Honduras no es, no puede ni debe ser una aldea cualquiera supeditada a los intereses del gobierno de turno de EE.UU., mucho menos se le puede andar pidiendo permiso cada vez que haya que entablar relaciones diplomáticas, comerciales, culturales y de otra índole con cualquier país del mundo, en particular, con la República Popular China, del cual, la presidenta Xiomara Castro ya ordenó a su canciller iniciar los contactos para inaugurar una relación bilateral.
Desde luego, reconocer a Pekín, implica automáticamente hacer a un lado a la República de China Taiwán, con quien se ha mantenido contacto permanente desde hace varias décadas, pero que cada vez se va quedando con pocos aliados internacionales, pues la mayoría ha optado por abrir lazos con el gigante asiático, incluyendo a EE.UU. quien es el principal socio comercial, aún teniendo una tensa relación por los intereses geopolíticos en el mundo.
En estos tiempos, cuando el país necesita dinero fresco para financiar su gasto corriente e inversión pública, no se puede estar dándose el lujo de pedir permiso a la potencia del norte para tender la mano hacia China continental, mucho menos hacer caso a voces conservadoras y nostálgicas de la Guerra Fría que ya presionan para que pervivan los vínculos con Taipéi, ya sea para complacer los caprichos de demócratas y repúblicanos quienes tienen una abierta confrontación con Pekín, no por un mero interés ideológico (allá gobierna el Partido Comunista Chino que optó por el capitalismo de Estado), sino, porque le compite de tú a tú a EE.UU. en materia comercial al grado que en un cortísimo plazo podría desplazarlo como la primera economía del mundo.
Honduras debe tener una política exterior muy pragmática, que le permita identificar socios con quienes pueda tener una relación comercial beneficiosa para ambos; si bien Tegucigalpa, históricamente, ha tenido un enorme déficit, podría ver en la República Popular China una tabla de salvación para atraer inversión, obtener créditos blandísimos, a bajos intereses y largos plazos de pago, por lo que debe irse preparando para poder tener una relación plena.
El hecho de que Honduras reconozca al gigante asiático, se pone en sintonía con el derecho internacional, en el sentido que se adhiere a la resolución 2758 de la Asamblea General de la ONU del 25 de octubre de 1971 que reza de manera literal:
La Asamblea General
Recordando los principios de la Carta de las Naciones Unidas,
Considerando que la restitución de los legítimos derechos de la República Popular de China es indispensable para salvaguardar la Carta de las Naciones Unidas y para la causa que la Organización ha des servir de conformidad con la Carta,
Reconociendo que los representantes del Gobierno de la República Popular de China son los únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas, y que la República Popular de China es uno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad,
Decide restituir a la República Popular de China todos sus derechos y reconocer a los representantes de su Gobierno como únicos representantes legítimos de China en las Naciones Unidas, así como expulsar inmediatamente a los representantes de Chiang Kai-shek del puesto que ocupan ilegalmente en las Naciones Unidas y en todos los organismos con ellas relacionados.
De hecho, Honduras votó en aquella ocasión en contra de quitarle a Taiwán su silla que ocupaba dentro del organismo global. Desde entonces, se ha mantenido un estrecho contacto que de poco ha servido para el desarrollo del país. En cambio, nuestro vecino, El Salvador, decidió lanzar sus relaciones con Pekín que le está comenzando a generar beneficios.
Solo en 2022, según consignó Prensa Latina, citando a la ministra de Economía, María Luisa Hayem, destacó que el acuerdo que entró en un proceso de negociación contra el tiempo representará grandes oportunidades para el comercio nacional, pues China se consolidó como un socio importante del país, tanto en exportaciones como en importaciones.
Estadísticas divulgadas por el Banco Central de Reserva (BCR), hasta septiembre, señalaron que El Salvador exportó a la nación asiática un total de 4.6 millones en diversos productos, cifra que crecerá considerablemente una vez rubricado el pacto entre las dos naciones.
En ese sentido sectores empresariales y el ministerio de Economía estiman que el sector agrícola sería el principal ganador con un TLC con China, principalmente con café, azúcar y alimentos.
En consecuencia, la oportunidad que se está abriendo con la nación asiática se deberá aprovechar en beneficio de la sociedad. No podemos seguir anclados con Taiwán que si bien dejó muchos beneficios, pero no terminaron siendo suficientes, por lo que es necesario diversificar la relación diplomática, no solo con China, sino con aquellos países que puedan generar resultados positivos en su balanza comercial.
Que Honduras tenga relaciones diplomáticas con China continental no debe ser visto como una afrenta a EE.UU., mucho menos como un desafío al actual inquilino de la Casa Blanca. Quienes siguen pensando de esa manera, se quedaron anclados a la unipolaridad que reinó tras la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética y que con el surgimiento de potencias como Pekín, Moscú y otros, debe ser visto como oportunidades para hacer negocios y profundizar las relaciones de amistad.
Honduras debe comprender que hay un nuevo orden mundial y no puede quedarse a la zaga.
