Diez libros para diez autores: un mapa para navegar la literatura hondureña

ALG16 enero, 2020

El gran escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986) creía que la literatura es un «sueño dirigido». En el ensayo «El escritor argentino y la tradición» que data de 1953, Borges afirma: «Creo que si nos abandonamos a este sueño voluntario que se llama creación artística, seremos argentinos y seremos, también, buenos o tolerables escritores». En el cuento «La muerte y la brújula», publicado en 1942 en el libro Ficciones, Borges afirma que encontró «el sabor de Buenos Aires, gracias al hecho de haberse abandonado al sueño», que es la Literatura. Así pues, Borges comprendía, que la lectura, como sueño dirigido, no solo es vital para la creación literaria, sino que al ayudarnos a comprender y amar el entorno que nos rodea, nos hace mejores ciudadanos del mundo.

La literatura es el retrato más honesto que podemos encontrar de una ciudad o un país. Ese sueño dirigido que definía Borges, nos rebela el subconsciente de una sociedad, las novelas, cuentos, fábulas, ensayos, obras de teatro o poemas nos retratan el momento histórico, incluso sin que el autor esté consciente de eso. Conocemos de Londres durante el apogeo de la revolución industrial del siglo XIX, gracias al libro A Tale of Two Cities (Historia de dos ciudades) de Chales Dikens; vivimos los callejones oscuros de Moscú gracias a la novela Crimen y Castigo de Fyodor Dostoyevsky o sufrimos la revolución francesa en Los Miserables de Victor Hugo. Si queremos conocer del subconsciente de nuestro país a través de su Historia, debemos leer nuestra literatura: allí sabremos de sus ambiciones y frustraciones sociales y políticas, allí conoceremos sus prejuicios, miedos y esperanzas.

Podemos entonces agregar nacionalidad a la cita de Borges y diremos que para encontrar el sabor de la Honduras que hoy vivimos, debemos abandonarnos al sueño dirigido de la literatura de nuestro país.

Para un lector desamparado de las instituciones formales sin embargo, ese ejercicio de navegar por la literatura hondureña, siendo esta un lago muy pequeño de barcos dispersos, islas solitarias y monstruos subacuáticos, saber qué debe uno buscar para leer, qué es lo más significativo de lo que en el país se ha creado, puede ser realmente difícil.

Y como el reconocer la ignorancia es el primer paso para el conocimiento, decidí consultar a quienes, a mi criterio, más saben de literatura hondureña, para con sus luces construir una lista de los libros que todo ciudadano o amante de este país debe leer.

Para hacer este artículo contacté a diez escritores, editores y críticos hondureños y hondureñas, y les pregunté cuáles serían los diez libros que recomiendan leer y por qué. Poco a poco fui recibiendo sus respuestas y con ellas armé este texto que llamo un mapa para navegar la literatura nacional.

Como el lector podrá reconocer, varios títulos en esta lista se repiten, varios autores aparecen con más de un título. Decidí dejarla íntegra, aunque parezca repetitiva, la lista individual también nos habla del autor que la elabora. Hago una invitación para el lector a dar prioridad a esos textos y autores que aquí se mencionan varias veces (alguna razón importante debe haber). No hay un orden jerárquico específico en los títulos y la recomendación es completamente subjetiva. Tampoco hay un orden en la aparición de los autores y autoras que aquí aparecen. Puede usted iniciar buscando cualquiera de los libros y poco a poco ir también construyendo su propia lista.

Pongo al inicio la información del autor que recomienda los diez libros, para invitarlo a usted también a buscar sus textos. La literatura hondureña, como dije antes, podrá ser un lago pequeño, pero tiene abismos profundos y es mejor contar con un mapa para navegarlos.

Salvador Madrid (1978), poeta, investigador, crítico de arte y gestor cultural. Su último libro Mientras la sombra (2015).

«Siempre he dicho que Honduras es un país de pocos poetas y de mucha poesía. Todos tenemos derecho a expresarnos, es verdad, no es negociable y defenderemos ese derecho, aún el de los idiotas para que tengan su espacio.

