WASHINGTON, EE.UU.
Este día se cumple un año de la toma del Capitolio, el presidente de EE.UU., Joe Biden durante su discurso conmemorativo responsabilizó al exmandatario Donald Trump de influir en sus simpatizantes con mentiras, ocasionando los disturbios violentos.
“Un presidente no solo perdió las elecciones, sino que trató de evitar la transferencia pacifica del poder, cuando una turba violenta entró al capitolio, pero fracasaron. En este día que lo recordamos tenemos que asegurarnos que un ataque como ese, jamás se vuelva a repetir”, declaró.
Catalogó los hechos del pasado seis de enero de 2021 como un ataque a la democracia y la mayor amenaza de la Constitución estadounidense.
Indicó que ni durante la guerra civil ocurrió un acto así y lamentó que muchos miembros de la policía hayan resultado heridos por presuntas influencias de Trump en sus simpatizantes.
“Vimos a un expresidente instigando en una turba sentado en la Casa Blanca viendo todo por televisión sin hacer nada cuando estaban atacando a los policías, las vidas corrían peligro y el Capitolio estaba sitiado”, aseveró.
Consideró que estas acciones son parte de una insurrección armada comprometida a negar la voluntad de la ciudadanía queriendo revertir las elecciones.
“La verdad es que el expresidente ha creado y propagado una red de mentiras sobre las elecciones de 2020 porque él valora más el poder y sus intereses que al país. Su ego le importa más que la democracia, nunca aceptó que perdió”, enfatizó.
Agregó que los comicios generales de 2020 fue la mayor demostración democrática del país.
“Es una cuestión de todos, no individual. Esta no es una tierra de reyes, ni de dictadores o autócratas. Somos un país de ley y orden, no de caos ni anarquía. Juntos somos una nación bajo Dios, indivisible”, sentenció.
Luego de los hechos violentos que tenían como fin para impedir la confirmación oficial de la victoria electoral del presidente Joe Biden, 140 policías resultaron heridos y cinco personas murieron.
Hasta ahora la justicia norteamericana ha realizado 700 acusaciones contra los manifestantes y 71 condenas, con una pena a más de 20 años de prisión.
