EL DOCUMENTO DE SANTA FE Y LOS FANTASMAS DEL IMPERIO

EGO16 noviembre, 2018

Por: Alex Palencia.

El imperio Norteamericano, desde 1823 a través de su plan de la Doctrina Monroe, se propuso dominar hegemónicamente el continente americano, y eso han hecho sistemáticamente durante 195 años, bajo el criterio de que “América es para los americanos”, y en el entendido que Estados Unidos es América, y que según su ideológica del Destino Manifiesto, ellos fueron elegidos por Dios para gobernar este continente y el mundo.

Desde entonces ese país del norte ha reformulado sus estrategias de control y dominación política, económica, social y militar en el continente, bajo otros nombres y criterios pero siempre con el mismo fin de ser ellos el país que controle el destino y la vida de todos los ciudadanos que vivimos esta parte del planeta tierra.

Así aparecen en 1850 con el “Tratado Clayton/ Bulwer”, en el cual Inglaterra renuncia a sus intereses en Centroamérica y se los sede exclusivamente a los Estados Unidos, incluso su pretensión de construir un canal interoceánico en esta región. Todo esto se hace sin la participación o avenencia de autoridad alguna de los gobiernos de las naciones centroamericanas.

Tiempo después para tener un mejor control de los pueblos al sur, crean los Estados Nación, así Washington obligó a homogeneizar a todos los países del continente, creándoles símbolos, moneda, himnos, folklore, instituciones políticas, instituciones religiosas, etc.

De todo ello hay evidencias oficiales, pues a este país abierta y soberbiamente no le ha importado que se sepan sus reales intenciones, o sea; que les vale madre la dignidad de los demás pueblos de las américas. Y dejando claro quién es el jefe, padre o amo del continente, encontrando poca o casi nada de resistencia a sus sórdidos intereses hegemónicos, con honrosas excepciones, como la de Simón Bolivar, que ya el 30 de Enero de 1823 le escribía a Santander advirtiéndole: “La Inglaterra verá siempre la España en América con odio y también los norteamericanos. Nosotros seremos más fuertes cuando estemos más unidos, y esta unión no nos vendrá nunca de la satisfacción que da una independencia y una confianza sin límites; porque el día que nada temamos ese día empiezan todos los peligros de Colombia”.

El 5 de agosto de 1829, el mismo Bolívar escribe a su encargado de negocios el coronel Patricio Campbel “¿Cuánto no se opondrían todos los nuevos estados americanos y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad?”, en otra carta decía: “Cuando yo tiendo la vista sobre la América hallo que está a la cabeza de su gran continente, una poderosísima nación muy rica, muy belicosa, y capaz de todo.”

Además de Bolívar contamos con los dedos de la mano a personajes emblemáticos de pueblos al sur de Estados Unidos, que se hayan opuesto abiertamente a las intenciones de ese país en su plan de dominación, y que en defensa de los intereses de sus pueblos, se hayan pronunciado o actuado en contra de los perjuicios que ha generado ese país en la vida de millones de latinoamericanos.

De estos, en la época moderna se nos vienen ligeramente a la memoria: José Doroteo Arango Arámbula (Pancho Villa), Augusto Nicolás Calderón Sandino, Juan Jacobo Árbenz Guzmán, Fidel Alejandro Castro Ruz, Salvador Guillermo Allende Gossens y Hugo Rafael Chávez Frías. Todos ellos de una u otra forma han tenido que pagar un alto precio por osar a enfrentarse al monstruo de mil cabezas del imperialismo, algunos incluso pagaron con sus vidas dicha “osadía” como Salvador, Jacobo Arbenz de Guatemala, quien después del golpe de Estado contra su gobierno fue perseguido hasta que murió en México el 27 de enero de 1971, después de convertirse en un errante sin patria perseguido a muerte por el país de la tan cacareada democracia en el mundo; luego es asesinado Salvador Allende en Chile el 11 de Septiembre de 1973, y Maurice Rupert Bishop en Granada en 1983, quien desapareció para días después ser encontrado muerto, y por último, el 5 de Marzo del 2013, muere el comandante Hugo Chávez Frías al cual se sospecha fue bombardeado con partículas de plutonio mientas le decía Satanás a George Walker Bush en plena asamblea de las Naciones Unidas, acción que le ocasiono un cáncer mortal a él, mientras a todos los presidentes a los cuales saludo con un apretón de manos después de su comparecencia, misteriosamente padecieron también con cáncer. A Fidel Castro la CIA intentó asesinarlo por diferentes medios, más de 300 veces, pero el hombre terco cual era, se murió solo cuando él quiso, sacándole la lengua al imperio hasta en el último aliento de su vida.