Hay más de 10 grandes libros recomendados en Honduras. Esta vez quise hacer una lista de libros de poesía, pero debo hacer una salvedad: casi siempre lo poetas no escriben libros de poesía sino poemas, en ese sentido debo decir que esta lista es “injusta”, si ese término tiene un significado en una valoración literaria, por ejemplo Fabricio Estrada es un poeta con colecciones hermosas de poesía y es uno de los poetas más representativos, pero no aparece en mi lista, sin embargo muchos de los poemas memorables de mi generación pertenecen a su pluma, aunque si hablamos de un libro suyo, cerrado y pensado como tal, yo creo que sería 33 revoluciones para Rodriguez (2018) que no quise incluirlo porque es ganador de un premio literario en el que yo participo como organizador. Debo agregar aquí Antes de la explosión de Samuel Trigueros un viaje oscuro y febril a la tensión espiritual causada por la violencia del poder; es quizá el libro más visceral de la nueva poesía hondureña, logrado a pulso, diseccionando la belleza del terror.

Repito, existen más libros que deben ampliar esta lista. Lo importante es el riesgo y la maravilla de volver a pensar en las lecturas queridas.»

  1. Tierras, mares y cielos (1913) de Juan Ramón Molina (1876-1908), por su ímpetu lírico que exploró todas las formas del romanticismo, su dimensión telúrica y la desolación existencial del hombre, todo ello tejido adentro de un lenguaje con giros modernistas
  2. Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011), por su precisión en el manejo de lenguaje poético, su ejemplar economía verbal y por su profundo abordaje de la estructura del poder arrasando la vida de los hombres y de las mujeres.
  3. Color de exilio (1968) y Calendario Negro (1970), de Nelson Merren (1931-2007), para que respeten la poesía experimental y entiendan el concepto de transgresión y vanguardia en la literatura hondureña.
  4. Jonás. Fin del mundo o líneas en una botella (1976) de Edilberto Cardona Bulnes (1935-1991), por la alucinante exploración del lenguaje experimental y la innovación contemporánea. Esta es la obra más grande de nuestra poesía.
  5. El agua de la víspera (1996), de Antonio José Rivas (1925-1995), por la belleza de las imágenes y las destrezas del oficio de un poeta, pocos libros de poesía en Honduras han logrado esta transparencia tan lúcida a pesar de su barroquismo.
  6. El hombre que regresa (2015) de José Luis Quezada (1948-2019), los poemas de la madurez del poeta, donde nos vuelve a sorprender con su destreza en el poema de mediano aliento, la trasparencia de sus imágenes entre el mundo cotidiano tejiendo preguntas universales, asistiendo a presenciar la maravilla de vivir o la decadencia, la pérdida o esa luz que queda de lo amado entre el tiempo. Lógicamente no se puede dejar de mencionar   sus otros libros, referencias obligatorias, “Sombra del blanco día” y “Cuadernos de testimonios”.
  7. La blanca hierba de la noche (2000) de Marco Antonio Madrid (1969) por una poesía que va más allá de la gran destreza verbal y el poeta dialoga desde la contemporaneidad con el mito clásico recreando y actualizando los dilemas de la existencia. La majestuosidad de este poeta también se evidencia en sus otras obras La secreta voz de las aguas y Palabras de acerada proa libros claves para nuestra poesía.
  8. Sobre las mismas piedras (2004) de Rebeca Becerra (1969) porque sus poemas de aliento breve tienen una fuerza contundente con cierres precisos, un hálito urbano sin ser descriptivo y se asoman a la desolación del mundo interior cuya catástrofe es producto de un poder oculto que todo lo devora.
  9. Agua del tiempo (1999) de José Antonio Fúnes (1963) porque compila los mejores poemas de Fúnes, revisados y trabajados, y en ellos encontramos la resaca de la guerra fría y los atisbos de la soledad de la diáspora.
  10. El futuro que no fuimos (2018) de Leonel Alvarado (1967), este es el libro de poesía más osado publicado en los últimos años en Honduras, su discurso es rotundamente universal y contemporáneo, aquí no sólo se lee poesía: se lee un país, su interior violento y desde su diáspora. Este poeta es esencial para nuestra literatura, sus otros libros El reino de la zarza y Xibalbá Texas también son trascendentales.

