Cuando se caen las utopías

(Por: Jorge Sagastume) En este mundo “líquido” en el cual vivimos, con el virus latente de la incertidumbre, donde la política y la corrupción casi siempre operan juntas y el sistema de justica se percibe como una triste bagatela, en franca competencia con los gobernadores políticos. En mi país, del cual hablo y lo pienso, los buenos que son más, están participando en nada y los malos que son menos, están participando en todo.

Si este escenario sigue invariable, ya les queda poco tiempo a los buenos para extinguirse, lenta e inexorablemente de la faz de la tierra.

Buscando la raíz del problema, fuera del análisis trillado que todo se debe a la pérdida de valores y las fallas en el sistema de educación, tanto en el hogar como la instituida por el gobierno; a esta reflexión hace falta sumarle la “pérdida de las utopías”. Sencillo y simple: crecimos alentados por utopías: en los hogares de renta media, por ejemplo: los padres dicen a sus hijos, cuando seas grande serás ingeniero, arquitecto, médico, etc.

Que lejos estaban de pensar que el modelo de desarrollo de nuestro país, produce una masa de asalariados anualmente, pero, ¿para qué? No existe la plataforma laboral para que se puedan insertar en el mercado laboral, y aquellos que con suerte encuentran, trabajan de cualquier cosa, otros, la gran mayoría emigran.

Las utopías han formado parte de nuestra vida, son una especie de religión enquistada en el espíritu humano. Lamentablemente hasta las utopías se han desmoronado producto del recalentamiento global de la geopolítica que emana de los centros de poder hegemónico: Washington, Berlín, Moscú y Londres, donde se teje, ya no el desarrollo, sino el exterminio de la raza humana, a través de pandemias fabricadas con altas tecnologías de la muerte.

Hablar de sistemas de izquierda y derecha, fue parte de las utopías, por más de seis decenios, es decir, una vez terminada la segunda guerra mundial, extirpado el fascismo alemán, Estados Unidos y Rusia se repartieron el mundo, con la complicidad y participación directa de otras potencias, como Inglaterra, Francia y la misma Italia.

Al entrar el segundo milenio, las utopías se empezaron a desmoronar, tanto de la derecha como izquierda, omito hablar del centro, porque para mí, la ideología que se hace llamar “del centro”, no existe. Nadie en política puede estar en el centro. Es una idea absurda, como absurdo y descabellado es escuchar a los militares que son “apolíticos”, como si no hayan participado y planificado los golpes de estado en casi todo el mundo.

Ortega ha enviado a Estados Unidos en vuelo fletado a 222 personas, “opositores al régimen”, ha dicho. Es decir, si las democracias son parte de las utopías, donde hay gente que administra poder, pero a la vez, gente que está en franca oposición; entonces como se llama el régimen que no admite oposición, de remate expulsa ciudadanos, les quita la nacionalidad y los deja apátridas.

En Julio de 1979, se plasmó la segunda utopía en América Latina y el mundo, la llegada de la Revolución Nicaragüense. Veinte años antes, fueron los cubanos que coronaron la primera gran utopía del siglo XX. Ambas utopías, como sistemas ideológicos ya no existen.

Probablemente las mentes de derecha hayan albergados utopías como la llegada de Margaret de Thatcher, como primera ministra del Reino Unido (1979 -1900), Angela Merkel, canciller de Alemania 2005 – 2021, Bill Clinton (1993-2001) y Barack Obama (2009 -2017) en los Estados Unidos, un Jail Bolsonaro, 2019 -2022 en Brasil. Hasta en estos centros del poder hegemónico mundial hay desencanto y frustración. Las utopías se tambalearon hasta llegar a desmoronarse, algunas cayeron para no levantarse, otras lo intentan desde los escombros.

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