Después de la segunda guerra mundial y con el nuevo orden de países, los Estados Unidos afianzó su hegemonía en el continente americano, creando ejércitos nacionales y bases militares por doquier. Estos ejércitos, junto a la clase política y las oligárquicas, han sido sus principales bastiones para implementar su modelo económico y social: “el Capitalismo”. El cual han llamado de diferentes formas y maneras: “Liberalismo Económico”, “Libre Mercado”, “Alianza para el Progreso”, “Área De Libre Comercio”, “Neoliberalismo”, «Globalizacion», etc.

En los años 60 del siglo pasado, Estados Unidos se embarcó en un conflicto bélico de gran envergadura en el sudoeste asiático, conocido como la guerra de “Vietnam”, en donde mordió inexorablemente el polvo, debido a la condición caótica de una guerra no convencional, y en donde se malgastaron cualquier cantidad de recursos. Fue este tiempo cuando aquel país descuidó su patio trasero “Latinoamérica”, en el cual, con la ayuda de dictaduras militares, y un caudillaje a ultranza de líderes de corte liberal y nacionalistas, caminaba ya por inercia. Hasta que a finales de esa década y al principios de los años 70, surgen inspirados por el fenómeno de la revolución cubana, movimientos emancipadores por casi todo el continente; estos grupos de patriotas identificaban como nefasto el papel histórico que los Estados Unidos había jugado en las vidas y destinos de millones de seres humanos en las Américas, países que aun siguiendo todas las pautas de los modelos económicos y estrategias públicas impuestas por ese país del norte, no habían podido desarrollar democracias o Estados que generaran bienestar y riqueza como pregona la tan cacaraquea democracia estilo Washington; y por el contrario en estos pueblos, ni habían verdaderas democracias, entendidas estas como el poder del pueblo, ni existían sociedades que gozaran de grandes niveles de desarrollo humano. Pero si se generaron sociedades famélicas, con altos índices de desigualdad social, injusticia e inseguridad, y para colmo con gobiernos dictatoriales disfrazados de esperanzadoras democracias cristianas.

Es este contexto Estados Unidos, en 1980 reformula su estrategia de dominación continental, creando el Comité De Santa Fe, en el cual se delegó toda la responsabilidad de diseñar un plan de control y dominio para implementar en el continente, siempre bajo los principios hegemónicos ya planteados en la Doctrina Monroe de 1823.

Lo primero que este comité planteo fue que “Estados Unidos se encuentra en desorden, que las normas del conflicto y el cambio social adoptadas por la Administración Carter son las mismas de la Unión Soviética, que el área en disputa es territorio soberano de aliados de Estados Unidos y de socios comerciales que pertenecen al Tercer Mundo, que la esfera de la Unión Soviética y sus apoderados se está expandiendo, y que el balance anual de ganancias y pérdidas favorece a la URSS”.

