Expertos: división, juicios y cárcel enfrentará el Partido Nacional si pierde las elecciones

Redacción El Pulso19 noviembre, 2021

TEGUCIGALPA, Honduras 

La página oscura del último golpe de Estado en Honduras descubrió la trampilla hacia un imperio de, al menos, 12 años que, aunque repleto de innegables latrocinios, se inmunizó con un andamiaje de leyes con evidente premeditación.

La hecatombe del vasto período azul estaría cerca, señalan los tanteos a solo ocho días de una nueva justa electoral, pero un pueblo que aqueja una prolongada afectación se prepararía para comenzar a pasar factura, según varios actores.

Expertos consultados por este periódico prevén -en su mayoría- un escenario caótico para el Partido Nacional si no es favorecido en las urnas y, aunque no estiman que saldría del poder para no volver más, lo ven batallando para siquiera mantener su denominación de partido grande o mayoritario.

SE AFERRARÍAN AL CONGRESO. El sociólogo José Luis Herrera dijo que perder la presidencia es el peor escenario para los cachurecos en los próximos comicios, aunque acotó que es el resultado más probable.

En tal sentido, describió que si los dirigentes de la entidad asimilan la posible derrota en ese nivel electivo, volcarían su campaña para potenciar a sus cantidatos a alcaldes en las ciudades más importantes -como la capital y San Pedro Sula- y conseguir cuantos congresistas puedan.

El futuro del partido dependería de la efectividad de ese viraje estratégico, apuntó, opinando que es perceptible que el mismo ya está en curso.

«Su única manera de asegurar sobrevivir en ese momento que están perdiendo la presidencia es teniendo el control del Legislativo. Eso les permite garantizar la impunidad con la que han actuado y también manejar el Poder Judicial», expuso.

CARA A CARA CON LA JUSTICIA. Ahondó que la posible victoria de la lideresa de Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro, implicaría un retroceso en el esquema jurídico que el oficialismo construyó en sus tres períodos de gobierno y que les han permitido blindaje.

«Eso encarcelaría a muchos de sus dirigentes o altos funcionarios porque la mayoría están implicados o señalados por tráfico de drogas, corrupción, lavado de dinero y otros ilícitos», advirtió.

«Un cambio de gobierno representaría para ellos la cárcel y lo saben», atizó.

El mismo futuro advirtió el analista político Tomás Andino, quien recordó ante El Pulso que hay líderes del nacionalismo que podrían estar expuestos a litigios en cortes de EE. UU.

«Al perder las elecciones, el grupo que está en el poder entra en un modo de persecución judicial porque todos los actos delincuenciales que han hecho, con un nuevo Poder Judicial más los juicios de Nueva York, les pasarán factura y van a tener que ponerse a la defensiva», ilustró.

Agregó que la crisis por la que pasa el PN no es una situación normal, dado que «una banda criminal se ha entronizado en la institución».

PROBLEMAS «ADENTRO». Además, alertó que también habría una división interna más marcada y algunos actores relevantes -pero relegados- comenzarían a tomar protagonismo nuevamente.

Dijo que las facciones -como la que lidera el expresidente Porfirio Lobo- que han cuestionado a la cúpula actual del partido buscarán tomar revancha y desplazarle, agudizando  los problemas internos.

«Eso va a sumar a la desmoralización por la pérdida en el proceso eleccionario», comentó, enfatizando que le vienen días malos a los integrantes del partido de actual gobierno.

CONSECUENCIAS. Además, Andino prevé que el Partido Nacional no volvería a ser el mismo en la política hondureña si fracasa en su aspiración el 28 de noviembre.

Puntualizó que tendría que pasar algo extraordinario para que pudiera recuperarse y retomar el poder.

Arguyó que pueden recuperar el voto duro (de su militancia permanente), pero también existe la posibilidad de que se vea reducido a un partido de segunda categoría con la crisis profunda que afronta con el desgaste acumulado de los 12 años.

¿SE ESFUMARÍA?. La amplia experiencia en el tema político conduce hacia una opinión similar al exmagistrado del Tribunal Supremo Electoral (TSE) Augusto Aguilar.

El experto evaluó incluso la posibilidad de que la entidad de la estrella solitaria desaparezca, dado que es un fenómeno que está popularizándose en la región.

«En la corriente histórica en América Latina, los partidos tradicionales han ido desapareciendo», infirió en una entrevista concedida a este periódico.

Mencionó que uno de los causales es el nepotismo y también la organización de pequeños grupos de poder para la comisión de actos de corrupción.

