MOSCÚ, Rusia
El líder de la Iglesia católica, el papa Francisco, pidió perdón, sanación y reconciliación ante Dios por el trato que se le dio a los nativos indígenas de Canadá.
El religioso se reunió con pueblos indígenas First Nations, Métis e Inuit en Maskwacis, a unos 70 kilómetros al sur de la ciudad de Edmonton, en el estado de Alberta, como parte de su peregrinación penitencial en el país norteamericano.
Francisco lamentó especialmente el sufrimiento padecido por los niños indígenas canadienses durante el proceso de conquista y colonización del territorio operado por potencias europeas.
Además se disculpó por la cooperación de la Iglesia católica con la «catastrófica» política canadiense en internados indígenas, y dijo que la integración forzada de los pueblos nativos a la sociedad cristiana destruyó sus culturas, separó a las familias y marginó a generaciones.
«Estoy dolido. Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los Gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales».
«Revivió en mí el dolor, la indignación y la vergüenza», aseveró en referencia a unos mocasines que le entregó en Roma el jefe comunitario Wilton Littlechild cuatro meses antes de su visita.
«Pero esos mocasines también nos hablan de un camino, de un recorrido que deseamos hacer juntos, caminar juntos, rezar juntos, trabajar juntos para que los sufrimientos del pasado dejen el lugar a un futuro de justicia, de sanación y de reconciliación», abundó el jefe del Vaticano.
Los pueblos indígenas, destacó, cuidaban la tierra como un don de Dios para compartir con los demás y amar en armonía, en interconexión entre seres vivos, además de que heredaron esta sabiduría del respeto durante miles de años.
«Así aprendieron a nutrir un sentido de familia y de comunidad y desarrollaron vínculos fuertes entre las generaciones, honrando a los ancianos y cuidando de los pequeños», apuntó el argentino.
A pesar del dolor de la memoria, dijo que es necesario recordar los hechos porque el olvido lleva a la indiferencia.
«Cuando los colonos europeos llegaron aquí por primera vez hubo una gran oportunidad de desarrollar un encuentro fecundo entre las culturas, las tradiciones y la espiritualidad, pero en gran parte esto no sucedió», admitió el líder católico.
«Y me vuelve a la mente lo que ustedes me contaron de cómo las políticas de asimilación terminaron por marginar sistemáticamente a los pueblos indígenas, de cómo también por medio del sistema de escuelas residenciales sus lenguas y culturas fueron denigradas y suprimidas», señaló.
Más de 150.000 niños nativos de Canadá fueron obligados a asistir a escuelas cristianas financiadas por el Gobierno desde el siglo XIX hasta la década de 1970.
El propósito era aislarlos de la influencia de sus hogares y su cultura para cristianizarlos y asimilarlos a la sociedad en general, que gobiernos canadienses previos consideraban superior. (Con información de Sputnik).
