Contra la lógica neoliberal

Redacción El Pulso23 noviembre, 2021

(Por: Jorge Luis Oviedo) La naturaleza ha forjado sus lógicas, aunque por alguna “razón ilógica” no las denominamos de ese modo. Por ejemplo, el pensamiento reflejo es una obligación lógica natural para reconocer el mundo a nuestro alrededor; y no solamente es propio de nuestra especie. La percepción sensorial es común a todas las formas de vida.

Hasta donde sabemos, está mucho más desarrollada en los animales. Los sentidos, eso sí lo sabemos, nos permiten el contacto con lo externo y son, en la temprana edad, el medio que nos permite convertir el mundo exterior en imágenes conceptuales.

Así llegamos a la segunda lógica natural: la abstracción de la realidad; y de ese modo otras van apareciendo de manera encadenada. Percibimos (vemos, olemos, olfateamos…) abstraemos, comparamos, descartamos, organizamos y clasificamos; luego retenemos en la memoria y, posteriormente, etiquetamos o nombramos y nos expresamos consolidando códigos de comunicación y nuevos códigos (artificiales) de comunicación y programación electrónicas.

Sin embargo, las primeras lógicas son inconscientes, porque las heredamos y, por tanto, son obligatorias e inevitables. Puede afirmarse que es un mecanismo que se desarrolló como parte de nuestras autonomías evolutivas: instintos, deseos.

LAS LÓGICAS DE LA RAZÓN.  La metafísica y los metalenguajes son, pues, de otra lógica que ya no depende tanto de ese orden natural elemental o primario; de ahí que la imaginación, aunque provenga de lo real, tendrá siempre posibilidades inimaginables para la creatividad: artes, ciencia, tecnologías y, por supuesto, decisiones políticas.

La lógica matemática, lingüística y la del filosofar no son las únicas. Hay muchas otras y son abundantes.
Todas estas tienen algo particular, no son obligatorias; aunque eso lo percibimos fácilmente sólo en las artes y los deportes.

Pero esas lógicas no obligatorias pueden derivar en la consolidación de tradiciones culturales.

LAS LÓGICAS HEGEMÓNICAS. Es necesario enfatizar que todas las tradiciones culturales, aunque hijas de la imaginación, siempre tienen base en lo real. La parte abstracta, pero determinante en cualquier tradición se sustenta en nuestros comportamientos (instintos, deseos, conducta…) que se justifican con argumentos de conveniencia (lógicas) para imponerlo al grupo: propiedad privada, monogamia, herencia de poder, herencia de bienes, deudas, esclavitud y servidumbre; fronteras territoriales, entre otras.

Todas ellas son tradiciones culturales, aunque podemos rastrear sus orígenes en lo natural: instinto de territorialidad, por ejemplo, perceptible claramente en los animales: sus marcas odoríferas o en cantos como el de los gallos y otras aves.

Se puede argumentar que desde la consolidación de algunas civilizaciones hubo deudas; pero no se puede negar que, dadas las características de esas deudas, se solían condonar, cuando llegaban a un punto crítico, porque de este modo la casta dirigente, los comerciantes y los prestamistas mantenían el control del poder.
Está clara la razón de esa lógica, cuya base real se sustentaba mucho más en la producción que en un sistema financiero.
Así pues, el dinero es producto de la imaginación. Es una entidad simbólica que se impuso con la lógica de facilitar el intercambio de favores y bienes necesarios hace milenios.
Los favores entre individuos y tribus son naturales, así como el intercambio de productos. También es natural el pensamiento reflejo y la duplicidad celular: clave esencial de la vida tal como la conocemos en la tierra.

DEL BENEFICIO DE ADMINISTRAR LA NACIÓN A LA LÓGICA DE LA GANANCIA O PLUSVALÍA. La lógica de la ganancia no se origina con el capitalismo; se remonta a la Revolución Agropecuaria. Primero con la aparición de una casta dominante que se justificó como necesaria para dirigir al resto de la sociedad –de las sociedades que, entonces estaban integradas por miles y no por veintenas o poco más de algún centenar– después que tuvo éxito con la decisión de establecerse en la planicie cercana a un riachuelo para cultivar tubérculos, cereales, pastorear animales y construir refugios.

