DESPENALIZACIÓN DEL ABORTO EN HONDURAS: ¿A FAVOR O EN CONTRA DE LA DEFENSA DE LA VIDA?

EGO7 junio, 2016

...Por Josefina Dobinger–Álvarez Quioto

…Giuliana Tedeschi, sobreviviente de Birkenau […] Me hizo notar que por la ventanuca se ven las ruinas del crematorio; […] Ella había preguntado a las veteranas [del centro de concentración]

«¿Qué es ese fuego?» y le habían contestado: «Somos nosotras, que nos quemamos».

Primo Levi (1958, 2002)

El análisis sobre la memoria colectiva en la búsqueda de sentido en la realidad social me ha conllevado a realizar largos viajes a través de los recuerdos. Durante el recorrido de invocar el pasado se volvió recurrente la presencia de problemas que desde una noción colectiva, no se sabía cómo abordarlos, sin embargo a nivel social se conocía de su magnitud pero nadie decía nada.  Interpreté estos vacíos o ausencias como huellas, marcas o cicatrices que se estampan en los cuerpos, hasta que finalmente logré vincularlos a los silencios o lo no-dicho.   

El trabajo de memoria no nos deja olvidar que los recuerdos, en particular aquellos que refieren a hechos prohibidos, indecibles o vergonzosos que son definidos como tales por la sociedad que los contiene, son transmitidos en el marco familiar, grupos, escuelas, iglesia, política y las leyes, entre muchos otros. Todos ellos resguardados celosamente en estructuras de comunicación informales que pasan desapercibidos socialmente. De esa manera se genera una movilidad de afectos, sentimientos, subjetividades, costumbres, creencias y valores entre las fronteras de lo no dicho, el olvido y lo reprimido inconscientemente por estructuras. Se vuelve relevante apuntar, que las marcas dolorosas que afectan a las personas no son acontecimientos individuales sino hechos producidos socialmente.

Esta reflexión se desarrolla a partir de la alarma emitida por la Organización Mundial para la Salud OMS que alerta sobre las consecuencias del virus zyka en los no nacidos y sus madres, que ha abierto el debate en Honduras sobre la despenalización del aborto. Debate que, a propósito de la memoria, se puede enmarcar en la categoría de debates históricos en el país, ya que desde décadas, las organizaciones de mujeres, feministas y de Derechos Humanos han solicitado un cambio en la legislación que despenalice ciertos tipos de interrupciones de los embarazos en circunstancias extremas: violación sexual, peligro para la vida de la mujer, o daños a su salud física.

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La frontera entre lo decible y lo indecible, lo confesable y lo inconfesable respecto a la despenalización del aborto tiene un gran eco en nuestra memoria colectiva de lo no-dicho,  enterrada en fosas del olvido al interior de la sociedad civil. Ésta se enmascara en la transmisión de una memoria colectiva organizada, clara y coherente –en la que los medios de comunicación colaboran disciplinada y disciplinariamente- bajo el supuesto de una imagen abarcadora de las mayorías. En acuerdo a lo anterior, la hondureña experta en género Brenny Mendoza nos recuerda que ya en los años noventa, los dilemas morales caracterizaron la interacción al interior de los debates a la reforma del Código Penal respecto a temas como; violación, aborto e incesto. Argumentando los congresistas de esa época, en su mayoría hombres, que la ley es justa tal y como está escrita hoy.

Conforme a fuentes periodísticas, desde el marco de referencia que la despenalización del aborto, requiere de reformas constitucionales, la diputada Doris Alejandrina Gutiérrez señala que “es necesario que sobre todo, nosotras las mujeres, tomemos las medidas necesarias para no llegar a una situación de esta naturaleza, se los digo por experiencia. Yo tuve un aborto espontáneo y es una cosa terrible”; igualmente, aconseja “realizar una buena campaña preventiva en materia de educación”. Al respecto la diputada Welsy Vásquez advirtió que “quienes están promoviendo el aborto en el país…son mujeres que ya no pueden tener hijos, por lo que ella y compañeras de partido se oponen a despenalizar el mismo”; además, expresa “Yo estoy en contra (…) no hay ni una que haya dicho que está a favor del aborto, independientemente como hayan sido las situaciones” (El Pulso, 06 de junio de 2016).