Jessica Isla (1974), feminista, poeta y narradora. Su último libro Infinito cercano (2010)

Coloco aquí, porque tengo que priorizar aquellos libros que considero son indispensables para tener un mapa o un norte de la literatura hondureña en materia de narrativa.

  1. Una cierta nostalgia (2010) de María Eugenia Ramos (1959), por ser el libro de cuentos que a mi criterio inaugura la narrativa de post vanguardia en Honduras tocando temas como la locura, la muerte, el exilio y el drama de los desaparecidos/as en Honduras, de una forma estilística muy bien enlazada y trabajada.
  2. Sendas del abismo (1959) Mimí Díaz Lozano (1928), el único libro que publicó esta autora, fue editado en México y no tuvo buena recepción en Honduras. Sin embargo, sus relatos, de acuerdo a Helen Umaña, son los primeros que se publican desde la perspectiva existencialista y cuestionadora del ser. 
  3. Memoria de las Sombras (2005) Martha Susana Prieto (1944), la historia de la lucha del pueblo lenca y la respectiva masacre del pueblo lenca, por los conquistadores españoles son llevadas al texto por esta autora. Una historia de sobrevivencia y resistencia.
  4. El corneta (1981) de Roberto Castillo (1950-2008):  una crítica mordaz y lúdica del militarismo en Honduras, a través de las andanzas de un corneta.
  5. El Vampiro (1910) de Froylán Turcios (1874-1943): Una de las pocas novelas cortas que adaptada a lo regional toca la figura del terror fantástico.
  6. El Pescador de Sirenas (2019) de Oscar Estrada (1974), una lúcida y documentada recreación de la vida de Juan Ramón Molina, en la que por medio de la vida del autor, podemos recrear la de muchos poetas y escritores/as hondureños.
  7. Katastrophe (2012) de Gustavo Campos (1984), a través de las visicitudes de un escritor joven y bohemio, vemos la angustia del vivir en los tiempos actuales, convirtiéndose así en una crítica feroz a la masculinidad dominante.
  8. Seña del Abismo (1988) Manuel de Jesus Pineda (1962), similar a la temática de María Eugenia ramos, este autor compila en esta serie de cuentos, la confrontación de sectores sociales, la doctrina de seguridad nacional y sus consecuencias en la historia nacional (si puede llamarse así, por incompleta). Una crónica, a través de historias y personajes de la década abismal de los ochenta.   
  9. Cipotes (1963) de Ramón Amaya Amador (1916-1966), aunque tal vez Prisión Verde sea la obra más celebrada de este autor, Cipotes es su a criterio personal, su libro más existencial, basado en la vida de dos niños en la Tegucigalpa pobre de mediados del siglo XX. 
  10. Mis tías las zanatas (1986) de Marco Antonio Rosa (1899-1983), uno los pocos libros cuyos personajes son tres mujeres solteras y terribles, que de forma jocosa y recordando a las brujas malas de los cuentos de hadas crían a un niño, enfrentándose a los prejuicios y tabúes de la época.

Mayra Oyuela (1982), poeta, editora, gestora cultural. Su último libro Agua Mala (2017)

No tengo «libros preferidos» de autores hondureños, pero si autores que con su obra han cambiado mis perspectivas y considero que deben ser leídos y estudiados. Cardona Bulnes, Clementina Suárez, Amaya Amador, Juan Ramón Molina, Leonel Alvarado, Jaime Fontana, Amanda Castro, Alexis Ramírez, Pompeyo del Valle, Lucila Gamero y Luis Andrés Zúñiga. No toda su obra me gusta, pero tengo de manera muy personal y quizá íntima, recuerdos muy profundos y una comprensión de las búsquedas estéticas de estos autores que me caló de alguna manera. Prosas de Juan Ramón Molina, por ejemplo, me lo regalaron cuando tenía diez años, no entendía ni una sola línea pero me fascinaba, por alguna razón me embrujada el texto y aún conservo ese ejemplar que fui explorando a lo largo de mi adolescencia, o Color Naval, todavía recuerdo ese libro, era de un color rosa pastel espantoso, me lo regalaron tras ganar un certamen de poesía en Bellas Artes, al principio lo deseché, pero terminé leyéndolo y me encantó la nostalgia y la ternura de Jaime Fontana. No logro disociar, quizá por el contexto no lo termino de entender y no me lo cuestiono, sus vidas de sus obras, pero sin duda volvería a ellos.