Así que hubo necesidad de inventar nuevas lógicas y un discurso (narrativa como gustan decir ahora) para justificar su privilegiada posición; todo un cuerpo argumental adecuado a las exigencias de la mayoría subalterna, aunque no esclava.

Del dominio de una población considerable se pasó, luego, por necesidad, a la expansión conquistadora; para gloria de la clase dirigente y para alegría de pobre de la mayoría de coterráneos.

Por eso las historias oficiales de los pueblos imperialistas tienden a exaltar a los conquistadores y a las monarcas sus períodos de prosperidad o de expansión conquistadora.

La casta sacerdotal surgió como el grupo monopolizador del pensamiento, impulsor y consolidador de un sentido común aceptable para jefes y subalternos.

El privilegio de hablar con las divinidades, de interpretar sueños, de deducir mensajes a partir de fenómenos naturales: configurar una mitología afincada en el entorno cotidiano: animales (fieras), volcanes, lluvia, incendios, sequías, etc.

En realidad se trató del enciclopedismo más antiguo que, a falta de instrumentos para la comprobación experimental, conectaba a las deidades y los espíritus malignos con las deducciones intuitivas que servían para interpretar el clima y demás fenómenos naturales percibibles, pero no comprensibles totalmente, todavía.
Más útil que un sistema financiero “activador de la economía” era la producción real de los esclavos y las contribuciones en granos y demás frutos de la tierra, incluidas las aves y el ganado, de los campesinos; y los utensilios, armas y herramientas fabricadas por los artesanos.

Así, pues, por lógica, imperaba, para la élite, la obtención del beneficio que resultaba del control de la población local de disponer de esclavos y siervos que tributaban una parte de sus productos; y, con menos frecuencia, los impuestos por comerciar o cruzar el territorio.

Con la gran expansión europea que se inicia a mediados del siglo XV con Portugal, irán surgiendo nuevas lógicas que derivarán en lo que ahora se denomina ganancia o plusvalía.

Con esta nueva lógica los oligarcas dejaron de confiar plenamente en la magia de los sacerdotes y optaron también por la “ciencia como medio” para asegurarse tanto de la razón divina y como de la razón científica: así surgieron los economistas como un nuevo tipo de sacerdocio.

“Por desgracia, la mayoría aplastante de mis compañeros de trabajo, de los economistas, eligen fingir que son científicos, y así se acaban pareciendo a los astrólogos o a los teólogos que sacan a relucir pruebas matemáticas sobre la existencia de Dios, en definitiva a un clero que fomenta la ignorancia y el prejuicio de las personas que viven en un clima de ansiedad por la supervivencia y de miedo sobre el porvenir.” (Yanis Varoufaquis, en Economía sin Corbata,)

En 1913, en USA (EE.UU.), se impuso una nueva lógica relacionada con el poder, pero usando como medio esencial el dinero a través del sistema financiero.

La emisión monetaria comenzó a estar respaldada por deudas públicas; y el control de su circulación y multiplicación (cosecha o reproducción) por el sistema financiero.

La lógica detrás de esta forma de control del poder de los gobiernos y de la desprevenida clase trabajadora: obreros, campesinos, artesanos, pequeños comerciantes, ayudantes o sirvientes, etc. se trata, en esencia, de imponer deudas como mecanismo de control colectivo e individual.

Las deudas, digámoslo, pesan mucho más que el pecado original y el sentimiento de culpa en un cristiano. Reiteramos, pues, que hay lógicas que no tienen el propósito del beneficio de la colectividad, sino el de un pequeño grupo que detenta el control de los medios esenciales y que impone aspectos culturales, igualmente, básicos, para mantener el control, el poder o, dicho de otra forma, imponer, en todo momento, las grandes decisiones colectivas.

