Recientemente salieron a luz pública unas imágenes provenientes de El Salvador donde aparecen pandilleros (ya encarcelados) sentados y colocados unos tras de otros sólo con ropa interior. El Presidente Nayib Bukele quién se ha caracterizado por mostrar “mano dura” con los pandilleros, confinando miembros de diferentes pandillas en las mismas celdas. La medida de Nayib ha causado la simpatía de quiénes creen que las pandillas son los originarios de la violencia que abate nuestros países. Algunos inocentes han creído que exterminando a los pandilleros se termina las muertes, extorsiones y toda clase de violencia.
La historia registra que una de las maras denominadas “ms” tuvo sus orígenes en los Ángeles, California EEUU. Integrada por inmigrantes centro americanos, sobre saliendo, salvadoreños. ¿Qué está haciendo Bukele para que los salvadoreños no migren hacia EEUU? Según la ONU 1,700 000 salvadoreños se encuentran fuera de sus fronteras, el 90 % de ellos en los Estados Unidos De Norteamérica. Las pandillas son mayoritarias en Centroamérica con respecto al resto de los países. Ligadas directamente con la pobreza y profunda desigualdad social.
Se suele decir: ¡ esos mareros! Como sí fueran seres de otro planeta. Expresión despectiva para deslindarse de la responsabilidad que a cada uno corresponde. Acaso un marero no es aquel compañerito de escuela, aquella niña/ hija de migrante que a sus 11 años fue violada, aquel niño que en ausencia del padre y madre encontró en la calle una manera de sobrevivir disparando un arma.
Que de aquel joven que quiso estudiar y trabajar y se le negó la oportunidad de lo uno y de lo otro. Acaso ese marero no es un vecino, un hijo, un hermano, un padre.
¿Acaso un marero no es producto de una sociedad decadente de la que todos somos partes? El marero es el latino/negro que va como carne de cañón en las guerras, mientras los que las dirigen están muy cómodos en sus hogares o tras de un escritorio. ¿Qué del candidato a cargo de elección popular que votamos y que sabemos que es un corrupto? ¿Qué del político narcotraficante? ¿ Y el militar, policía ; magistrado, fiscal, diputado? Pero lo más fácil es matar al pandillero que generalmente es pobre. Pero, y, ¿el pandillero de cuello blanco?
¿Y sí matamos a todos los mareros junto a políticos, empresarios corruptos, obispos pederrastras, violadores y todos los demás delincuentes? Me preguntan. Hagámoslo les contestó. ¡Soló quedaremos los asesinos! Guillen Zelaya dijo que no es cortando las ramas que se seca el árbol ni es matando al perro que se quita la rabia. “ojo por ojo y todos quedaremos ciegos” nos dice el viejo refrán.
Bukele en El Salvador da muestras claras de ser un tirano. Meses atrás se fue a meter acompañado de militares al Congreso Nacional, irrespetando la independencia de poderes que debe de existir para una mejor gobernanza.
Nuestros pueblos siguen engolosinándose con dulces envenenados lanzados por una clase gobernante de pocas luces, corrupta y señalada por narcotráfico en el caso de nuestro país. Una clase gobernante que lejos de atacar los generadores de la mayoría de males como lo es la pobreza y desigualdad social nos lanza a los mareros para que se ataquen pobres contra pobres.
