(Por: Jorge Sagastume) Peligrosamente, en la nueva geopolítica basada en la guerra de aranceles, sobre todo, en el uso abusivo, descarado y bestial del poder y la mafia de la tiranía absoluta de los consorcios oscuros y salvajes del capital, se transita al reconocimiento obligado de nuevos paradigmas sobre la patria, ya no como territorio, sino, como enclaves de capital y de inteligencia artificial. Inexorablemente, pasa a la retaguardia abordajes y conceptos tradicionales de Estado -Nación y derecho internacional, por obsoletos y, estar prostituidos y, sobre todo, nutridos de corrupción y sin legitimidad.
Asistimos, entonces, a la era de la liquidación de los próceres de la patria y cualquier forma arcaica de Constitución Política. Al contrario, la estamos sustituyendo por despiadados enclaves de capital, investidos de inteligencia artificial y poder absoluto con nexos directo en los engranajes del Estado y las nuevas marionetas surgidas del fango del voto “nacionalista” y las nuevas formas larvarias neofascistas.
Viene la era del surgimiento de nuevos próceres de la patria, temibles y avorazados multimillonarios que tejen el poder desde la inteligencia artificial y junto a los políticos criollos, ya cuentan con los instrumentos y los mecanismos para cercenar el Estado, diseccionarlo y ponerlo al servicio de las grandes corporaciones baja nuevos paradigmas como el lucro desmedido, la acumulación y extractivismo de la riqueza a otros países a cambio del aniquilamiento de todas las formas sociales que no justifiquen su existencia.
Así, por ejemplo: Tesla Inc, Microsoft Corporation, Apple Inc, Amazon.com, Inc, Berkshire Hathaway Inc, United Health Group, entre otros consorcios multinacionales, son los dueños absolutos de los tejidos del poder y de la economía mundial.
Son los nuevos administradores del destino de la humanidad, sobre la base de socar más las tuercas del universo, aniquilar culturas, sembrar más incertidumbre, implantar la dictadura del miedo, socavar todas las reservas morales de la sociedad y activar virus tan potentes como aniquiladores, cada vez que sea necesario, como forma de alinear las chacras de la economía mundial.
Detrás de estas empresas están las siete familias más poderosas del mundo y de toda la galaxia: Los Oppenheimer, Rothschild, Rockefeller, Walton, Morgan, du Pont y Murdoch. Ellos son los responsables de la creación del universo, del teatro de las Naciones Unidas y del G8; de acuerdos y cónclaves mundiales en energía, cambio climático, industria, agricultura, robótica, salud (farmacéutica) y educación. Y, por supuesto, son los encargados del nuevo orden económico y político mundial, para ello solo hace falta escribir la narrativa de los nuevos acuerdos de “Yalta”, para repartirse el mundo, esta vez, desde los beneficios directos del capital.
Así, por ejemplo, se puede prever el descuartizamiento de Ucrania por Rusia y Estados Unidos, Groenlandia será territorio de Estados Unidos, misma suerte de Taiwán para China.
En la nueva geografía política y en las nociones de Estado, Gobierno, pueblo, las actuales y nuevas generaciones deberán ir cambiando el chip y todo, inasiblemente, se reconfigurará, gracias a la inteligencia artificial y a los déspotas del poder alineados desde los consorcios del nuevo poder neofascista.
Las ideologías y los sistemas de gobierno y lo que queda de ellos y toda la parafernalia de las doctrinas políticas se desmoronan y un nuevo capitalismo desde la esencia misma del imperialismo, más atracador, bursátil y demoledor se nos viene encima, inevitablemente.