¡Que se vayan todos!

Redacción El Pulso28 noviembre, 2021

(Por: René Alfaro) Luego de largos años de espera, el día por fin ha llegado, es el camino que la clase política trazo para deshacerse de todos aquellos que han desgobernado este empobrecido país; las elecciones generales, son la oportunidad que se tiene para evaluar, castigar y reorganizar las riendas de la nación.

Los partidos políticos se han preparado, unos con más emotividad que organización, otros, con más dinero y triquiñuelas, que voluntades populares, hoy, es buen momento para reflexionar y decidir a quienes no queremos al frente de las instituciones.

Por eso, me atrevo a vociferar ¡QUE SE VAYAN TODOS! Los que han hecho de la administración pública su hacienda personal, arrasando con todo lo que se encuentra a su camino, con tal de enriquecerse.

Aquellos que convirtieron al Estado, en un ente patrocinador del narcotráfico, de la corrupción transnacional, con turbios negocios donde inescrupulosos empresarios extranjeros han jugado el papel de odaliscas, de quienes tienen la decisión de asignar contratos millonarios en detrimento de las mayorías.

¡QUE SE VAYAN TODOS! Los que usaron la pandemia de la Covid-19 para saquear las arcas estatales, con mascarillas, gel de manos, guantes sobrevalorados, hospitales móviles que no fueron funcionales para el fin que se adquirieron.

Los que expusieron al personal médico a un letal virus, sin darle el equipo de bioseguridad que protegiera su vida, generando con ellos la pérdida irreparable de más de un centenar de profesionales de la salud.
Los mismos que durante los fenómenos naturales de Eta e Iota; hicieron lo que mejor saben, robar descaradamente, jugar con la dignidad de los damnificados y aprovechar la tragedia ajena, para seguir acumulando dinero sucio.

¡QUE SE VAYAN TODOS! Los vividores que manejan organizaciones no gubernamentales, cómplices de las andanzas de los funcionarios de alto rango, hábiles manipuladores de la opinión pública para blanquear la mala gestión de la administración.

Defensores de los derechos humanos, pero que pasan religiosamente cada mes por la pagaduría de la Secretaría de Seguridad por un cheque, que los sega ante las barbaries de policías y militares.

Los clérigos que bendicen los trancazos continuos a los catrachos, tranzan con los servidores públicos, a cambio de suculentas gratificaciones monetarias, muy apartadas de su prédica semanal, pero muy cerca de sus cuentas de ahorro.

Esos que destilan odio contra las voces que claman mejores condiciones para las mayorías, que llaman enemigos del progreso a los protectores de agua y el ambiente, disociadores a los obreros que luchan por mejores salarios.

¡QUE SE VAYAN TODOS! Los políticos mentirosos, populistas y demagogos, esos que a escondidas se sientan con los poderes facticos, negocian chambas, que luego terminan repartiendo a sus familiares y amigos.

Aquellos que buscan reelegirse una y otra vez en sus curules, sin tener méritos, más que ser fiel a la meta de vivir bien, de forma fácil, a costillas de sus seguidores; que aparecen únicamente cada cuatro años pidiendo el voto.

Los adictos a un “me gusta” en Facebook y cualquier otra red social, pero son alérgicos a la organización de los barrios y colonias, que llegan a tomarse la foto para aparentar estar con las causas justas.

Especialistas en reuniones para tomar cafés o vinos y contar sus “hazañas” en pro de los débiles, expertos en reuniones vía zoom y convocatorias virtuales, pero carentes de sudor y entrega.

¡QUE SE VAYAN TODOS! Los verde olivos que olvidaron el juramento de defender la patria y han pasado a ser los gendarmes de carteles de alcaloides, garantes únicamente de los kilos de cocaína que circula por nuestro territorio.

Los sindicalistas y dirigentes gremiales que traicionan a sus fieles, por beneficios individuales, que los sitúan, como enemigos de las luchas populares.

¡QUE SE QUEDEN!, los buenos ambientalistas, maestros, padres de familia, madres solteras, obreros, estudiantes, jóvenes y población que a diario luchan por sobrevivir y darles una existencia decente a sus seres amados.

Los verdaderos líderes, dispuestos a defender hasta las últimas consecuencias sus ideales, valientes guardianes de la humanidad. Aquellos virtuosos que no venden su pluma, voz o arte a las fuerzas oscuras que dominan la patria.

La misión de cambiar Honduras, no se circunscribe a remover un color por otro, es un esfuerzo permanente y continuo para tener los mejores hombres y mujeres al frente de las entidades.

Este último domingo de noviembre votemos para ¡QUE SE VAYAN TODOS!

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