  1. Prosas (1947) de Juan Ramón Molina (1876-1908), libro póstumo publicado en Guatemala.
  2. Creciendo con la hierba (1957) de Clementina Suárez (1902-1991)
  3. Orinonautas (2001) de Amanda Castro (1962-2010)
  4. El banquete (1920) de Luis Andrés Zúniga (1878-1965)
  5. Betina (1941) de Lucila Gamero (1873-1964)
  6. Ciudad de dragones (1980) de Pompeyo del Valle (1928-2018)
  7. El futuro que no fuimos (2018) de Leonel Alvarado (1967)
  8. Jonás. Fin del mundo o líneas en una botella (1976) de Edilberto Cardona Bulnes (1935-1991)
  9. Color Naval (1972) de Jaime Fontana, (1922-1927)
  10. Perro Contado (1974) de Alexis Ramírez (1948)

Carlos Ordóñez (1982) escritor, editor. Autor del poemario Disturbio en el fragmento 119 de Heráclito (2015).

No pretendo decir que esto sea lo mejor de la literatura hondureña, pues yo no soy un gran conocedor. Pero son libros que me acompañaron o me acompañan:

  1. Tierras, mares y cielos (1913) de Juan Ramón Molina (1876-1908)
  2. Memorias (1934) de Froylán Turcios (1874-1943)
  3. Jonás. Fin del mundo o líneas en una botella (1976) de Edilberto Cardona Bulnes (1935-1991)
  4. Pescador sin fortuna (1961) de Luis Díaz Chávez (1917-1994)
  5. De la patria del criollo a la patria compartida (2006) de Marcos Carías Zapata (1938-2018)
  6. Los pobres (1969) de Roberto Sosa (1930-2011)
  7. Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011)
  8. Rey del Albor Madrugada (1993)de Julio Escoto (1944)
  9. La guerra mortal de los sentidos de Roberto Castillo (1950-2008)
  10. La cercanía de los símbolos (inédito) de Roberto Castillo (1950-2008)

Maria Eugenia Ramos (1959), escritora, editora. Autora entre varios libros de la colección de cuentos Una cierta nostalgia (2010)

Es difícil elegir solo diez libros. Siempre se tiene el temor de haber dejado por fuera a alguno con iguales o mayores méritos que los de los incluidos. Al final me decidí por tres libros de poesía que, en mi opinión, conjugan la visión del país y del mundo de sus autores con una alta calidad poética; tres libros de cuentos que reflejan consistencia, además de representar la trayectoria de la narrativa hondureña; una antología que rescata la voz poética de las mujeres; dos novelas que reflejan distintos momentos y visiones de la narrativa; y un libro de literatura infantil del que considero por mucho el mejor autor del género en Honduras.

  1. Mi país (1971) de Óscar Acosta (1933-2014)
  2. Cuentos completos (1996) de Arturo Martínez Galindo (1903-1940)
  3. Con mis versos saludo a las generaciones futuras (1988) de Clementina Suárez (1903-1991)
  4. Infinito cercano (2010) de Jessica Isla (1974)
  5. Figuras de agradable demencia (1985) de Roberto Castillo (1950-2008)
  6. El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot (2018) de Gustavo Campos (1984)
  7. Honduras, mujer y poesía, antología de poesía hondureña escrita por mujeres (1865-1998) de Adaluz Pineda (1952)
  8. Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011)
  9. El árbol de los pañuelos (1991) de Julio Escoto (1944)
  10. Tengo una abuela de cien años y un poco más (2017) de Julio César Anariba (1964-2015)

Hernan Antonio Bermúdez (1949) diplomático y crítico literario, autor de Afinidades: (Notas y ensayos críticos, 1991-2006) .

Por su calidad, por el lenguaje  que se esgrime en cada obra, por el apego a la realidad aunado a un despliegue imaginativo, por ahuyentar los clichés y el facilismo. En una palabra: merced al oficio literario que supieron (y saben) ejercer.

