EL NOBEL QUE QUISO HACERLO EN HONDURAS

EGO16 octubre, 2018

Por Julio Raudales

Conocí a Paul Romer hace ya bastantes años, cuando participé en un curso de verano sobre políticas públicas en la Escuela Kennedy de Gobierno de la Universidad de Harvard.

Muchos años después, en el 2011, me reuní con él en ocasión de una visita que hizo a Honduras para exponer una de sus ideas mas novedosas: La construcción en los países subdesarrollados de las llamadas Charter Cities o “Ciudades Modelo”, como germen para el desarrollo de nuestro país.

Lo anterior viene a mi memoria, porque el lunes pasado, la Academia Sueca de Ciencias anunció que para el año 2018, el Premio de Economía en Memoria de Alfred Nobel será entregado a Romer y a William Nordhaus, en virtud de que, cada uno por su lado, ha hecho aportes innovadores para el desarrollo de la macroeconomía: Nordhaus en la parte ambiental y el cambio climático y Romer en la aplicación de la innovación a los modelos de crecimiento económico de largo plazo.

 Recuerdo que, en un almuerzo, el profesor Romer me dijo que la propuesta de desarrollo territorial que estábamos intentando empujar desde la Secretaría de Planificación, se complementaba muy bien con su idea de crear regiones o zonas especiales en donde las reglas funcionaran de manera eficiente y pudiesen por ello, darse las condiciones para el desarrollo económico que se observa en los países ricos.

Esta idea la extrajo el ahora Premio Nobel, luego de observar la forma en que ciudades como Hong Kong y Singapur, siguiendo las reglas del mercado y mediante el desarrollo de las instituciones necesarias para su buen funcionamiento, han logrado generar condiciones adecuadas para el crecimiento de sus zonas aledañas. Esto es lo que explica en buena medida, que China, su vecino comunista, sea ahora la segunda potencia económica en el mundo. El crecimiento, pero, sobre todo, la reducción de la pobreza en China, son una realidad, sobre todo en las ciudades que están mas cerca de los dos emporios de la libertad vecinos de El Dragón.

Me gusta mucho, además, el análisis histórico que el profesor Romer hace, sobre el origen del capitalismo. Al explicar los beneficios de las Charter Cities, el economista norteamericano, recuerda como las ciudades o burgos se convirtieron en la auténtica alternativa en el siglo XVIII en Europa, para las personas con nuevas ideas y los trabajadores que deseaban huir de la esclavitud y la miseria que la sociedad feudal les obligaba a padecer en aquel tiempo. Es decir, las ciudades o burgos fueron la semilla del capitalismo y el desarrollo que el mundo ha experimentado en los últimos siglos.

El galardonado profesor de la Universidad de Nueva York, plantea la importancia de utilizar el tráfico de ideas y la innovación para lograr que las sociedades menos desarrolladas alcancen efectos significativos en beneficio de su población. Sobre todo, hace hincapié en que, para garantizar el flujo adecuado de estas ideas, es necesario el desarrollo de instituciones fuertes, que faciliten el cumplimiento de las “reglas” o el estado de derecho, elemento crucial para diferenciar las sociedades desarrolladas de las mas pobres.

En sus estudios, Romer señala que los efectos de mejora en temas como la optimización en la esperanza de vida en países pobres tienen que ver precisamente con el efecto de libre flujo de ideas y la innovación asociada.

También hace referencia a la importancia de permitir el establecimiento de marcos legales y normativos, que permitan el aprovechamiento de los beneficios de las ideas y la innovación, más que a generar procesos que impidan su libre flujo o su aplicación práctica en beneficio de la sociedad, particularmente de los países con menor nivel de desarrollo.

Lastimosamente, el entusiasmo de Romer con Honduras se desvaneció muy pronto. Aunque las autoridades locales le recibieron con apertura y hasta se aprobó en el Congreso Nacional la famosa ley de las ZEDES (Zonas Especiales para el Desarrollo Económico), no tardó el economista en darse cuenta de que su idea había sido secuestrada para ser aprovechada por los políticos y estafadores de siempre. “Me voy porque en tu país no se puede hacer nada sin que te quieran estafar” me dijo. Y yo pensé que es realmente una pena vivir en un país secuestrado.

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