La Mara Salvatrucha (Parte 1 de 2)

EGO18 abril, 2017

Esta sección del estudio realizado por la revista InSight Crime sobre las maras y pandillas en Honduras, habla específicamente sobre la Mara Salvatrucha (MS13) una estructura criminal que parece estar mutando a niveles transnacionales y que alarma a las autoridades del triángulo norte de Centro América.

La estructura de la MS13 es más difícil de descifrar que la de la pandilla 18. A primera vista ambos grupos aparentan tener un sistema jerárquico similar. Sin embargo, la MS13 tiende a trabajar a través de células más pequeñas y concentradas. Parece ser más disciplinada y estar más controlada en su esquema social, militar y político. Además, el grupo ha demostrado una tendencia a expandirse hacia nuevos territorios, tanto económicamente como geográficamente, lo cual los vuelve cada vez más como un grupo criminal sofisticado y menos como una mara o pandilla callejera tradicional.

Lea el estudio sobre la estructura de la pandilla 18 que realizó InSight Crime. 

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Estructura organizacional de la MS13

En la cúspide de la estructura de la MS13 se encuentra un toro o lo que ellos llaman un “palabrero.” Al igual que con la 18, este líder típicamente está encarcelado. La “escalera corporativa” no cesa de existir cuando un miembro de la mara se encuentra encarcelado. De hecho, el encarcelamiento puede acelerar el ascenso en ambas estructuras, tanto en la mara como en la pandilla. A los miembros encarcelados frecuentemente se les llama “viejos”. Algunos de estos han sido deportados, pero contrario a lo que sucede en El Salvador, donde los deportados juegan un rol esencial en la jerarquía de la MS13, este no es el caso en Honduras.

Estos palabreros mantienen una comunicación permanente con sus súbditos en la calle, así como con familiares y líderes de maras en otros países. Un ejemplo reciente de este contacto frecuente entre los líderes encarcelados se dio en El Salvador. Recientemente, la atención de los medios en unos supuestos ataques de la MS13 en contra de mujeres con el pelo teñido de rubio en Honduras alcanzó su punto álgido y en respuesta los líderes de la MS13 emitieron un comunicado conjunto por medio del cual negaron ser responsables de los ataques o amenazas emitidas desde El Salvador o desde Honduras.38 Tildaron el periodismo hondureño de ser “amarillista”, alegando que dichos rumores sólo buscan “justificar las acciones irracionales” de las fuerzas de seguridad en contra de las maras y pandillas en El Salvador.

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La relación entre los líderes de la MS13 en El Salvador y sus contrapartes de Honduras ha llevado a algunos a especular que ambos están trabajando mano a mano para crear una organización criminal más transnacional. Más adelante en este informe se tratará el tema con mayor nivel de detalle, pero basta decir que todo indica que la MS13 en Honduras parece estar incursionando de forma constante en el negocio de la venta de drogas al por mayor, mientras aquellos en El Salvador podrían estar incursionando en el mercado ya a nivel internacional. Ambos giros representarían saltos significativos para una organización que históricamente se concentró en la compra de pequeñas cantidades de drogas de traficantes mayoristas independientes.

Al igual que la 18, la MS13 ha dividido sus operaciones en células que son manejadas a nivel de barrio o colonia. Tienen un jefe, llamado por los demás por su apodo. El jefe tiene una colonia o barrio bajo su mando. También hay unos pocos casos en los que algunos tienen varias colonias o barrios bajo su mando. Hay algunas colonias que son más importantes que otras, especialmente porque se relacionan con la capacidad de la MS13 de generar ingresos y su capacidad de resistir a los rivales e infringir violencia en su contra.

Cada jefe cuenta con un sargento, el segundo al mando. El sargento cuenta con un pequeño número de soldados leales a su disposición para trabajos requeridos por la mara, incluyendo la seguridad del territorio bajo su control. La seguridad es de vital importancia, considerando las distintas amenazas en contra de la fuente principal de ingresos de la MS13: el narcomenudeo a nivel local. Un soldado también podría ser designado como el “ranflero” o gerente del negocio de droga. Sin embargo, la mayoría de estos se concentran en el tema de seguridad.