  1. Desmoronamiento (2006)de Horacio Castellanos Moya (1957), según Bermúdez, la novela más hondureña del honduro-salvadoreño.
  2. La guerra mortal de los sentidos de Roberto Castillo (1950-2008)
  3. El cuento de la guerra (1973) de Eduardo Bahr (1940)
  4. La memoria y sus consecuencias (1977) de Marcos Carías Zapata (1938-2018)
  5. Una función con mobiles y tentsetiesos (1980) de Marcos Carías Zapata (1938-2018)
  6. Los pobres (1969) de Roberto Sosa (1930-2011)
  7. Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011)
  8. Poesía selección 1952-1971 (1976) de Óscar Acosta (1933-2014)
  9. Sombra del blanco día (1985) de Jose Luis Quesada (1948-2019)
  10. Las cosas por su nombre (1978) de Rigoberto Paredes (1948-2015)

Jorge Ernesto Martínez Mejía (1964), novelista, poeta. Su última novela Poetas del grado cero (2018)

Aunque la lista es apretadísima y deja por fuera mucho del bello trabajo literario creado en el país, creo que estos libros, más allá de la incuestionable calidad literaria, contienen una esencia nuestra que a ningún hondureño/a le debe faltar como ingrediente para ver el mismo horizonte.

1.Una función con mobiles y tentsetiesos (1980) de Marcos Carías Zapata (1938-2018)

2.La guerra mortal de los sentidos de Roberto Castillo (1950-2008)

3.El árbol de los pañuelos (1991) de Julio Escoto (1944)

4.Cuentos completos (1996) de Arturo Martínez Galindo (1903-1940)

5.El cuento de la guerra (1973) de Eduardo Bahr (1940)

6.Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011)

7.Tierras, mares y cielos (1913) de Juan Ramón Molina (1876-1908)

8.Una cierta nostalgia (2010) de Maria Eugenia Ramos (1959)

9.Porque no espero nunca más volver (1973) de Jose Luis Quesada (1948-2019)

10.Con mis versos saludo a las generaciones futuras (1988) de Clementina Suárez (1903-1991)

Javier Suazo Mejía, guionista y novelista. Su última publicación Entre Escila y Caribdis, un triller caribeño (2019)

  1. Los días y los muertos (2016) de Giovanni Rodríguez (1980).  Atrae por su aproximación a la novela negra, su manejo de la intriga y su aproximación a nuestra cotidiana realidad.
  2. Figuras de agradable demencia (1985) de Roberto Castillo (1950-2008). Alucinante retrato de una sociedad en descomposición; su vigencia se mantiene a pesar del paso del tiempo.
  3. Pudimos haber llegado más lejos (2002) de Jorge Medina García (1948). Conmovedor fresco de la cotidianeidad hondureña.
  4. Aguirre (1989) de Tito Estrada (1954). Es un texto teatral que cabalga desbocado sobre los lomos del poder y la locura, de la codicia y el hambre.
  5. Mis tías las zanatas (1986) de Marco Antonio Rosa (1899-1983). Deliciosa sátira sobre las costumbres y beatería de la Tegucigalpa de antaño.
  6. Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011). Poesía que seduce y clava una daga en nuestra conciencia.
  7. Un caballero de industria (1915) de Alonso A. Brito (1884-1925). Dramaturgia. Una exquisita sátira de la decadencia burguesa, no solo de Honduras sino también mundial.
  8. Oficio de hombres (1968) Andrés Morris (1925-1987). Dramaturgia Un retrato jocoso de la inutilidad intelectual cuando se desapega de la realidad social. Andrés Morris nació en la ciudad de ValenciaEspaña. Contrajo matrimonio con la hondureña Luz Laínez, mientras realizaba viajes por Estocolmo y Londres. Una vez radicado en Honduras laboro en 1961 en la crítica literaria en La Prensa de Tegucigalpa,
  9. Prisión Verde (1945) de Ramón Amaya Amador (1916-1966). Fiel retrato de la desesperanza en los campos bananeros y de la explotación del hombre por el hombre.
  10. El último vagón (2013) Kalton Harold Bruhl (1976). Quizás uno de los más eruditos y exquisitos cuentistas de Honduras

