¿Otra emboscada a la soberanía popular o una gran fiesta electoral? La trampa de la universalización del voto

Redacción El Pulso10 noviembre, 2021

(Por Jorge Luis Oviedo) En el siglo XIX la excusa fue que los analfabetos no estaban preparados y que las mujeres no entienden de política y son pertenencia de sus padres o sus maridos. Por cierto, muy poco ha cambiado esa concepción en los círculos de poder de las oligarquías.

Pero resultó que el descontento popular fue canalizado por una nueva generación de alfabetizados; lectores de teorías exóticas y alienígenas, como dicen ahora.

Por eso la emboscada electoral comenzó a ser modificada en las primeras décadas del siglo XX, como consecuencia de las revoluciones: mexicana (1910) y la bolchevique (1917). Ambas amenazaban en serio el control global heredado por las oligarquías capitalistas de sus padres conquistadores: el orden surgido de los siglos de conquista, colonización y aculturación que llevó a cabo un grupo de reinos europeos sobre el resto del mundo.

Los cinco reinos que más se beneficiaron de la conquista (de América y otra gran parte de África, Asia y toda Oceanía) a partir del siglo XV fueron España, Portugal, Reino Unido, Holanda y Francia. Su extensión total es de menos del 1.2% con relación a los territorios del planeta. De allí procedió gran parte de la acumulación originaria de capital, incluidos los conocimientos, que los beneficiaron para el repunte científico y tecnológico, particularmente, en el Reino Unido.

Los antiguos reinos europeos o algunas de sus nuevas repúblicas continuaron con su práctica colonialista tradicional en África y parte de Asia. EE.UU., por su parte, se hizo cargo directamente (ya no solo a través de sus compañías fruteras y mineras) de controlar la expansión comunista.

De esa forma comenzó una campaña de acción y propaganda sistémica que, primero impuso (después de la Segunda Guerra Mundial) la modernización de los ejércitos; y, una década más tarde, las sobresalientes dictaduras militares (por asesinas) en todo país donde estuviese en riesgo la democracia liberal, es decir, el capitalismo versión EE.UU.: Guatemala, Uruguay, Chile, Argentina, Brasil, Perú, Bolivia, Honduras (en Nicaragua tenían a su hijo de puta: Somoza), entre otros.

Algo así como un solo dios, una sola moneda, una «sola democracia» y una sola América para los gringos y el resto de países europeos hegemónicos.

Dejemos claro, entonces, que la democracia sin adjetivos (liberal, occidental, moderna, popular, etc.) supone igualdad política para todos los ciudadanos.

Democracia no es permitir que una minoría decida por todos.

Si la Democracia es poder del pueblo, se requiere que toda decisión importante se discuta abierta y ampliamente con la población y que luego se someta a consulta; para que el voto de la soberanía popular decida qué hacer y cómo hacerlo.

Los pueblos se han opuesto a la venta de los recursos naturales; los pueblos exigen soberanía alimentaria, soberanía cultural, exigen soberanía popular.

Los pueblos no desean vivir en pobreza ni ser expulsados de sus territorios ancestrales. Los pueblos originarios desean vivir de acuerdo con sus tradiciones.

Sin embargo, el resultado, 200 años después años después, es más de los mismo y mayor precariedad y pobreza para la mayoría; porque han hecho del poder representativo y de los procesos electorales un medio, una estafa continua; y la más grande traición a los pueblos.

Eso no es democracia. Y si es democracia, quédense con ella. déjennos en paz. Demasiado se han aprovechado de nuestros recursos y de la paciencia de nuestro pueblos.

Nunca les ha interesado la democracia, nunca les ha interesado cumplir con lo que predican o propagan.
Pregunto; pero no a los extranjeros expoliadores ni a los traidores locales. Lo pregunto a la clase trabajadora, al 90% o más de la población de los pueblos de Latinoamérica: ¿Alguna vez, por ejemplo, se sometió a consideración de la población en alguno de nuestros países, el sistema de producción que se debía adoptar?

Los europeos, las evidencias no dejan dudas, han asolado de forma continua desde hace 529 años. Y nos impusieron su verdadero Dios de la esclavitud, la servidumbre, la usura y la codicia: la cultura capitalista o del despojo.

Hay, pues, un mal de origen. No por pecado original, porque no somos producto de pecados originales ni estamos obligados a vivir condenados por deudas públicas y privadas; ni a ser por generaciones víctimas de esas prácticas de pillaje a través de la invisible mano de las sociedades anónimas, con que, desde la inversión extranjera y la deuda externa, nos continúan saqueando y explotando.

Nos siguen, pues, conquistando, nos siguen esclavizando a través de muchos artilugios financieros y nos siguen traicionando (como hizo Cortés con los tlaxcaltecas) a través de las emboscadas electorales y el poder representativo.

En el plano electoral, primero incrementaron la participación de los votantes; no porque eso fuera más democracia, sino porque a comienzos del siglo XX ya había un importante porcentaje de hijos de artesanos y algunos campesinos que se habían hecho profesionales.

Y fueron esos nuevos profesionales los que se unieron a los campesinos, sobre todo, para impulsar las revoluciones mexicana y bolchevique. Así que la opción de la oligarquía fue universalizar el voto.
¿Para qué? Para una nueva emboscada. Hacer que participaran los analfabetos, luego las mujeres (excluidas como hemos dicho, igual que en algunas tradiciones religiosas, de la toma de decisiones) para dominar por amplia mayoría a los reformistas y revolucionarios hijos de campesinos, artesanos y obreros; pero no hijos de puta como los oligarcas y políticos traidores.