Para lograr esta seguridad, los soldados dependen de lo que ellos llaman los “locos”. Los locos son el equivalente a los paisas en la estructura de la 18. Estos aún no tienen la condición de miembros activos, pero están a punto de dar el paso para entrar a la estructura a través de la golpiza ceremonial. Estos locos mantienen una estricta vigilancia sobre lo que la MS13 llama “mulas”. Estas mulas trabajan como traficantes de drogas para la mara, pero aún no son y podrían nunca llegar a ser miembros activos. Mueven la droga en pequeñas cantidades en mochilas en los puntos de venta. Estos puntos de venta cambian con frecuencia, lo cual lo hace más difícil para sus rivales y para las fuerzas de seguridad ubicarlos.

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Si la MS13 escucha de alguna posible redada por parte de las fuerzas de seguridad, usualmente es porque los locos son advertidos por los banderas que se encuentran distribuidos por todos lados. Al igual que la 18, la MS13 cuenta con una gran cantidad de jóvenes que son incorporados a sus operaciones en distintos niveles y con distintas responsabilidades dependiendo de su edad, nivel de experiencia, y percibida fidelidad al grupo, entre otros factores. En el nivel más básico, el bandera, es responsable de notificar a los locos que cada vez que alguien ajeno al barrio –por ejemplo un miembro de una pandilla rival o una autoridad por parte del gobierno– ingresa a la colonia. Los banderas de mayor perfil suelen transportar armas o dinero de un lugar a otro dentro del área de influencia de la mara.

Los banderas y los locos muchas veces se comunican a través de celulares o en algunos casos con radios walkie talkies. Los banderas y los locos también suelen utilizar un sistema rudimentario de silbidos para notificar la presencia de las fuerzas de seguridad o pueden gritar apodos como “perros” (para indicar que viene la policía), “iguanas” (policía militar) o “plátanos verdes” (para los militares). La comunicación dentro y fuera de la prisión también se hace a través de teléfonos celulares. Sin embargo, en vista que el gobierno recientemente instaló bloqueadores para la recepción de celulares en torno a las cárceles, algunas autoridades han indicado que las maras y pandillas ahora están utilizando teléfonos satelitales para comunicarse desde sus celdas. Los jefes también utilizan a los miembros del nivel más bajo, y a sus familiares o a otros miembros activos de la mara para enviar “huilas”, o notificaciones (cartas codificadas) a las prisiones. Estas cartas están escritas en código, lo cual lo vuelve difícil incluso para los investigadores más experimentados interpretar su contenido.

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Modus operandi y economía criminal de la MS13

La MS13 tiene una base de ingresos distinta a la de la 18, un hecho que impacta enormemente en la forma que está organizada. Las dos fuentes principales de ingresos para el grupo son la extorsión al transporte público y la venta de drogas a nivel local. Contrario a la 18, la MS13 no explota a sus vecinos inmediatos, lo cual les ha permitido construir una imagen más positiva y acumular capital político y social en sus áreas de influencia. La MS13 también es menos desafiante al ser confrontados por las autoridades, lo cual les ha permitido salir bien librados de algunos casos legales, así como penetrar en la estructura de la policía más fácilmente.

Extorsión

La MS13 ha estado extorsionando al sector del transporte público por más de una década. Ha establecido métodos de comunicación, precios (que en algunos años ha incluido el cobro de un bono navideño y de pascua), y puntos de entrega. Como se mencionó antes, los miembros del sector de transporte público sospechan que la policía y posiblemente algunos oficiales estén involucrados en estos esquemas, aunque no ofrecieron ninguna prueba de dicha colusión. Estos policías no son considerados como parte de la mara. Supuestamente solamente cobran una cuota dependiendo de su rango y ubicación. Esta corrupción también se da dentro de las prisiones, donde los líderes de la mara supuestamente les pagan a los oficiales de la prisión y a los guardias para asegurar una fluida circulación de dinero, bienes e infraestructura. Un ejemplo de esto son los teléfonos celulares que entran y salen de las prisiones con plena regularidad.

Esta concentración de la MS13 en un esquema de extorsión a un nivel más macro es esencial desde varios ángulos, ya que implica que la mara no presiona demasiado a las pulperías, a los vendedores ambulantes, a los dueños de ferreterías, mecánicos y otros trabajadores de la economía informal en las calles de sus comunidades. Esto también hace de la extorsión una tarea difícil para otros que alegan falsamente pertenecer a la mara, ya que la comunidad entiende y sabe que la MS13 es la mara dominante y usualmente no participa en tales actividades. Esto ayuda a que la MS13 gane capital político y social en estas áreas. Los rivales –sean otras pandillas o las fuerzas del orden– se ven cada vez más como invasores al lado de los “muchachos” de la MS13, que pareciera que están más bien cuidando al vecindario y protegiendo a sus habitantes.

