60 millones de lempiras fue la meta propuesta por la TELETON en el presente año, la que fue cumplida con una recaudación total de 66.5 millones de lempiras. 13 millones fueron donados por el Poder Ejecutivo, 1.5 millones por parte del Congreso Nacional y medio millón por parte del Poder Judicial, lo que en total suma un aporte de L.15 millones entre los tres poderes del Estado. Estos recursos económicos surgieron del presupuesto nacional, que es financiado a través de los impuestos que tributa la población hondureña y de préstamos externos e internos. Cada año se ve reflejada la generosidad y bonanza con la que se administran los recursos públicos aquellos que ocupan los tres poderes del Estado, los que, al pasar a la TELETON, se convierten en recursos privados.
La misma bonanza no se ve reflejada en la salud pública de los hondureños. Basta con ir al Hospital Escuela para darnos cuenta de ello. Esta solidaridad de la que hacen gala nuestros funcionarios en este espectáculo filantrópico anual no se transfiere ni se desea a los que huyen a diario del país por falta de seguridad y empleo. Esta abundancia y desprendimiento no llega al presupuesto destinado a la educación pública y de calidad a la que tienen derecho todos los hondureños.
¿Estamos en contra de lo que hace la TELETON? No. Estamos en contra de que los recursos públicos sean manejados por una empresa privada. Estamos en contra que las funciones del Estado a través del gobierno sean delegadas o disfrazadas de altruismo por la empresa privada. Con la “generosidad” que han mostrado los diferentes gobiernos en cada edición de la TELETON, ¿no tendría el pueblo hondureño sus propios centros de rehabilitación o bien dotados los hospitales públicos en donde se puedan brindar estos servicios de salud integral? ¿Cuánto generará en intereses tener por lo menos un millón de lempiras en una cuenta bancaria o invertir por lo menos ese millón en otra actividad económica?
Las instituciones bancarias, por su lado, han hecho en esta edición TELETON un falso altruismo contrario a su naturaleza, que es el lucro. Una institución “donó” 8 millones lempiras. Otro banco aportó 6 millones lempiras, mientras que una tercera entidad bancaria también entregó una donación por la misma cantidad, además de lo generado por otras instituciones. La función de los bancos podría resumirse de manera compacta en lo expresado por alguien por ahí cuando dijo, » Los bancos te prestan el paraguas cuando hace sol y te lo quitan cuando llueve.» ¿Qué es lo que hay en ese falso altruismo de los bancos con sus “donaciones”? Para empezar, es un dinero que ha salido del usuario bancario a través de la compra de diferentes productos y servicios, no del banco en sí. Un segundo argumento del por qué hay una falsa solidaridad en la mencionada acción es el tratamiento fiscal a la hora del tributo al fisco hondureño. Ahí tiene una valiosa información el ente encargado de la recolección tributaria proporcionada por los mismos bancos a través de la “generosidad” mostrada en esta edición de la TELETON. Mediante la colecta en las calles con los botellones, el pueblo de a pie logró dar 3 millones de lempiras.
31 años han pasado desde aquel 1987 hasta la fecha de esta edición TELETON, en la que su fundador Rafael Ferrari no estuvo presente. Muchas personas han recibido y siguen recibiendo los beneficios que brinda esa institución. Así mismo mucha “guita” ha pasado por la institución que realiza una función que debe de llevar a cabo el Estado a través del gobierno y por la cual paga sus impuestos el pueblo noble de Honduras.
