MODELO EDUCATIVO HONDUREÑO COPIADO DE LOS FINLANDESES

EGO16 febrero, 2018

Por Óscar Esquivel

José Cecilio del Valle, a principios de 1800, sentenciaba “La educación es la primera necesidad de la república”. Una premisa que se entiende, pero nunca aplicada en nuestro territorio por la clase gobernante. Y el motivo por el cual la clase gobernante no ha invertido en la educación de su población es sencillo: es más fácil robar -explotar- a una nación analfabeta. Se deduce entonces que, por la falta de educación en la población, ocupemos el primer lugar de pobreza en el continente.

Nuestra situación deplorable en educación y en casi toda la columna de nuestra nación no es nada nuevo. Sin embargo, el tema ha sido abordado mediaticamente gracias a la intervención del Señor Ministro de Educación Marcial Solís, cuyo perfil profesional para dirigir una de las secretarías más importantes de un país “no está en discusión”. El señor Solís, al ser cuestionado por la falta de pupitres en las escuelas y colegios del país ha dicho lo siguiente: “En Finlandia se utilizan mesitas con sillas porque estimulan el trabajo en equipo, hemos visto en el modelo educativo que, en una escuela de ese país, que me dicen que es la mejor del mundo, que los niños se sientan en el suelo”. “Aquí se sientan en piedra,” le responde la acuciosa periodista. El señor ministro, quien cuenta con uno de los “mejores perfiles académicos” del país le responde, “Pero sí usted es ambientalista y agarra todas las botellas de tres litros de coca cola y las pega con masking tape, usted puede fabricar donde se sienten los niños y de paso le hace un bien al medio ambiente”.

Las palabras dichas por el ministro han causado la indignación y burla en una parte de la población. Son motivo de nuestro comentario porque la educación, está demás decirlo, debería ser pilar fundamental para nuestro desarrollo. Y, en segundo lugar, porque las opiniones vienen de un MINISTRO DE EDUCACIÓN. Quedan en evidencia las buenas intenciones que el representante del gobierno tiene para que nuestro país llegue a salir de la pobreza.

Siguiendo las palabras de la “luminaria andante” hemos escarbado un poco sobre la educación en Finlandia. En Finlandia los niños empiezan su mundo escolar a los 7 años y no a los 4 como en Honduras. ¡Qué tortura para un niño de 4 añitos levantarse a los 4 o 5 am, para ir a un centro escolar! Encima le colocan una mochila, repleta de materiales y útiles escolares, y de paso tiene
que ir a hacer tareas a su casa.

La educación en el país nórdico es obligatoria, gratuita y de cobertura nacional. En nuestro país un gran porcentaje de la educación está en manos privadas, teniendo la cobertura de la educación pública con las condiciones que ya conocemos, de:6 a 11 años 93%; 12 a 14 años 52.1% y de 15 a 17 años 31.7%, según datos del INE.

En Finlandia no se paga por libros ni material escolar; además, los niños reciben comida caliente y gratuita. En nuestro país ya conocemos los enormes listados de útiles escolares que se tienen que comprar. Que los niños reciban alimento en sus aulas es una bella ilusión. En Finlandia si el niño vive a 5 kilómetros del centro escolar, el municipio deberá pagar el transporte. En nuestro país, son enormes proezas las que tienen que hacer los nuestros para llegar a sus centros escolares. En el país europeo, los docentes son altamente valorados. Además, la educación es personalizada, prestando mayor atención al niño que presenta algún déficit. Los exámenes y calificaciones se realizan hasta que el niño tiene 11 años, dándole tiempo para el juego y el descanso. Las clases son de 3 a 4 horas al día, incluyendo de 15 minutos entre cada clase para el descanso y la comida. Las tareas se hacen en clases y no en casa. En Finlandia no existe mercado privado de educación, reciben transporte y enfermería gratis.

Definitivamente que no existe la mínima comparación entre la educación en Finlandia y la nuestra. No obstante, sí deberíamos aprovechar “la genialidad” del señor ministro Marcial Solís para evidenciar nuestra realidad en materia de educación, y que no deberíamos de esperar mayor cosa de las autoridades gubernamentales para salir de la oscuridad en la que nos encontramos, salvo por ciertas acciones de protesta que se lleven a cabo para exigir cambiar el curso en ese campo. En los últimos años, en el presupuesto nacional, el renglón de educación es mucho menor que el asignado a defensa y seguridad. Una buena parte del presupuesto se está yendo en la compra de armas y equipo bélico. ¿Contra quién nos estamos armando? Esperemos que algún día, llegue la hora de declararle la guerra al analfabetismo, a la ignorancia. Hago mías las palabras que dijo alguien por ahí: «Cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema. El saber rompe las cadenas de la esclavitud.»

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