UNA ESTAFA SIN CULPABLES

EGO1 agosto, 2016

CIUDAD DEL ÁNGEL Y LA TERRIBLE Y TRISTE HISTORIA DE LOS HONDUREÑOS SIN CASA (PROPIA).

Por Magdiel Midence.

Desde hace algún tiempo se viene creando una política de exclusión en Honduras (noble cuna de Francisco Morazán). El 62% de la población que trabaja, labora bajo la ley de trabajo temporal; un 18% de la población nacional vive de las remesas y un 67% (incluyendo a los campesinos) trabaja bajo la modalidad de economía informal, que en su mayoría tienen menos probabilidades que los demás de tener una calidad de vida digna. 

No es posible ya tener los derechos laborales que merece todo asalariado; ni seguros ni jubilaciones ni pensiones ni prestaciones, además, por muy alto que llegue a ser el salario de un individuo que bregue bajo esta ley, no llegamos a ser elegible para préstamos ni financiamientos habitacionales, puesto que la mayoría de financiamientos de viviendas son presupuestados a veinte años o más y en su mayor parte los pagos son similares a un salario mínimo, y muchas personas ni siquiera llegan a ganar dicha suma financiera.

El afortunado 38% de la población que sí goza de derechos laborales por contrato, muchas veces a penas gana el salario mínimo, por lo que tampoco llega a ser elegible para préstamos ni financiamientos para comprar o construir su casa.

Y luego, como cereza sobre el pastel, el Estado hondureño que parece no interesarse por hacer que se cumplan los requisitos básicos de construcción, ni leyes que favorezcan al ciudadano frente a las corporaciones que se dedican al servicio de bienes raíces.

El caso más representativo de los últimos días es el de Ciudad del Ángel.

Foto Notibomba.com
Foto Notibomba.com

¿Qué es Ciudad del Ángel?

Ciudad del Ángel es un proyecto habitacional que fue llevado a cabo con el dinero de un consorcio guatemalteco en sociedad con empresarios hondureños. Compuesto por viviendas de clase media, consta de 180 casas. Fue declarado inhabitable el 14 de julio de 2014, luego de que se vinieran abajo algunas casas de esa colonia residencial  y fuera declarada en alerta roja por alto riesgo de deslizamiento, según expertos del Comité Permanente de Contingencias (COPECO).

En este proyecto, luego del accidente geológico, se demolieron 80 casas del compendio habitacional y se ofreció una indemnización a los habitantes afectados, a la cual se opusieron, pues según reclaman apenas constituye una parte de lo que invirtieron. Hasta este tiempo no han resuelto nada.

La alcaldía del Distrito Central nunca mostró resultados de las supuestas investigaciones que hizo. SERNA (Secretaría de Recursos naturales) negó haber emitido los permisos pertinentes para el caso.

Este proyecto está en pugna legal desde hace unos tres años.

La Fiscalía acreditó la imputación de Nelson Abdalah Ghawi por 21 delitos de Abuso de Autoridad y Usurpación de Funciones y contra José Valery Boris Espinal Ponce y Darío Alberto Mejía Valdivieso por Violación de los Deberes de los Funcionarios.

Según el escrito del lunes 25 de julio que aparecido en la página oficial del Ministerio Público de Honduras, «Para esta semana se tomarán las declaraciones testificales del alcalde del Distrito Central, Nasry Asfura y la exministra de SERNA, Maira Mejía, a propuesta del Ministerio Público, así como la del exalcalde del Distrito Central y ahora Designado Presidencial, Ricardo Álvarez, a petición de la parte defensora».

Actualmente viven en Ciudad del Ángel unas cuarenta familias y al menos trece de ellas han pagado al contado su casa, por lo que no tienen más patrimonio que el lugar a donde viven.

Foto televicentro.hn
Foto televicentro.hn

La caída del Ángel

El muro esbelto (como lo llamaran los geotécnicos, cada vez que lo estudiaban) fractúrose por la fuerza que ejercía  la tierra mojada sobre él, pues retenía el peso de tres bloques de casas y millones de litros de agua que se filtraban a través de los desagües naturales y a falta de salidas de vertientes construidas bajo estudio previo. Aquella pared sucumbía ante la adversidad que le generaba la lluvia.