Por su parte la diputada Aracely Leiva, afirma que su partido está a favor de la vida, “esto significa que va a apoyar siempre aquello que tenga que ver con darle la vida a un ser humano, eso lo ha expresado el presidente de nuestro partido“. Finalmente, la diputada Liliana Villatoro, indica; “Nos hemos reunido con asociaciones de mujeres organizadas o mujeres feministas, dicen. Hemos escuchado sus planteamientos, sin embargo consideramos que tenemos que defender el derecho del no nacido, el derecho a la vida del no nacido. Y en ese sentido nosotras hemos hablado, por lo menos las que asistimos a las reuniones, y no estamos a favor de despenalizarlo, porque, aunque las razones que ellas nos dan son válidas desde su punto de vista, consideramos que estaríamos abriendo las puertas para que se pueda despenalizar el aborto y que eso de lugar a que haya muchísimos más abortos de los que ya se están realizando actualmente” (Idem).

Las palabras expresadas por las diputadas arriba expuesto, me llevaron a realizar un viaje por los recuerdos, aquellos marcados por eventos que, desde el momento en los cuales la persona no puede controlar y acontecen de manera imprevista, intensa, catastrófica e incierta, alcanzan efectos que no se alejan del impacto traumático de las catástrofes naturales y las guerras en su dimensión socio-política. Debo declarar que me ha tomado tiempo pensar la manera en que estructuraría esta reflexión ya que toca momentos de mis experiencias vitales, aquellas vinculadas con el corazón y que te atraviesan el cuerpo.

Mi viaje hacia los recuerdos inicia en Costa Rica, prosigue en Austria y termina en Colombia. Parto entonces de mi segundo embarazo cuando fui a mi control rutinario iniciando el tercer mes. La sonografista observo un problema en las imágenes, por lo que me recomendó  ir de inmediato donde mi ginecóloga. Era un embarazo más que planificado, donde mi médica nos acompañó a mi esposo y a mí desde el momento en que pensamos y tomamos la decisión en tener nuestra segunda hija o hijo. Acompañada de mi esposo, de nacionalidad austriaca, transitamos las rutas desde la angustia, el desconsuelo, el dolor y sobre todo de estados de irrealidad innombrable que llegaron a convertirse en una verdadera pesadilla. Fui remitida de inmediato por mi ginecóloga a un especialista en primer trimestre de embarazo, se tomaron pruebas genéticas del bebé y luego de su evaluación por un equipo de expertos y expertas en Costa Rica fueron enviados a los Estados Unidos a una de las universidades de ginecología con especialidad en genética más reconocida del país. El diagnóstico fue un accidente genético que acontece en una mujer embarazada por 300,000 habitantes y que conducía  a que el feto no se desarrollaría y moriría dentro mí, al cumplir los seis meses de gestación.

Nolvia Suyapa Alemán Cruz detenida y puesta a la orden de los tribunales por suponerla responsable de infanticidio, ya que abortó a su hijo hace unas semanas. Fuente: http://www.laprensa.hn/sucesos/845252-410/capturan-a-hondure%C3%B1a-por-practicarse-un-aborto
Nolvia Suyapa Alemán Cruz detenida y puesta a la orden de los tribunales por suponerla responsable de infanticidio, ya que abortó a su hijo hace unas semanas. Fuente: http://www.laprensa.hn/sucesos/845252-410/capturan-a-hondure%C3%B1a-por-practicarse-un-aborto

