El Centro de Estudios de la Mujer en un foro sobre el “Impacto del covid-19 en la vida de las mujeres” revelan que la vida de las mujeres se ha precarizado y el escenario del covid-19 solo empeoró los problemas preexistentes en los países de la región de América Latina.
A través de los foros realizados durante la pandemia, varios grupos organizados de Honduras, El Salvador, Guatemala y Bolivia participaron donde compartieron sus experiencias, situaciones así como las estrategias implementadas en las comunidades.
Las decisiones de las autoridades para la contención de la pandemia ha afectado en muchas formas a las mujeres, debido a que han dejado de percibir ingresos, se han encargado de los trabajos domésticos y el cuidado de sus hijos, además de que mujeres han tenido que convivir con sus agresores, aseguraron en el foro.
“Ha afectado la paralización de las actividades económicas y movilización, aumento el trabajo doméstico de las mujeres y de cuidado de sus familias y de las comunidades, incrementó la vulnerabilidad de las mujeres ante la violencia patriarcal en sus hogares impidió las acciones de incidencia política, generó desempleo”, fue una de las reflexiones.
Mirta Kennedy, quien hizo la presentación del informe, concluyó que la pandemia puso al desnudo “los efectos de las políticas neoliberales de debilitamiento de los sistemas de salud publica por la creciente privatizaciones de los mismo, y la incapacidad de los gobiernos de hacer frente a la crisis”.
El confinamiento ha deteriorado la vida de las mujeres, privándoles de muchos derechos desde la salud hasta el alimento, sobre todo en un país donde predomina la desigualdad. Además Kennedy “expresó que las medidas de prevención fueron ineficaces, generando miedo y llevando a a estigmatización”.
“Las mujeres están viviendo una situación horrible, la violencia doméstica ha aumentado, mas bien las medidas han funcionado para retenernos presos en nuestras casas menos a los delincuentes”, comentó una de las mujeres en el foro.
No obstante, no del todo fue negativo, también se refleja que hubo una fuerte capacidad de respuesta, movilización y organizativa de las mujeres de los sectores de la región.
“Algunas de las estrategias se implementaron en tres zonas de Honduras, desde la red de mujeres de la Colonia Ramón Amaya Amador se reactivó la olla comunitaria. Comunidades garífunas crearon centros de acopio y visitas casa por casa. En el sur, cooperativas de vivienda se han fortalecido y mejorado las respuestas comunitarias”, dijo Kennedy.
El cultivo de alimentos propios, la medicina natural ancestral y las redes de apoyo que han creado para poder conllevar la situación han ayudado a enfrentar el confinamiento y los daños colaterales del covid-19.
«Me he sentido fortalecida para seguir luchando para las mujeres y las comunidades, nos ha ayudado los enlaces para dar a conocer a la práctica lo que hemos aprendido lo de salud, la medicina natural. Las mujeres han aprendido a volver a lo ancestral, a protegerse con las plantas medicinales», dijo una de las participantes.
Para más información:
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