Cheque en blanco

Redacción El Pulso4 febrero, 2022

(Por Óscar Esquivel) La Presidenta constitucional Doña Xiomara Castro ha tomado posesión de su cargo no sin antes haber surfeado una serie de inconvenientes. Sumados a los que ya conocemos, en la que ella y su equipo más cercano han sido una pieza fundamental, sin dejar de lado que el protagonista número uno es el pueblo hondureño; el único eterno, todos lo demás son transitorios. Si no es así, pues que lo diga Don Juan Orlando Hernández y su equipo, quienes después de saquear sin piedad al pueblo hondureño, hoy andan a escondidas, perseguidos por su misma sombra y con el temor de verse a sí mismos ante el espejo.

Decíamos que Doña Xiomara ha asumido el cargo de primer mujer presidenta del país. La campaña electoral ya terminó y ahora toca asumir los compromisos propios de un gobierno y no de cualquier gobierno, sino de uno nacido de las entrañas de las luchas populares, robustecidas, fortalecidas en el marco de una dictadura despiadada que aún no se logra dimensionar el daño dejado a su paso. ¿Cómo se reviven los caídos en las protestas durante el golpe de Estado? ¿Cómo se reviven los que murieron producto del saqueo al Instituto Hondureño de Seguridad Social? ¿Qué decirles a los parientes de los muertos por no contar con una prueba de covid-19, medicamento y vacuna a tiempo?

Los daños son incuantificables y no bastan unas pocas páginas para enumerarlas. Además, que ya las hemos mencionado en varias ocasiones y, dicho sea de paso, es a raíz de esos ultrajes que 1.7 millones de hondureños eligen a Doña Xiomara Castro. Tampoco se trata de borrón y cuenta nueva, no es con perdón y olvido que se refunda un país. Tampoco se refunda un país excusándose en la situación en la que nos encontramos para ocultar propios desaciertos.

Las expectativas ante el actual gobierno son muy altas y no porque la medición del gobierno anterior haya sido una “vara alta” sino porque se espera del gabinete capacidades y cualidades que no tuvo el régimen anterior. Y tampoco es que las cualidades de los miembros del nuevo gabinete sean químicamente puros, sino que sean el estándar de la población hondureña, que no es corrupta y sí muy trabajadora y honesta.

Los miembros del gabinete deben ser personas capaces y honestas. No deberían de ocupar esos puestos por ser el simple hecho de ser parientes y amigos de la familia Zelaya Castro sino porque tienen capacidades y honestidad, sean reconocidas por su involucramiento en la lucha por la liberación del pueblo hondureño. En el gabinete no deben ser incluidos recién aparecidos, aquellos que tienen la habilidad de estar bien con Dios y el diablo. No se ha llegado hasta acá para cambiar el poder por el poder mismo. No se ha llegado hasta acá para improvisar, sino que para transformar la realidad oprobiosa a la que ha estado sometida la población. Y esa realidad se erradicará no con los mismos actores que solo cambian de máscara, sino que con auténticos servidores públicos.

Ya en el actual Congreso Nacional quedo demostrado que los enemigos de los intereses del pueblo hondureño se esconden bajo cualquier bandera. También deben saber las nuevas autoridades que, aunque sean muy nuestras, no es un cheque en blanco lo que se les ha entregado.  Las expectativas, los buenos deseos en el actual gobierno son muy altas. Los intereses de las mayorías son sagrados y no admiten traición, en caso contrario, el pueblo sabrá enmendar entuertos.

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