Edgardo Florian (1976), poeta y actor. Su último libro El andar alacrán (2015)

  1. Tierra de pan llevar (1939) de Rafael Heliodoro Valle (1891-1959)
  2. Tierras, mares y cielos (1913) de Juan Ramón Molina (1876-1908)
  3. Los diezmos de Olancho (1976) de Medardo Mejía
  4. Los Brujos de Ilamatepeque (1958) de Ramón Amaya Amador (1916-1966)
  5. Ciudad de dragones (1980) de Pompeyo del Valle (1928-2018)
  6. La memoria posible (1990) de Jose Luis Quesada (1948-2019)
  7. Un mundo para todos dividido (1971) de Roberto Sosa (1930-2011)
  8. Blanca Olmedo (1903) de Lucila Gamero (1873-1964)
  9. Cuentos del amor y de la muerte (1929) de Froylan Turcios (1874-1943)
  10. Prisión Verde (1945) de Ramón Amaya Amador (1916-1966)

 

Óscar Estrada (1974), guionista, novelista, editor, su último libro El pescador de sirenas (2019).

Igual que los autores anteriores, encuentro gran dificultad para limitarme a diez libros. Considero hay muchos más que deberían incluirse, pero como el ejercicio es específico, comparto mi lista agregando que, con las otras nueve listas anteriores, el lector puede hacerse una idea más completa de la riqueza de nuestra literatura.

  1. El Vampiro (1910) de Froylan Turcios (1874-1943) novela de terror de un romanticismo tardío. Turcios fue uno de los grandes maestros en el manejo de lo fantástico.
  2. La guerra mortal de los sentidos de Roberto Castillo (1950-2008)una de las novelas mejor construidas, con una gran narrativa y manejo del lenguaje.
  3. Los pobres (1969) de Roberto Sosa (1930-2011), cuando veo el nuevo edificio de gobierno en el centro cívico gubernamental y los recientes rascacielos, siempre pienso en este poemario de Sosa.
  4. Trópico (1948)de Marcos Carías Reyes (1905-1949), injustamente una novela olvidada, traza de forma exquisita la línea directa entre la guerra civil de 1924 y lo que sería, cinco años después de la muerte del autor, la huelga de 1954. 
  5. Infinito cercano (2010) de Jessica Isla (1974)como la autora bien dijera en una entrevista, años después de publicado Infinito Cercano, «no hay muchos autores escribiendo sobre el amor en Honduras». En medio de la violencia y el desamparo, Jessica nos da con este libro un respiro que nos permite construir un refugio del mundo
  6. Los brujos de Ilamatepeque (1958) de Ramón Amaya Amador (1916-1966), pienso siempre en este libro cuando siento que me enfrento a la barbarie y la ignorancia, lamentablemente muy presente en mi país.
  7. Peregrinaje (1966) de Argentina Díaz Lozano (1912-1999), una de las pocas novelas que recuerdo de mis lecturas en la secundaria. Aún me acompañan sus descripciones de la cultura hondureña de principios de siglo, un libro para la diáspora.
  8. Con mis versos saludo a las generaciones futuras (1988) de Clementina Suárez (1903-1991), quizás es con este libro que más siento la injusticia de limitarme a un solo título de la autora. Clementina, vista en su dimensión, es un personaje universal, una poeta que abrió camino a las mujeres hondureña. Más que este libro, recomiendo leer toda su obra. Maria Eugenia Ramos editó hace años las obras completas de Clementina Suarez.
  9. Tierras, mares y cielos (1913) de Juan Ramón Molina (1876-1908), conocido como el Poeta hondureño por exelencia, ha sido a través de su prosa que logré llegar a su alma trágica. Molina es un fiel representante de la tragedia de ser hondureño.
  10. El cuento de la guerra (1973) de Eduardo Bahr (1940), mi anécdota con este libro necesario, es sin embargo más íntima. Rercuerdo que cuando lo descubrí en los años ochenta me encantó y luego en los noventa, cuando pude conocer a Eduardo, con quien mantengo aún una gran amistad, comprendí que yo también podía ser escritor y por eso, hoy, hago esta lista.

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