El dilema o tragedia para mi familia y mi persona fue debatirme entre mi vida o continuar con el embarazo que era evidente que no podría llegar a término, incluida la crónica de mi muerte anunciada. Queda claro que solo me es posible relatar esta experiencia vital porque estoy viva, es decir, me sometí a la interrupción del embarazo. No obstante, se vuelve vital, relativo a la vida hacer mención que Costa Rica, en aquellos años, al igual que hoy en Honduras penalizaba el aborto. Desde mi experiencia personal la despenalización del aborto en este y muchos otros casos que acontecen en muchos lugares del mundo, refiere a la interrupción de un embarazo como un acto que se reconoce como derecho humano donde se establecen normas para que el Estado lo garantice. En acuerdo a lo anterior formulo la siguiente pregunta retórica: ¿Qué significado puede tener para mi vida o la vida de millones de mujeres, el hecho que seamos criminalizadas y más grave aún, que nos nieguen el derecho a la vida, al no reconocerse la interrupción legal de un embarazo que nos condena a la muerte?

A la luz del debate sobre despenalización del aborto y los comentarios de las diputadas representantes de diversos partidos políticos al interior del Congreso Nacional, me pregunto: ¿es posible pensar que una campaña preventiva en materia de educación, pueda evitar que las mujeres experimenten complicaciones imprevistas durante un embarazo idealmente deseado que las  conlleva a una amenaza de muerte? ¿Cómo se puede interpretar que se está a favor de la vida, en términos de dar vida a un ser humano, si se considera que las líneas torcidas del derecho en palabras de la escritora costarricense Yadira Calvo, condenan a las mujeres a la muerte? Y ¿Cómo se puede interpretar el manejo de categorías como nosotras, recurrente en el discurso de las congresistas y un ellas para todas las otras mujeres?

Los casos antes descritos, las diputadas designan a un ellas, utilizado para nombrar a las mujeres que idealmente se les aplicará la Ley que se traduce como compatriotas, y en otro caso las mujeres ni siquiera son nombradas, curiosamente cuando el debate refiere a despenalizar a las mujeres del aborto en condiciones especiales. Ellas, las que necesitan ser educadas, disciplinadas porque “pueden traer niños independiente como haya sido la situación” como afirma la diputada Welsy Vasquez. También refiere a las organizaciones de derechos humanos, de mujeres y feministas, al respecto se vuelve necesario aclarar, que la existencia de organizaciones con una clara postura política feminista no las excluye de ser parte de un todo diverso de mujeres.

Leslie Yorleni Nicolás Hernández, de 19 años, fue detenida por la policía de Comayagua, zona central de Honduras, por suponerla responsable del delito de aborto. Fuente: https://canal6hn.wordpress.com/2015/05/21/honduras-capturan-a-joven-de-19-anos-que-aborto-su-hijo-en-comayagua/
Leslie Yorleni Nicolás Hernández, de 19 años, fue detenida por la policía de Comayagua, zona central de Honduras, por suponerla responsable del delito de aborto. Fuente: https://canal6hn.wordpress.com/2015/05/21/honduras-capturan-a-joven-de-19-anos-que-aborto-su-hijo-en-comayagua/

Por otro lado, también me he encontrado ante la interrogante ¿Cómo se puede argumentar que las mujeres –las Señoras como las llamó la diputada Welsy- que solicitan en representación de las mujeres afectadas por violación, incesto y atención en crisis de diverso orden, las reformas a la constitución, sean descalificadas y cuestionadas desde un supuesto prejuicioso que ellas no pueden tener hijos, por lo tanto no pueden “decidir” por otras mujeres. Recordemos que este tipo de clasificación o distinción de dos categorías un nosotras(os) y ella(os) responde al mundo de los prejuicios y el estigma, la segregación y la discriminación.

Con el fin de cerrar este capítulo de mi bitácora de viaje por mis recuerdos, se vuelve necesario resaltar que en mi opinión personal, definitivamente se debe despenalizar el aborto, como se mencionó antes, pude burlar la muerte por el apoyo incondicional de mi esposo y mi familia,  condiciones económicas particulares que me permitieron pagar un viaje de mi madre desde Tegucigalpa hacia Costa Rica para atender a mi hija mayor y un excelente seguro médico que me permitieron viajar en término de una semana al extranjero para poder ser atendida. Queda claro, que mi situación económica y afectiva-familiar privilegiada me permitió desembolatar el peso de la penalización de una doble moral que me culpabilizaría de defender mi propia vida. Una vida que para mí, importa.

