(Por Óscar Esquivel) Los derechos humanos que hasta el día de hoy gozan ciertos sectores de la humanidad, son conquistas libradas por muchos años con sacrificios de toda índole. Poniendo en riesgo la vida misma, en muchos casos. Es así como los negros ya no son esclavos, aunque no por ello, disfruten plenamente de todos los derechos a lo que como ser humano les corresponde. Los niños, jóvenes y ancianos son otro sector que ha logrado ciertas conquistas, aunque muchas de ellas solo existen en el papel. Pues al no dotar de leyes y una institucionalidad vigilante seguirán siendo anhelos.
Un sector no menos importante de la población como son las mujeres también son vulnerables en sus derechos. Un poco menos, un poco más del 50 % de la población lo representan las mujeres, que se han venido abriendo camino en sus derechos.
Es así como en nuestro país el 25 de enero de 1955 conquistan su derecho al voto. Salen paulatinamente de sus casas donde habían sido históricamente recluidas, para ejercer funciones públicas. 67 años han transcurrido desde aquel 25 de enero y 200 años recién conmemorados de vida “republicana” para que en nuestro país asumiera una mujer la primera magistratura de uno de los países más atrasados de Latinoamérica.
Varios países de la patria grande han tenido presidentas. Nicaragua fue el primer país en tener a Violeta Barrios de Chamorro, en 1990; seguida por Mireya Moscoso en Panamá, en 1999. Luego se ha tenido presidentas en Costa Rica, Chile, Argentina y Brasil. En otros partes del mundo también ya han existido mujeres, entre ellas, Margaret Thatcher y Ángela Merkel.
Aclaramos que sea un hombre o mujer de presidente no determina una buena gestión gubernamental, sino que consideramos que se requieren otras características, capacidades, cualidades, elementos que están por encima del género, propias de la naturaleza humana. Dentro de las cualidades podríamos enumerar, honestidad y empatía. Podemos encontrar también, el grupo económico/social al que pertenece el hombre y mujer que también podrían ser determinantes para un mal o buen gobierno.
Las características propias de cada país, el momento histórico, también están por encima del que sea un hombre o mujer quien gobierne. Pero lo anterior no le resta importancia al momento histórico que estamos asistiendo, en tener la primer mujer presidenta. La mujer hondureña ocupa cargos importantes en la vida nacional tanto en lo público como en lo privado. Encontramos féminas liderando transnacionales, oenegés, en el campo científico, rectorando universidades, como alcaldesas, diputadas. Sin embargo, aún la agenda sigue pendiente en temas de participación en igual de condiciones con respecto a los hombres.
La inseguridad las sigue golpeando y asesinando. En el campo laboral en muchos casos el pago recibido por sus servicios no es el mismo que el género masculino. Siguen siendo víctima ante la paternidad irresponsable. El acceso a la salud como sus derechos sexuales y reproductivos siguen siendo temas pendientes.
No dudamos que la presidenta electa Xiomara Castro responderá a esa agenda pendiente. Como también deseamos que su gobierno en representación del género que hasta ahora se le había negado la oportunidad de ocupar el primer cargo público de la nación, sea el más exitoso desde lo que conocemos como era republicana.
Aunque reiteramos que hacer un buen gobierno está por encima del género. Se requieren otros elementos, como por ejemplo si el anterior gobierno deja la mesa servida o sí se robaron hasta los cubiertos. Y ya sabemos cómo queda éste paisaje después de la era de don JOH.
