la cual los mandatarios se han dirigido a los periodistas en las celebraciones conmemorando su labor, revela también la otra cara de las relaciones públicas: el vaivén de «me das, y te doy». Hernández exige, públicamente, lo que siente que no le han otorgado los medios de comunicación: reconocimientos a su gestión gubernamental y complicidad en encubrir aquellos hechos y noticias que dañen la imagen de su gobierno. ¿Qué ha entregado el presidente y su gobierno a cambio de esta dádiva que él no considera satisfecha? A ciencia cierta no es posible saberlo, pero basta con ojear los medios de comunicación que representan los premiados con el Álvaro Contreras este año (y los anteriores) para saber que la mayor parte de la pauta publicitaria del gobierno está colocada en ese sector.

Es irónico que el Premio Nacional de Periodismo Álvaro Contreras sea, en mayor medida, entregado a comunicadores y periodistas que se han comportado como aliados de los gobiernos de turno, considerando que Álvaro Contreras, a lo largo de su carrera, no tuvo reparos en denunciar y oponerse a gobiernos que consideró hostiles a los Derechos del Hombre, tanto en Honduras como en el resto de Centroamérica. Es aún más irónico que este premio provenga de una institución que no representa la totalidad del gremio periodístico y que sirve meramente para acomodar adeptos en posiciones que validen la gestión de quien ostenta el poder. Lo que es más irónico todavía, sin embargo, es la actitud de muchos galardonados con este premio, que viéndose en la nebulosa del no man’s land que bordea la política y el oficio de periodista se creyeron invencibles y penetraron hacia aquel otro lado, abandonando la ética y los principios de su labor, y se vendieron a quien tuviera la plata en el momento. Sin embargo, como mencionó Carlos Mauricio Flores que le dijera la licenciada Vilma Rosales cuando laboraba en Diario Tiempo, «El peor error de un periodista es creer que está en el poder».

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Conozca quién fue Álvaro Contreras dando click a éste enlace:  ÁLVARO CONTRERAS, SÍMBOLO DE REBELDÍA FRENTE A LA BARBARIE

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