Hacía unos meses que Karla Álvarez había parado las modificaciones de la fachada en su casa de habitación, pues presentía lo peor; la caída del Ángel. El 3 noviembre de 2013 estaba en su trabajo. Karla recibió la llamada de uno de sus hijos, para darle la noticia de que había que desalojar la casa, porque Ciudad del Ángel se precipitaba a convertirse en un infierno.

Luna, la vecina de otro bloque de Ciudad del Ángel, veía morir ante sus ojos la esperanza de un mundo nuevo.

«Cincuenta años trabajando ¿Para qué, para qué? —se pregunta Luna afuera de la audiencia del juzgado capitalino, en un juicio oral donde no había culpables—, ya ni vivir voy a poder, perdí el caso porque ni pagar un abogado podía… Yo tenía mi salón en el complejo pero ¿A quién voy a peinar ahora? Sólo que a las ratas y a las culebras, porque eso si hay por montones. Pero Dios va a recoger todas las lágrimas de Ciudad del Ángel y hará justicia. Lo dejé todo en esa casa y nadie me va a reconocer un centavo, no es justo, no es justo…»

Karla se tardó un día entero en sacar sus cosas de aquella que una vez fue su mayor orgullo después de su familia. Como a las dos semanas, uno de sus hijos le gritó que fuera a ver las noticias, su casa, su hogar, estaba en el suelo. Ella al otro lado de la TV no podía hacer nada más que ver los escombros.

«Es triste para uno que sus propios hijos vean caer toda una vida de sueños, no es justo la verdad» —declaró Karla, afectada por las emociones, en el juicio oral.

Elheraldo
Foto El Heraldo

En el juicio… sin culpables.

—Se le hace la aclaración pertinente de que la pena por falso testimonio es de tres a seis años —rallaba la Jueza de turno.

No queda muy claro si hablaba en serio.

Once de la mañana, jueves 28 de julio, Juicio oral y público del caso Ciudad del Ángel:

«Yo emití de parte de la alcaldía un compendio de 26 normas de mitigación de riesgos, pues la probabilidad de accidentes según los estudios era de 3.1 y la cifra más alta en la escala estándar es de 4. Normas que se centraban principalmente en la evacuación de aguas lluvias, puesto que el terreno fue impermeabilizado casi en su totalidad, pero cuando se hacen esas tareas en prioritario buscar rutas de acceso al agua para que no debilite la capacidad de soporte de la tierra. Por otro lado, tenían que cumplirla y hacer una revisión periódica cada seis meses»… —relataba Boris Espinal, ex funcionario en la Alcaldía Municipal e imputado por violación a los deberes de los funcionarios, relacionado a la construcción del proyecto habitacional Ciudad del Ángel, ubicada a la salida norte de Tegucigalpa.

El trabajo de Boris Espinal era dar a conocer estos datos (y otros) a la Alcaldía para que no emitiera el permiso de construcción del proyecto, mientras no hubiera un compromiso firmado y sellado por parte de la empresa interesada. Ese trabajo no se hizo, según consta en sus propias declaraciones.

Tomasa Dolores Vásquez, supuesta dueña de varias casas en el complejo habitacional, según sus cohabitantes y a quien algunos acusan de estar a favor de Ciudad del Ángel por soborno, no llegó a testificar. Sus declaraciones eran vitales para el caso. 

Pasó el día hasta llegar al testimonio de Ibraham Molina Perdomo, ex director de METROPLAN, el ente encargado de firmar el visto bueno de los permisos de construcción para todo el Distrito central.

Durante toda su audiencia, Ibraham Molina Perdomo se dedicó a explicar que no sabía absolutamente nada de para qué servían los estudios de SERNA ni qué era un estudio ambiental. Molina Perdomo era el encargado general de todo ese proceso y el filtro final y no hizo nada.

