La patria “independiente” sin territorio

ABarahona24 septiembre, 2020

Por Gilberto Ríos Munguía, Dirigente del Partido Libertad y Refundación.

Las ZEDEs o Zonas de Empleo y Desarrollo Económico, también conocidas como Ciudades Modelo, vuelven a ser controversia en la opinión pública en el país. La noticia se ha vuelto a activar a partir de vídeos virales en redes sociales, en los que se denuncia la activación de proyectos de infraestructura en las Islas de la Bahía, ubicadas en el mar caribe al norte de Honduras. Las poblaciones comienzan a sufrir desplazamientos de sus territorios ancestrales y el escándalo levanta el repudio en varios sectores de la sociedad.

En el año 2012 la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, declaró ilegal e inconstitucional los proyectos de entrega del territorio nacional a compañías extranjeras. Los magistrados /as de esa misma sala fueron destituidos el 12 de diciembre del mismo año mediante un procedimiento irregular en una noche en la que tanques y efectivos militares de las Fuerzas Armadas, rodearon el edificio del hemiciclo legislativo, mientras los diputados del oficialismo conseguían imponer una votación a favor del procedimiento ilegal. (Años más tarde los magistrados /as destituidos recibirían un fallo favorable de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sin que esto significara la corrección de lo cometido contra la Carta Magna).

Esa misma Sala, contando con los Magistrados alineados con Juan O. Hernández, fueron los que permitieron la violación de los artículos constitucionales llamados “pétreos”, en los que se prohibía la reelección presidencial; a su vez dieron luz verde a la aprobación de las Ciudades Modelo en Honduras. Dos grandes crímenes se cometerían entonces en esa Sala de la Corte: la primera, la violación a la Constitución con el tema de la reelección –motivo por el que supuestamente habían dado un golpe de Estado contra del Presidente Zelaya- y segunda, la violación a la soberanía nacional al disminuir la potestad del Estado de Honduras de controlar las zonas territoriales en las que se instalarían las ZEDEs.

Más indignante ha sido que estos hechos se estén consumando en el llamado “mes de la patria” en el que se conmemoran los 199 años de independencia política de España; pero también los 178 años del asesinato del paladín centroamericano Francisco Morazán, unionista que logró forjar por casi diez años la unidad de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica en un proyecto Federal, anti oligárquico y anti imperialista, en favor del desarrollo independiente de la región con una visión autónoma.

Otro aspecto lacerante a la dignidad patria, es la calidad de los territorios cedidos al capital extranjero, ya que se trata de puertos o zonas de enorme riqueza natural en las que el Estado dejaría de tener total influencia o control. Las ZEDEs según esa legislación aprobada, podrán desarrollar su propia administración de justicia (leyes, juzgados, fuerzas de seguridad, etc.) y –más grave aún- su propia legislación laboral. Bien podrían convertirse en territorios para el esclavismo, cumpliendo así el sueño de las elites neo conservadoras mundiales que pelean a cada segundo por el retroceso absoluto de todas las conquistas históricas de la clase trabajadora y también de los derechos civiles.

Varios modelos del capitalismo moderno han alcanzado esta visión; una es la que logró la política exterior norteamericana al destruir Estados mediante de la guerra de invasión imperialista, en la que anarquizaron plenamente sociedades, acabando o retrocediendo drásticamente las formas civilizadas de convivencia social. Establecieron la fuerza y el abuso contra la población civil como una norma. Es el caso de Libia, Somalia, Afganistán, Irak y también quisieron intentarlo en Siria, pero en esa ocasión actuaron a tiempo países aliados que no permitieron el avance de esas fuerzas.

En el caso de Honduras, los niveles de violencia para acabar con el Estado han ido de la mano también con la proliferación del control de las fuerzas del narcotráfico y otras fuerzas del crimen organizado, que han logrado colocar al régimen de facto que desgobierna el país desde 2009. Igual que en Colombia, las masacres pasan a ser un conteo semanal que registra a cuentagotas una política de exterminio contra la oposición política y social, y un control represivo de los mercados de la droga y también de la política.

 

 

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