Y esto resulta más fácil de hacer, cuando existen tradiciones culturales esenciales que, con el transcurrir de las generaciones se vuelven prácticas que parece haber sido adoptadas por consenso, como la propiedad privada, la idea de la ganancia, la herencia de bienes, la monogamia, la religión, las opiniones autorizadas, la fuerza del poder gubernamental, etc.

El más reciente consenso internacional (impuesto ) es el Consenso Washington. Precisamente, la lógica de esta imposición (blanqueada con el término consenso) fue la de fortalecer lo privado en contraposición a lo público. Se ha enfatizado mucho el término neoliberalismo como consecuencia de tal consenso; pero el término en sí, dice muy poco a la gran mayoría.

Esta tendencia a usar términos que reducen muchas prácticas a una palabra o signo lingüístico como cualquier otra noción elemental: perro, árbol, flor, etc. obedecen a la lógica de confundir a la mayoría.
Por eso el propósito del Consenso de Washington fue el fortalecer todavía más lo privado frente a lo público.

Y sobre esa base se procedió a privatizar, a reducir el Estado a mero garantizador (otorgar seguridad jurídica) de los “grandes emprendimientos privados”, es decir, otorgar el control total a las Corporaciones (una de las invisibles manos de la sociedad de mercado) a través de la financiarización de las inversiones públicas y privadas.

¿Cómo se forjó esta enorme estafa que mantiene a miles de millones de personas en esclavitus y servidumbre por deudas? Lo reiteramos: Primero con la creación de la Reserva Federal de USA; luego, al permitir, en aquel país, la creación de dinero basado en deuda pública; y su control y reproducción a los bancos y demás entidades financieras con la lógica de activar la economía.

Después se internacionalizó el modelo a través de los acuerdos de Bretton Woods que dieron origen a entidades financieras internacionales que ocultaban la razón de fondo del dominio de las corporaciones que ya controlaba USA y varios países europeos a través de su lógica de la obtención de riqueza sin esclavos y siervos formales.

Luego USA abandonó el patrón oro. En realidad se habían valido de esa estrategia para hacerse de una buena cantidad, la mayor parte, del oro que existía en lingotes. Sin necesidad de asaltar embarcaciones españolas en alta mar como lo habían hecho los ingleses a través de sus piratas a los que otorgaban títulos señoriales.
El abandono del patrón oro se debió a la consolidación del poderío militar de la oligarquía de USA, con cuya fortaleza podía proteger el US $ dólar y a sus aliados principales. A los demás podía someterlos a su antojo.

Y así se hizo. Eso da sentido a la lógica de los centenares de bases militares y del intervencionismo de USA en la mayor parte del mundo a nombre propio o de sus padres y aliados europeos. Así se consolidó el dólar como moneda internacional y el poder militar como respaldo al dólar para garantizar el cobro de las deudas que se impusieron primero a través del soborno a decenas de gobernantes.

En los noventas con la imposición del Consenso de Washington vía extorsión y chantaje, el FMI, el BM y la naciente OMC, servirían como entidades para asegurar que las inversiones a traves Fondos de Inversión (fondos buitres) Privados se convirtieran en los acreedores de las deudas públicas de la mayoría de países.
Eso permitió a los oligarcas capitalistas consolidar su capacidad financiera con la complicidad de los políticos de los países hegemónicos.

A principios de 1980 la capacidad de inversión pública a nivel mundial era de uno a uno entre las corporaciones financieras y los gobiernos; pero en la actualidad, con los efectos que lleva la pandemia, es ya de cinco a uno a favor del sector financiero: Fondos de inversión y grandes bancos internacionales.

En otras palabras, menos de 10 mil multimillonarios, son los dueños, por deudas, de más del 90% de los países. Y, lógicamente, son los dueños del destino de los miles de millones de personas que tienen deudas individuales y trabajos precarios o sufren desempleo o desplazamientos y migración forzada.

