Así atacaron a las pandillas en Amarateca

EGO11 marzo, 2019

Marta (pseudónimo), es una mujer de 55 años, baja de estatura que camina con esfuerzo ya que renquea luego de haber sido atropellada por un vehículo, tiene una tez trigueña curtida por el sol,  después de seis años regresa a su hogar en la colonia San Miguel Arcángel, ubicada en el valle de Amarateca, de la cual la habían sacado las pandillas.

“Esa casita me la dejó mi hermano, él se hizo de ella después del Mitch que hicieron estos proyectos, yo me vine a vivir acá con él en 2003, él se murió y la casa me quedó y aquí terminé de criar a mi hijo, a quien me lo mataron por asaltarlo en el 2011, entonces yo vivía sola y poco a poco se me vinieron a meter los de las pandillas hasta que yo mejor me fui por miedo”, relató Marta.

El Valle de Amarateca y específicamente las colonias Divina Providencia, Santa Rosita, Ciudad España, Habitat, San Miguel Arcángel y Rancho Ebenezer eran territorios controlados por el crimen organizado, según la Fuerza Nacional Antimaras y Pandillas (FNAMP), “por ser un lugar de privilegios y comodidad para delincuentes, en su mayoría miembros y colaboradores de la organización criminal pandilla 18”.

Por más de ocho meses la FNAMP realizó un “trabajo sistemático identificando que en el Valle de Amarateca había grupos criminales miembros de Pandilla 18, recolectando medios e indicios probatorios de forma permanente para capturarlos y procesarlos”, explicó un agente de esta fuerza a El Pulso.

Se han realizado más de 70 capturas de miembros de esta organización hasta la fecha en la zona o relacionados con ella, en un enfrentamiento se dio muerte a José Luis Lara Rodríguez alias Valiente, hecho que marcó un antes y después en la lucha por la recuperación de este sector.

José Luis Lara, alias Valiente, murió en un enfrentamiento con la FNAMP, según estos era el cabecilla de la «Pandilla 18» en la zona.

“Valiente era una cabecilla a nivel nacional, aprovechaba la topografía del sector para vigilar el ingreso de elementos de seguridad y de otros cuerpos del Estado, luego de la muerte de Valiente la pandilla se trató de reorganizar, antes se habían capturado 21 después de eso 37, casi la mitad de todos los miembros de maras y pandillas fueron detenidos en ese sector de Amarateca”, continúa explicando el agente.

Agrega que “alias Valiente era el líder de la zona ahí recolectaba dinero de otros miembros, en la zona él pasaba desapercibido, hacía viajes a la zona urbana y regresaba, la zona es un lugar donde no entraba la otra pandilla, era investigado por la comisión de delitos como extorsión, homicidio y un supuesto cementerio clandestino, donde les quitaba la vida a sus víctimas”.

Según las autoridades, Valiente era quien recibía órdenes de los cabecillas en las prisiones y él ordenaba y controlaba la extorsión, la venta y tráfico de drogas y daba las órdenes de ejecución y sicariato.

Al consultar a Marta si conoció a Valiente entra en dudas y dice que el nombre le suena pero no está segura, luego comienza a relatar como fue desplazada de su hogar y tuvo que buscar refugio donde una sobrina por varios años.

“Yo miraba a los muchachos del barrio, pero ya se notaba que se iban haciendo como malos, se empezaron a rapar la cabeza y ya lo miraban con recelo a uno, en las noches probaban armas haciendo tiros al aire, a mí no me quedaba más que rezar porque vivía sola, no tenía a quien pedirle ayuda, tenían problemas con algunos vecinos”, detalla Marta.

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Continúa diciendo que poco a poco fueron cerrando algunos de los negocios, los vecinos de la esquina más cercana a ella se tuvieron que ir, porque los muchachos perseguían a sus hijas y ante las negativas de estas al cortejo las amenazaron, les dieron 48 horas para “desaparecer o las desaparecerían”.

“En mi caso, después de eso yo tenía gran miedo, un febrero me acuerdo que uno me vino a tocar la puerta de la casa, para que les guardara unas cosas porque podía andar la policía, me dijo que solo era por dos días máximo y dejaron en un cuarto unas cosas, al día de hoy no sé qué era, yo digo que armas por el tamaño, no dormí esos dos días, después estuve tranquila como un mes”.

Pero el día que se dio cuenta que tenía que dejar su casa fue cuando la abordaron dos de los muchachos en el bus que la llevaba a su casa al decirle “abuela mire que vamos a ocupar su casa, para que nos cuide a dos compañeros que tienen unos problemas y se tienen que esconder, nosotros le vamos a pagar diez mil lempiras por un mes y usted les da la comida y si llegan a preguntar quién sea les dice que vive sola, usted renuncia a su trabajo o pide vacaciones y no sale ese mes y nosotros la vamos a cuidar”.

Con nerviosismo revive la experiencia, dice que esa noche no durmió y a la mañana siguiente sacó en una bolsa la ropa que pudo y fotografías de su familia dejando toda su vida y posesiones atrás, por miedo a ser víctima de las pandillas.

El oficial de la FNAMP explica que esta es una forma muy usual de proceder de los pandilleros “hay personas que colaboran de manera involuntaria, se siente obligados y lo hacen por temor, no porque sean miembros, sino que se ven rodeados, a veces le piden una recarga o una bebida o comida, o le piden la casa para esconder un vehículo o drogas”.

Marta no volvió a su casa por seis años, solo mantuvo contacto casual por teléfono con una persona que tiene un expendio de bebidas alcohólicas y también estaba ligada a la pandilla quien la mantenía al día con algunas de las cosas que pasaban en la colonia, esta le dijo que la pandilla usaba su casa esporádicamente, pero que mejor no se acercara, porque ese rechazo podía ser fatal.

“Cuando esta señora me contaba era como gracia lo de la pandilla, ella les vendía bebidas y hasta a veces les ayudaba a pasar gente o esconder cosas, ahora está preocupada porque ya no hay pandilleros, ya no vende tango guaro y se queja, pero no ve lo bueno, que uno ya va a poder volver”, menciona Marta.

El presidente Juan Orlando Hernández supervisó y felicitó a las agencias que participaron en la recuperación de estos territorios, actualmente una gran maquinaria del Estado trabaja en el apoyo de los pobladores ayudándoles con pintura para las casas y con programas de emprendimiento para que pongan pequeños negocios, esto debido a que el retiro de la pandilla trae como consecuencia el alto al flujo de dinero que estos dejaban en la comunidad.

Desde el consumo en los negocios, hasta el empleo a menores para alertarlos de la presencia de extraños o de la misma policía, cuando se retira el crimen las comunidades siente una recesión económica importante.

“De entrada hay un rechazo porque hay personas que se beneficiaban directa o indirectamente, en donde ven tan común el obtener dinero por venta de drogas o crimen organizado que ya lo ven como una renta o un ingreso económico mensual o semana y lo ven natural”, agrega el agente.

El gobierno declaró el Valle de Amarateca como una zona libre de maras y pandillas, actualmente hay apoyo del gobierno con intervención social, actividades recreativas y anuncian que la presencia policial y militar será permanente, Marta no se ha mudado a su casa ya que está en malas condiciones con dibujos de pandillas y muy sucia, pero dice que está solicitando la ayuda con la pintura y pronto regresará.

De acuerdo a la investigadora del Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh), Miroslava Cerpas, el total de personas desplazadas internamente en Honduras podría alcanzar el medio millón, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), registraron en 2018 el desplazamiento forzado de unas 2,241 personas, más de 800 en comparación con el 2017, donde contabilizaron 1424.

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