Parte I- Primeros pasos de una «reforma digital» y referentes de gobiernos digitales
El gobierno digital fue parte de la agenda del Presidente Juan Orlando Hernández desde que inicia su mandato. En el 2014 establece un plan maestro para desarrollarlo en cuatro años, no obstante, se puede decir que este plan comienza un poco más concreto en la era covid-19.
¿Pero qué implica el gobierno digital y qué se podría aprender de otros países? Tomando en cuenta como inicio que Honduras es uno de los países más pobres, dónde menos del 45% de la población no cuenta con acceso al Internet y otra parte de la población no tiene dispositivos.
Asimismo, el gobierno tiene instituciones débiles, de los cuales más de la mitad de los hondureños no sienten confianza por sus autoridades y muestran insatisfacción por la democracia.
Lejos de tecnologías sofisticadas y aplicaciones, los gobiernos digitales se asientan en la confianza.
Estonia fue uno de los primeros países en digitalizar todo un Estado luego de una crisis. La reconstrucción de un país fue el inició de un rumbo hacia la experimentación cuenta la experta en un Ted Talk, Anna Piperal y tenían algo invaluable que les permitiría hacer realidad su visión.
Desde el 2001 declaran impuestos de manera digital y desde el 2005 pueden votar desde su celular o cualquier dispositivo. Anna Piperal cuenta que todos los servicios públicos desde la educación hasta la justicia se hacen en línea sin necesidad de tantos trámites que se consideran complicaciones de las vidas. Pero este camino hacia la digitalización requiere algo invaluable, que no se puede comprar con dinero.
Piparel agrega que uno de los principios del gobierno digital de Estonia es que el Estado solo puede hacer uso de los datos ni puede guardarlo más de una vez. Esta es la estructura de las bases de datos que posibilita ser regulados. Además cada individuo es dueño de sus propios datos.
La digitalización de una sociedad se edifica con la confianza, con ser abiertos y transparentes en el manejo de un Estado.
Valores y principios que los gobiernos de Honduras han carecido por años, incluyendo la actual administración.
Un estudio desarrollado por el Instituto Universitaria de Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS) reveló que 1 de cada 4 hondureños considera que no son efectivas las instituciones del país, dijo Carlos Meléndez, consultor internacional experto en democracia.
Como primer instancia, se debe garantizar la privacidad y confidencialidad, en la creación de un sistema que guarde los datos personales evitando la duplicación y la centralización.
Estonia desarrolló una tarjeta de identidad digital que lo emite el Estado que esta reforzado con firmas.
Estos también fueron los primeros pasos de Honduras que por años ha venido desarrollando el proyecto de emitir una nueva tarjeta de identidad. El Registro Nacional de las Personas (RNP) desarrolló la aplicación SIN RNP con la finalidad de que los ciudadanos tuvieran a su disposición su tarjeta de identidad, verificar los datos sin necesidad de ir a los recintos de la institución.
Midence dijo en una conferencia de prensa que el corazón del sistema digital es el Registro Nacional de las Personas.
En el 2018, el embajador de la Unión Europea, Alessandro Palmero, dijo para el Diario El Heraldo que los gobiernos digitales necesitan de la identidad digital que permitiría reducir costos, burocracia, mayor transparencia, accesibilidad y necesario para elecciones.
El gobierno digital que busca establecer Juan Orlando Hernández es anunciado en medio de una pandemia, donde el sistema de salud se está quedando sin oxígeno al mismo tiempo que las empresas necesitan de un respiro.
En medio de estos dilemas de abrir las economías y quedarse en casa, entre la palabra del empresario, del hambre y del doctor, la mayor parte de las familias hondureñas luchan por sobrevivir.
“Tenemos que pensar las maneras de hacer gobierno, las herramientas que vamos a proveer las soluciones que vamos a construir con el sector privado, con las instancias del gobierno y las cooperaciones”, expresó el ahora ministro de Prioridades Presidenciales e Innovación Pública, Marco Midence.
Las primeras ofertas que dio a conocer Midence fueron la creación de aplicaciones orientadas a atender a la población desde casa como es la «Telemedicina» y “Te Cuido”. Asimismo, los salvoconductos que antes eran entregados de manera física se pueden solicitar en línea y otro nuevo paso ha sido la licencia digital.
La licencia digital fue la más reciente implementación que permitirá verificar en tiempo real si una licencia digital está vigente además de que formará parte del proceso que sistematizará varios trámites de la Policía Nacional, servicios de Vialidad y Transporte o la hoja de antecedentes policiales.
Estonia, uno de los países lideres en la digitalización ha servido como un ejemplo, ahora más países europeos entre ellos Dinamarca han impulsado estas estrategias. También existe el otro lado de la moneda, y para aprender de los buenos modelos, se necesita pasar por lo malo ya que la tecnología en las manos equivocadas podría ser usada como un arma o como un instrumento de control o de otras intenciones.
China es un país que ha sido referente en la digitalización y creación de tecnologías. Con Rusia, ha recurrido al uso del sistema de reconocimiento facial que se usa en las transacciones de bancos, contraseñas, aviones y en espacios públicos. Este sistema con la ayuda de la inteligencia artificial ayuda a detectar las caras de las ciudadanos. Hasta cierto punto se tratan de sistemas de vigilancia que aunque puede traer ventajas para cuestiones de seguridad, puede implicar poner en duda si nuestros datos personales están en juego para otros fines.
A pesar de que Honduras tiene un largo trayecto para llevar a cabo estas estrategias, tampoco estamos muy alejados. Trabajar con datos personales es algo sensible y existen varias amenazas. Uno de los retos de América Latina, incluyendo Honduras, es hacer funcionar sistemas que impidan ilegalidades o irregularidades, enfocarse en la ciberseguridad, y no esfuerzos «a medias» y que esto no se convierta en otro proyecto abandonado.