Esta yuxtaposición ha sido importante para la MS13 ya que hay otras maras y pandillas menos conocidas que también incursionan en el mercado de la extorsión. Estas otras maras o pandillas –como los Chirizos, el Combo Que No Se Deja y los Benjamins– operan bajo la noción simplista que ellos pueden aterrorizar a la población hasta someterla. Los Chirizos, por ejemplo, son conocidos por torturar y asesinar brutalmente a aquellos que los desafían y dejan sus cuerpos en lugares públicos envueltos en sacos, usualmente de manta azul. Los Benjamins por su lado, han pasado los últimos meses lanzando una sangrienta ofensiva en contra de por lo menos una cooperativa de taxis en Tegucigalpa.

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En Honduras, este uso de la violencia puede ser medio suficiente para establecer el dominio dentro de un territorio específico, como hemos visto con el caso de la 18. Sin embargo, la MS13 también ha logrado ganarse el apoyo de la comunidad al evitar el uso de dicha violencia y por tanto se han establecido como los “protectores” de la zona.

Esto parece estar ocurriendo en Los Mercados de Comayagüela, donde la MS13 y los Chirizos están en una lucha por controlar el territorio. Parte de la reciente campaña de la MS13 incluyó la emisión de una prohibición virtual por medio de la cual a las mujeres se les prohibió pintarse el pelo de rubio y de usar mallas negras. Aunque los medios se concentraron en la histeria provocada por la prohibición, el trasfondo es que los Chirizos aparentemente estaban utilizando mujeres con esas características y apariencia para cobrar dinero de extorsión. Para aquellos que temían la visita de la cobradora del pago de extorsión, usualmente una “chiriza” vestida de negro y con el pintado en su tienda, el mensaje era claro: la MS13 estaba haciendo todo lo posible por detener esta actividad.

La MS13 muchas veces asume este esquema protector y lo lleva a un nivel más profundo. En algunas zonas visitadas por los investigadores de InSight Crime, la mara se ha convertido en el mediador al que se acude para resolver los conflictos domésticos y entre vecinos, según lo cuenta la policía y los líderes de los patronatos en estas áreas. El abuso intrafamiliar –sea un padre golpeando a un hijo, o se trate de un caso de violencia conyugal– no se tolera, según nos dijeron. En el municipio de Tela, por ejemplo, se sabe que la MS13 tiene un esquema establecido bajo el cual con la primera ofensa de violencia intrafamiliar le dan una advertencia al esposo, luego viene una golpiza en la segunda ocasión, pero si se da una tercera falta, se le expulsa de la comunidad.

Lea sobre el papel que las mujeres cumplen en las maras y pandillas en Honduras en el siguiente enlace:

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Esta concentración en una extorsión más a nivel macro también le permite a la MS13 trabajar en el negocio del transporte. Muy parecido a un banco, la MS13 toma porcentajes y eventualmente la totalidad de cualquier negocio de transporte que no pague lo que se le adeuda. Esta política le ha permitido a este grupo convertirse en dueños parciales o totales de varias cooperativas de buses y taxis en todo el país. Una vez que obtienen la propiedad de dichos bienes, la MS13 suele mantener una estricta vigilancia sobre los flujos de ingresos de todas las cooperativas y luego ajustan sus tasas de extorsión conforme a sus hallazgos. También hay beneficios accesorios, como el empleo en “trabajos fantasmas” para familiares y amigos en estas cooperativas.

Las experiencias de poseer y manejar empresas de transporte han obligado a la mara a crear unidades financieras más sofisticadas dentro de sus filas. Aunque por el momento no han dividido su estructura en una división financiera y militar, algunas autoridades sugirieron que la MS13 ha patrocinado los estudios universitarios de algunas personas en el área de finanzas y leyes. La extorsión y las posesiones financieras cada vez más grandes de la mara también han llevado a la MS13 a ser un grupo de una naturaleza cada vez más empresarial. Los miembros han empezado a referirse a su organización como “la empresa”, algo que podría acercarse cada vez más y más a la realidad considerando que la mara está tratando de perfilarse en un mejor puesto dentro del mundo del tráfico de drogas.

En la segunda parte de esta investigación:

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ESTE ESTUDIO HA SIDO REALIZADO POR LA REVISTA INSIGHT CRIME EN ALIANZA CON LA ASOCIACIÓN PARA UNA SOCIEDAD MÁS JUSTA (ASJ)

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