Anunciarme a favor de la despenalización del aborto, se vincula también a mis recuerdos relacionados al acompañamiento y asesoraría que realice por casi una década a niñas, adolescentes y mujeres víctimas de trata de personas en Austria. La trata de personas interna y externa en Honduras, como otros países del mundo, además de entrar en la categoría de país de tránsito por su ubicación estratégica, es un país origen. En ese sentido el delito de trata personas, se entiende como la acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción como lo son: el rapto, el fraude, el engaño, al abuso de poder o valerse de una situación de vulnerabilidad o de la concesión o recepción de pagos o beneficios, para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación.

Miles de mujeres se practican abortos anualmente en Honduras. Muchos de esos abortos se realizan en condiciones de alto riesgo para las mujeres que luego son procesadas judicialmente.
Miles de mujeres se practican abortos anualmente en Honduras. Muchos de esos abortos se realizan en condiciones de alto riesgo para las mujeres que luego son procesadas judicialmente.

Las dinámicas en las cuales se ve inmerso el fenómeno de la trata, se distinguen por su complejidad en el tanto se ven implicados una gran variedad de delitos como el tráfico, la explotación, la tortura, la violación, la extorsión, entre otros tantos. Por tal razón, el marco de una normativa jurídica internacional y nacional de  prevención, atención, represión y sanción de la Trata de Personas abarca el derecho a la salud física y emocional de la víctima como un punto vital. Éste derecho es determinante para garantizar la supervivencia de las mujeres, niñas y adolescentes afectadas. Un alto número de afectadas resultan embarazadas como resultado de violaciones sistemáticas y torturas. En estos, como en casos de violación en el marco de contextos de guerra, donde los cuerpos de las mujeres son el botín, la despenalización del aborto se vuelve una obligación que trasciende el discurso sobre los derechos humanos para aplicarlo en una práctica que da espacio a pensar en primer lugar en que las mujeres sean miradas desde su condición como humanas y con derechos a vivir una vida plena libre de violencia.

En acuerdo a todo lo antes dicho, encuentro pertinente señalar que el Congreso y por tanto, las y los congresistas podrían ampliar su visión sobre la naturaleza de la Ley, al considerar la despenalización del aborto igualmente en el marco de la Ley Contra la Trata de Personas y la aún no discutida implicación de la violencia sexual en el marco de la guerra no-dicha en el que participan diversos actores sociales como las bandas criminales y las violaciones cometidas contra niñas, adolescentes y mujeres por parte de estos grupos, así como por algunos sectores de la policía y militares que históricamente han estado involucrados en estos delitos.

Espero que este viaje por mis recuerdos pueda aportar a evidenciar otras realidades, con la esperanza de a lo mejor, esas otras miradas sobre el mundo contribuyan a la discusión sobre la despenalización del aborto, entendida como un derecho humano de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, es decir sobre su existencia, que puede conllevar entre otras decisiones, interrumpir un embarazo en circunstancias extremas cercanas a la muerte como: la violación sexual, peligro para la vida de la mujer, o daños a su salud física. Finalmente encuentro necesario señalar sobre la importancia de regresar a los afectos donde las vivencias de otras personas puedan tener un espacio compartido en nuestros corazones, donde esas situaciones no-dichas que explican y dan razón de las acciones del sujeto, en nuestro caso de las mejores, sean consideradas y valoradas como importantes.

Bogotá 07.06.2016

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Josefina Dobinger – Álvarez Quioto

Investigadora social hondureña, Mag.Sc. en Estudios de la Mujer por la Universidad de Costa Rica, Diplomado en Trabajo, educación y consejería por Instituto de desarrollo económico WIFI, Viena Austria, especialista en trata de personas, historiadora y cofundadora de Mujeres en las Artes (MUA).

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