Asimismo, dijo que abona la falta de cumplimiento a las promesas y propuestas de campaña, ya que eso conlleva a división, disminución de fortaleza o la desaparición de una entidad política.

Aseveró que un claro ejemplo en la política hondureña es el Partido Liberal, que está lejos de sus tiempos de gloria.

«No es lejana la posibilidad de que ocurra lo mismo en el Partido Nacional», señaló, al tiempo que externó que no le queda duda alguna que las acusaciones a sus líderes han afectado la reputación del conglomerado.

REPROBADOS. A su vez, Aguilar refirió que hay estudios que miden la afectación de los gobiernos y recaban la opinión de la ciudadanía sobre sus gobernantes y, en los últimos años, Honduras figura en casi todos.

Ejemplificó el panorama recordando que por varios años el país cinco estrellas ha quedado fuera de la Cuenta del Desafío del Milenio por la percepción de corrupción y el incumplimiento de otros indicadores.

En relación con ello, aseguró que hay una gran cantidad de ciudadanos que votarán por la opositora Xiomara Castro y no necesariamente porque simpaticen por ella o sus designados presidenciales.

«Mucha gente lo lo hará por el sentimiento de rechazo a un partido que ha cometido muchísimas irregularidades y actos de corrupción», declaró.

Hizo hincapié en que las encuestas favorecen a la representante de Libre, pero anticipó que es muy probable que se frague otro fraude y ya estarían comprando votos para consumar la misión.

No obstante, recordó que el voto «en contra», o de castigo, se ha fortalecido, viéndose escenarios de ello en El Salvador, Costa Rica, Guatemala, República Dominicana entre otros países.

LIMPIAR SU IMAGEN. Por las circunstancias descritas, los expertos coinciden en que el oficialismo está en búsqueda de limpiar su nombre y está recurriendo a estrategias alternativas.

Verbigracia, el sociólogo consultado por El Pulso (José Luis Herrera) apuntó que en la publicidad de Papi a la Orden no suelen hacer mención de la institución que representa, sino que se enfocan en él como candidato «diferente».

«Es su estrategia porque el Partido Nacional está tan desprestigiado que de alguna manera tienen que levantarlo», acotó.

«Su campaña ha sido limpiar su nombre», insistió, detallando que han recurrido igualmente al uso de otros colores. Planteó como ejemplo al aspirante a la alcaldía capitalina David Chávez, en cuyas concentraciones ahora resalta más una bandera naranja que el tradicional azul.

SOBREVIVIRÍA. Sin embargo, también están los analistas con voces disidentes, como el politólogo Edgardo Rodríguez, quien habló en exclusiva para este medio y desestimó que el ser vencidos en las votaciones represente un desastre para los cachurecos.

«Yo creo que contrario a lo que algunos piensan, (perder) no sería la debacle del Partido Nacional», inició diciendo.

Argumentó que aunque no se hagan con la presidencia igual conseguirían una cuota de entre 30 y 40 diputados y también triunfen en una considerable cantidad de alcaldías, dado que Libre no tiene la misma fuerza en el nivel municipal.

«Tendría una importante fuerza en el Congreso y conservaría alcaldías importantes (…) eso le da vida. Claro, perder (la presidencia) sería un golpe, como para cualquier partido grande», planteó, enfatizando que no piensa que se avecine un escenario catastrófico.

Sostuvo que es posible que el nacionalismo resurja -si no gana las elecciones- y el pueblo le dé la confianza nuevamente para que dirija al país, pero eso dependería de que aparezcan líderes más frescos que no sean cercanos al actual mandatario Juan Orlando Hernández.

Asimismo, recordó que antes del 2009 el Partido Liberal era el que más ganaba en los comicios pero recalcó que no por eso es que hubo división entre los cachurecos, pues tienen la característica de ser unidos, disciplinados y no «salir en desbandada» si un resultado no les respalda.

Finalmente, Rodríguez aseguró que el hecho que el Partido Nacional no esté utilizando su tradicional bandera azul con la estrella solitaria en las concentraciones es nada más una estrategia para atraer el voto independiente, el que no se identifica con el partido sino que con el candidato, pero no es algo a escala nacional.

«Es para darle comodidad al votante independiente, sin partido, para dar un mensaje de inclusión para las personas que no necesariamente son nacionalistas pero pueden simpatizar con alguien en específico», explicó.

El reloj de arena está por acabarse para llegar al día cúspide del año electoral y el Partido Nacional llega con poca certidumbre y con mucho más que perder que solo el Ejecutivo. Su tan proclamada grandeza estaría a punto de ser probada.

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