Y esa fue la justificación para poner en marcha un siniestro y oscuro plan de control sobre las naciones latinoamericanas, saliendo de este comité un documento que se conoció como Santa Fe I. En él se hace un análisis de la situación económica política y social de estos pueblos y su relación disfuncional con ese país, llegando a la conclusión el comité de Santa Fe I que: “Estados Unidos debe presionar a favor de una solución inventiva, creativa y estratégica a esta situación. El realismo ético proporciona el apoyo moral subyacente a los principios de la política exterior que Estados Unidos ha utilizado tradicionalmente para solucionar el problema del valor y el poder en los asuntos extranjeros”.

Si leemos el documento de Santa Fe I, nos damos cuenta fácilmente cuales son los verdaderos objetivos norteamericano en el continente, de ninguna manera estos pasan por la solidaridad y la cooperación para desarrollar estas naciones y generar mejores condiciones de vida en sus ciudadanos, creando Estados democráticos de bienestar, al servicio de las grandes mayorías; como bien han hecho otras naciones del mundo, recién estas salieran del conflicto bélico de la segunda guerra mundial, como por ejemplo: Bélgica, Holanda, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Nueva Zelandia y de alguna manera, hasta la misma Alemania, a donde realmente se han logrado Estados de bienestar.

La pregunta recurrente en nuestras mentes es: ¿sí los Estados Unidos es uno de los epicentros del desarrollo industrial mundial y en su tiempo la más grande y robusta economía del planeta, porque los países bajo su tutela, control y dominio, o bien; como ellos dicen “sus socios”, no alcanzaron niveles dignos de desarrollo humano y bienestar, como los de esos países, que no fueron nunca, ni aliados, ni socios de la gran nación de norte, con la excepción de Alemania después de la conflagración?

“El Comité de Santa Fe quiere subrayar que Estados Unidos no desea perseguir una política de intervención en los asuntos internos y exteriores de cualquier nación latinoamericana, a menos que los Estados iberoamericanos sigan políticas que ayuden e instiguen la intrusión imperialista de poderes extra continentales”. Del documento Santa Fe I se entiende que los Estados Unidos consideran enemigo a todo aquel país que no comulga con sus intereses de dominación.

“Tanto la defensa de la soberanía de una nación como la preservación de la identidad cultural de un pueblo son fundamentales para garantizar su supervivencia. Estos dos elementos están siendo suprimidos y esterilizados por el comunismo internacional. Sólo una política norteamericana dirigida a preservar la paz, a promover la producción y a lograr la estabilidad política, puede salvar al Nuevo Mundo y garantizar la posición global de poder de Estados Unidos, la cual descansa sobre una América Latina segura y soberana. El continente americano se encuentra bajo ataque.”

Del Documento de Santa Fe I se deduce que este país considera que su modelo económico y social es el único válido y funcional en el planeta, y todo aquel que opte por otra opción es considerado enemigo.

En el documento Santa Fe I, todo es planteado en el formato de propuestas numeradas, se va haciendo un diagnóstico de la situación política y social de nuestros pueblos desde la perspectiva de dominación imperialista norteamericana, a la vez que se emplaza al mismo gobierno norteamericano a intervenir con drástica y radical prestancia en todo el continente, usando todos los medios posibles, utilizando para ello los ejércitos nacionales, instituciones políticas, oligarquías y sobre todo, la iglesia.

“El papel de la iglesia en América Latina es vital para el concepto de libertad política. Desafortunadamente, las fuerzas marxistas-leninistas han utilizado a la iglesia como un arma política en contra de la propiedad privada y del capitalismo productivo, infiltrando la comunidad religiosa con ideas que son menos cristianas que comunistas”. Documento Santa Fe I.

Aquí se hace someramente alusión a los movimientos de la teología de la liberación que surgieron en Latinoamérica junto a los movimientos revolucionarios en la década de los 70 y 80, y al papel que jugaría después la iglesia pentecostal aglutina en las “Asambleas De Dios”, las cuales proliferaron como una verdadera peste en nuestros países para revertir el proceso emancipador de la corriente dentro de la teología de la liberación, que tiene en la figura del pedagogo brasileño Paulo Freire (1921-1997) su principal ideólogo con sus libros La educación como práctica de la libertad (1967) y Pedagogía del oprimido (1970).