Y esto es así, porque en el ámbito de la producción total de bienes y servicios de una sociedad o de toda la comunidad mundial, no existe la ganancia, solo excedente. Y esos excedentes se los apropian a través de los artilugios financieros, el 0.00012% de la población mundial.

La ganancia que esos pocos afirman haber obtenido lícitamente, es un robo, es consecuencia de aquello de lo nos despojan a la gran mayoría: nuestro mejor tiempo productivo: miles de millones de horas de trabajo; condenar a centenares de millones de personas al desempleo y a una vida miserables para sostener su lógica de la prosperidad y el desarrollo.

Y con esas deudas, totalmente derrotados, los trabajadores están incapacitados para entender cómo, con la complicidad de los políticos, los países son pertenencia de los oligarcas capitalistas.

Urge cambiar esta cultura del despojo y la servidumbre. Por cierto, actualmente hay más de 10 mil monedas digitales. Muchas son criptomonedas. Tal vez la más conocida es bitcoin (apareció en 2009).Los mayores impulsores de las criptomonedas son los anarcocapitalistas; pero se plantean varias preguntas y una de ellas es: ¿Desaparecerían las deudas públicas y el poder que unos pocos tienen sobre el resto de la población a través del control del dinero?

Más allá de que las monedas digitales (a partir de la criptografía, sobre todo) nos muestran de manera más evidente que el dinero no es más que una entidad simbólica (como un rostro cualquiera en la pantalla del teléfono, la computadora o, más adelante, los hologramas) lo trascendental es quién lo controla y qué es lo que se valora de forma estable y equivalente para todas las personas y países.

Además, hay que recordar que las monedas durante milenios su función fue facilitar el intercambio de bienes y servicios básicos y cotidianos.

Hipotecar las viviendas o terrenos comunales, municipales o de particulares no fue usual durante muchos siglos. Ese tipo de cosas se intercambiaban por equivalentes reales similares.

Las hipotecas son una práctica reciente que ha permitido a unas pocas familias de banqueros y Cia. Apropiarse de grandes extensiones territoriales ya sea de forma permanente o vía concesión para la extracción de recursos minerales no renovables: exprimir la naranja hasta agotar la última gota. ¿y después qué?

Los banqueros capitalistas, así como los anarcocapitalistas se ríen de conceptos como los de soberanía nacional o soberanía popular.

HACIA UNA NUEVA LÓGICA PRODUCTIVA DESDE LA SOBERANÍA POPULAR.  Convengamos que el dinero es parte de la cultura como medio útil para intercambiar bienes y servicios; pero entendamos también que debe estar bajo control de la soberanía popular; y tener límites claramente definidos para que la especulación financiera deje de usarlo como medio con qué despojar y esclavizar a la gran mayoría.
Por eso es que proponemos un respaldo real para la emisión, ya sea de papel, electrónica o totalmente digital: el trabajo.

Porque es con trabajo que se hace ciencia, se crea tecnología, se producen y procesan alimentos, etc.
Los capitalistas proclaman derechos individuales con la misma facilidad con que han creado artilugios financieros ( deudas públicas, fondos de inversión, bolsas de valores, fondos de coberturas, seguros individuales y colectivos) cuyo propósito es aprovecharse del trabajo y sus resultados de manera alevosa.

A los trabajadores se los explota, se los despoja y se los endeuda con facilidad; porque el control del dinero se encuentra en manos del sector financiero y, aunque los bancos desaparecerán físicamente (sus edificaciones, en unos años), no significa que el control del dinero se modificará. Por eso es importante debatir la Contribución Refleja y sus propuestas esenciales: Emisión monetaria con respaldo en el trabajo y la producción, eliminación de impuestos fiscales, eliminación de deudas públicas, fortaleza de lo público sin afectar los emprendimientos particulares y obligación de trabajo para todos, menos los enfermos, personas mayores. Sin olvidar la recompensa al estudio y la maternidad.

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