Allá como a las cuatro de la tarde, el ingeniero Franklin Amaya Matute, decide no saber nada sobre el caso y retirarse. Él fue el jefe de la Dirección de Gestión Ambiental de SERNA durante el tiempo que se extendieron los permisos de Ciudad del Ángel.

Todo aquello pintaba un ejército de Pilatos y Barrabases, dónde el único Cristo eran los pobladores de la Ciudad del Ángel.

«Conocí del proyecto por unos compañeros de trabajo que habían obtenido su casa en el mismo lugar y tres años después estaba alquilando una casa en otro lugar por culpa de la mala decisión que tomé al comprar esa casa» —dijo con tristeza Karla Alvarado, vecina afectada, mientras se veía las manos con ojos vidriosos.

Foto La Prensa
Foto La Prensa

Varios de los testimonios como el de Manuel Colindres, vecino inmediato de Karla Alvarado, cuentan que las casas ya tenían fisuras cuando se las entregaron y que las calles eran reparadas con frecuencia porque el pavimento se levantaba y se rajaba. También cuentan que las casas igualmente sufrían daños cada cierto tiempo, pero ya no podían echarse atrás, habían gastado lo que tenían.

Las declaraciones de geotécnicos hacen entrever que la consistencia de la tierra con que se hizo el relleno debía tener por lo menos un cinco por ciento de concreto, pero la consistencia de la tierra de relleno que utilizaron era casi orgánica, es decir buena para venderla como tierra de abono, pero no para utilizarla como relleno de un proyecto habitacional, situado sobre un terreno con riesgo alto de fallar ante el tiempo y los accidentes geológicos.

Luego y para colmo, el muro que colapsó y fue el desenlace del fatídico accidente que dejó a muchas familias en la calle y a otras viviendo en la zozobra, era demasiado «esbelto» para soportar la densidad de masa de la Ciudad del Ángel. Sumado a esto se hizo caso omiso de las 26 normas de mitigación de riesgo emitidas por la Municipalidad del Distrito Central.

Los informes hidrográficos fueron falseados u omitían información, según el testimonio del mismo Boris Pineda, que dijo no conocer algunos datos sobre ello hasta ahora. 

Hoy en día, Ciudad del ángel sigue su curso como un juego de dominó en el que el tiempo se está dejando abrir paso con más desastres. Uno arrastra a los otros y así, gente como Luna, que depositó ahí su vida, nunca verá la luz de nuevo hasta que las instituciones gubernamentales y privadas involucradas dejen de lavarse las manos y tirarle la pelota a los demás.

Hay que ver la forma como los ex funcionarios alegan ignorancia cuando ese es su campo de trabajo.

Desde El Pulso intentamos profundizar en el drama de los habitantes de Ciudad del Ángel, pero los vecinos se negaron a hablar con la prensa por temor a las represalias. No fue sino hasta el juicio que pudimos escuchar a los vecinos mientras platicaban entre ellos.

«No podemos hablar» —decían.

«Estamos siendo perseguidos» —argumentaban sin explicar por quién. O,

«Están prohibidas las cámaras donde vivimos», cuando uno se mostraba interesado en saber más sobre este caso.

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12592478_140187833030669_664578913360893998_nMagdiel Midence (enero 1984), como editor y traductor fue escogido por el IFAL (Instituto Francés para América Latina), para representar a Centroamérica en el Octavo Seminario de Jóvenes Traductores, llevado a cabo en la Ciudad de México D.F. y en la FIL (Feria Internacional del Libro) de Guadalajara, Jalisco en México en 2013. Tradujo al francés el poemario Postales Urbanas y Vitrales de Susana Reyes. Tradujo al español a Gerard de Nerval (Les Chimères et les autres Chimères), compiló  la muestra de nueva poesía centroamericana  “Deudas de Sangre” publicada bajo el sello de anamá Ediciones.  Ha sido editor y columnista tanto en periódicos y revistas nacionales como en el extranjero.

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