Para no hacer tan largo este pinche relato, diremos que después de la exposición en forma de propuestas del Comité Santa Fe I en 1980, donde hacen referencia a los problemas más inmediatos: económicos, sociales y políticos, a la vez que proponen imponer como solución práctica contra los movimientos insurgentes revolucionarios, la “Doctrina de la Seguridad Nacional” (utilizar todos los medios posibles, desde la captura, tortura y desaparecimiento de todo aquel que se oponga a los regímenes tutelados por Estado Unidos en el continente).

En 1985 se reunió de nuevo el siniestro comité de Santa Fe, ahora para profundizar en el plan estratégico de reformulación hegemónica en el continente. De allí sale un nuevo documento donde se platea: la readecuación de la deuda externa de los países en mención, se niega la nacionalización de empresas por los gobiernos y la regulación de parte de los Estados a las empresas, se exige la privatización de compañías estatales existentes, además de defender los valores de la empresa privada en oposición al capitalismo de Estado. A grosso modo, es la implementación del modelo económico neoliberal, o sea; la privatización de los recursos naturales y materiales de los países del continente, así como de los servicios básicos (salud, educación, energía, agua, etc.), también se platean en Santa Fe II la reducción del aparato burocrático, a la vez, la explotación de los recursos naturales (biodiversidad, bosques, minería, ríos, playas, petróleo, gas, etc.). En otras palabras, se describe cómo se hará el descomunal saqueo bajo el criterio de “Libre Mercado”.

Ahora apareció el documento del plan de Santa Fe IV. Sorpresivamente no se sabe nada de Santa Fe III ¿Quién sabe que oscuros y siniestros planteamientos tendrá este plan para los intereses de Estados Unidos, y en perjuicio de 625 millones de personas que habitamos actualmente al sur de esa nación? Es en el documento de Santa Fe IV, que se plantea la lucha contra el narcotráfico, la emigración/inmigración, y la atomización de la sociedad latinoamericana (derechos humanos, feminismo, LGBT, biodiversidad, sociedad civil, etc.)

Quizás sean las palabras del ex hombre fuerte de la seguridad y política exterior de Estados Unidos, el Sr. Collin Powell las que nos den una mayor perspectiva de cómo este país ve sus intereses en relación a sus “socios” al sur de sus fronteras: “nuestro objetivo con el ALCA es garantizar a las empresas norteamericanas el control de un territorio que va desde el Polo Ártico hasta la Antártida, libre acceso, sin obstáculos o dificultad, para nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio.”

Para este objetivo planteado por Collin Powell, Estados Unidos creó una compleja red de infraestructura que pasa desde México a Panamá con el plan “Puebla/Panamá (PPP), y en Suramérica, el imperio norteamericano bajo el paraguas del “Área De Libre Comercio De Las Américas” (ALCA), y la llamada «Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana” (IIRSA), intenta dominar y controlar a su antojo y conveniencia a los países de: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Suriname, Uruguay y Venezuela.

Por los vientos que soplan, arrastrando a miles de centroamericanos en grandes caravanas de migrantes, que huyen de sus países, por toda la situación de calamidad generada desde haces más de 195 años por una política mezquina y avariciosa, además de inhumana por parte de los Estados Unidos y sus compinches lacayos de nuestros pueblos (oligarquías, ejércitos, iglesias, clase política, mercenarios mercaderes, etc.) seguros estamos que no tardará, si no es que ya se han reunido de nuevo el siniestro Comité de Santa Fe; y siguiendo la lógica de los hechos, crearan el documento de “Santa Fe V”, donde se hará énfasis en el nuevo fantasma del tío Sam “Los migrantes”.

Villa de San Miguel de Real de Minas de las Heredias.

14 de noviembre del 2018.

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