EL LUNES DE LAS VERDADES A MEDIAS

EGO14 agosto, 2019

Desde tempranas horas del pasado lunes se dio una guerra mediática entre partidarios y adversarios del presidente Juan Orlando Hernández, se manejó todo tipo de teorías conspirativas de parte de ambos bandos, fue una verdadera batalla de desinformación.

La crisis comenzó el lunes temprano, a las 8:42 de la mañana precisamente, con un tweet de la Directora del Consejo Nacional Anticorrupción, Gabriela Castellanos, donde expresó que “Ha llegado la hora de confiscar el poder”, una frase ambigua que hizor correr la imaginación de muchos, sobre todo, porque Castellanos se encontraba de gira por los Estados Unidos manteniendo reuniones para informar sobre su gestión y casos de corrupción.

En Honduras se vive una crisis política latente desde el año 2015, la Constitución prohíbe de forma explícita la reelección, pero a través de una sentencia en respuesta a un recurso de inconstitucionalidad del 22 de abril de ese mismo año la Corte Suprema de Justicia  le permitió a Hernández postularse para presidente otra vez.

Validando de alguna forma la decisión de la Corte, la oposición realizó un extraño matrimonio para tratar de vencer a Hernández, Libertad y Refundación (Libre), y el excandidato del Partido Anticorrupción (Pac), Salvador Nasralla acordaron presentarse a los comicios de noviembre juntos en una Alianza de Oposición.

Nasralla en las elecciones de 2013 fue un outsider, una de las caras más conocidas en el país ya que es el director de deportes de la cadena televisiva más grande de Honduras, decidió entrar en política y fundó un partido que prácticamente sin inversión logró colocarlo como el tercer candidato en votos y obtener 13 diputados en el Congreso Nacional, en la Alianza aportaba su imagen fresca y diferente a los políticos tradicionales, especialmente se podía ufanar de no estar implicado en ningún acto de corrupción.

Libre sumaba su estructura, indispensable para defender el voto en las urnas y también la experiencia de su coordinador, el expresidente Manuel Zelaya Rosales, quien en 2009 sufrió un golpe de estado y desde entonces busca recuperar el poder perdido.

Volviendo a la mañana del lunes, comenzó a sonar y viralizarse el rumor que el presidente Hernández realizaría un viaje de «emergencia» hacia los Estados Unidos, incluso se publicó el manifiesto de vuelo del avión que utiliza, saliendo a las 12 doce del mediodía de Toncontín rumbo a la Base Aérea Andrews, en las cercanías de Washington D.C., capital de los Estados Unidos.

 

 

El exdiputado por el Pac y ahora diputado del Partido Innovación y Unidad (Pinu), Luis Redondo, a las 11:55 de la mañana también a través de su cuenta de twitter expresó “EL Usurpador nacionalista señalado por corrupción y por narco estado de la Presidencia de Honduras ha sido llamado por el Departamento de Estado a Washington, USA. 6:00 pm de USA | 4:00 pm de Honduras. Saldrá en unos momentos de Honduras”.

 

Luego de eso las redes sociales se volvieron locas, llenas de especulación, alegría por parte de algunos y temor por parte de los otros, en una sociedad tan polarizada como la de Honduras cualquier noticia, cierta o falsa, es caldo de cultivo para la elucubración.

Lo cierto de la situación es que en los últimos meses se ha mencionado en varios juicios de la Corte Penal de Nueva York en contra de hondureños acusadas por narcotráfico a los últimos dos expresidentes, Porfirio Lobo y Manuel Zelaya, así como al actual reelecto presidente, Juan Orlando Hernández, como posibles socios o al menos receptores de dinero del narcotráfico cuando realizaban sus campañas electorales, por lo que la solicitud de la presencia de alguno de estos en una corte de los Estados Unidos, aunque sea para declarar, no es descabellada.

El siguiente bulo fue que en el avión presidencial viajaban a entregar a un expresidente, rápidamente los medios de comunicación llamaron a Lobo Sosa, quien rechazó categóricamente que fuese él, y en tono cómico dijo que no estaba en Honduras, sino que en Olancho, en su finca.

Los callcenter afines al gobierno actual comenzaron a publicar una hoja donde supuestamente la Embajada de los Estados Unidos en Honduras solicitaban la extradición del expresidente Zelaya, hay que resaltar que la nota era un esfuerzo de alguien con poca capacidad en el manejo de programas de edición digital. Horas después el propio encargado de negocios que realiza funciones de Embajador salió al paso de este documento aclarando que era falso.

Una noticia que sí fue cierta, pero no ayudó en el momento que fue publicada, es que el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Rolando Argueta, anunció haber recibido una nueva solicitud de extradición, aunque se reservó la identidad de la persona.

A eso de las dos de la tarde, Casa Presidencial publicó un comunicado, donde explicaban que el viaje del presidente Hernández era cierto, pero que iba a una reunión de la Comisión Interaméricana para el Control del Abuso de las Drogas, parte de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

En noviembre de 2018, el diputado y hermano del presidente Juan Orlando Hernández, Antonio «Tony» Hernández, fue detenido en los Estados Unidos y hoy enfrenta cargos por narcotráfico a gran escala, en los documentos presentados a la corte para ser admitidos se menciona a una serie de co conspiradores, que habrían usado dinero del narcotráfico para aumentar su poder político, entre estos, designados como CC más un número, se infiere se habla del expresidente Lobo y el presidente Hernández.

Ante el anuncio del oficialismo, los cibernautas opositores rápidamente consultaron la página de la OEA y encontraron que esa reunión no estaba agendada, lo que aumentó las especulaciones.

Estas fueron prácticamente saldadas cuando Hernández publicó fotos corriendo tranquilamente por los monumentos de Washington y posteriormente en su reunión con el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, aunque en muchos de los opositores todavía está la duda de si hubo algo más en la agenda del presidente en su visita a la capital del país del norte.

Este tipo de controversias se fundamentan en dos aspectos principalmente, la debilitación de la confianza en la institucionalidad, ya que a pesar de que sí se realizó la reunión del presidente con la OEA, las personas consideran que estos manejan una agenda oculta y la segunda, es la debilitación de la confianza en los medios de comunicación, que en muchos casos no cumplen con su deber de informar, por lo que los ciudadanos tienden a confiar más en lo que ven en las redes que lo que dicen, o mejor dicho no dicen los noticieros.

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