Además, tenían para esa época, el control de la radio. Mucho más afectiva que los libros, revistas y periódicos que usaban los revolucionarios. Después apareció la televisión; pero como pese a ello, las revoluciones continuaban amenazando la estabilidad capitalista internacional, recurrieron a todo tipo de artimañas, chantajes, extorsiones y muy diversas formas de propaganda y entretenimiento de masas.

De modo que se inventaron más procesos electorales; pero no consultas de gran relevancia para el destino de las naciones.

Los procesos electorales primarios fueron promovidos, no hace mucho, como más democracia; lo mismo que la inscripción de partidos políticos, cuya membresía hace asamblea en un transporte colectivo y todavía quedan asientos vacíos.

Por eso los procesos electorales en sí no son democracia, sino circo electoral; entretenimiento para adultos.
Desde los medios de comunicación, en coro, se convoca a votar por los mejores.

¿Cuáles mejores? ¿Los que se publicitan más? ¿Los que prometen más? ¿Los que cuentan con el aval de la Embajada de USA para ser USAdos, levemente, como la chatarra vehicular, el calzado, la ropa…? ¿Los que cuentan con el financiamiento de los banqueros? ¿Los que cuentan con el financiamiento del crimen organizado? La realidad es que no hay manera de encontrar a los mejores en ninguna elección; porque la política no son promesas, son hechos, resultados: empleo, salud, educación de calidad, salubridad, soberanía alimentaria, etc.

Y, por otra parte, en una República, todos somos iguales políticos. Así que competir electoralmente es una violación clara al sentido de igualdad ciudadana o de igualdad política.

Se puede medir quién es mejor en una competencia deportiva, en el rendimiento académico de los estudiantes y en los logros científicos y profesionales de algunas personas, entre otras cosas.

Lo que es posible hacer con mucha facilidad es darse cuenta quiénes a través de la política como oficio y traicionando a la mayoría, hacen alianza con banqueros, con el interés foráneo y con el crimen organizado.
Los liderazgos electorales, de gente que nunca ha estado en el poder trabajando para el bien común y que se pueda respaldar con hechos, son hojarasca, ilusión, estafa.

Esos líderes surgidos desde los medios de comunicación a fuerza de estar animando esto o lo otro y que desconocen totalmente las necesidades de la población ¿qué solución pueden aportar para que nuestros países construyan con dignidad su propio destino, si piensan continuar con el monopolio de la decisiones? Ninguna.

Lo que sí es seguro es que se entreguen como prostitutas o como tontos útiles o como nuevos traidores a los oligarcas criollos y extranjeros; y que nos endeuden más. El camino que queda, 200 años después de tantas traiciones, es exigir democracia real, consultas populares; ejercicio real de la soberanía popular.

Debatir y exigir que se consulten temas como: ¿Son naturales, justas y necesarias las deudas públicas?
¿Debe continuar la emisión, reproducción y circulación del dinero en manos de los banqueros o debe ser exclusividad de las comunidades? ¿Debe hipotecarse el futuro del territorio y de los habitantes de nuestros países por un endeudamiento externo que nos vuelve cada año más dependientes de los centros oligarcas internacionales?

¿Debe continuar existiendo los injustos y antinaturales impuestos fiscales que solamente sirven para mantener Ejércitos y Policías que están para defender los intereses oligarcas y reprimir a la clase trabajadora?
¿Se debe dejar de pagar esas deudas públicas que los pueblos no contrataron? ¿Se deben eliminar los impuestos fiscales, porque la verdadera razón es honrar las deudas públicas para pagarle a los banqueros?

¿Se deben eliminar los procesos electorales para escoger alcaldes diputados y presidentes o se deben sortear esos cargos entre reconocidos profesionales que no son empleados de transnacionales ni de bancos ni del crimen organizado para que actúen en obediencia debida a lo que se decida por soberanía popular?

Es urgente, impostergable y necesario que la clase trabajadora se politice, que deje de confiar en candidatos hechos a la medida de banqueros, corporaciones industriales y medios de comunicación. En Honduras, bajo la modalidad de narcoestado que impuso EE.UU. después del golpe de 2009, el panorama es igualmente sombrío; porque la clase trabajadora sigue desorganizada y otros sectores controlados a través del financiamiento externo vía ONGs.

Estos hacen trabajo para los intereses foráneos de USA y la Unión Europea; y otros más, muchos más, que no entienden nada de lo que pasa, porque las condiciones de precariedad que viven no los dejan pensar, excepto para migrar como su última solución.

Ahora que se estamos a las puertas de un nuevo proceso electoral creo que una vez más es necesario recordar la excitativa de Francisco Morazán en su Testamento, minutos antes de ser fusilado: «Excito a la juventud, que es llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza…»

Los que han saqueado el país por décadas y que hoy los están cediendo (venden a precio de gallo muerto) una vez más, y en pedazo el territorio con sus personas incluidas, para instalar ZEDES, repiten en coro: viene el comunismo.

El cinismo y la perversidad los ha llevado al extremo de ni siquiera ofrecer nada al electorado –de parte del régimen impuesto después del golpe de Estado de 2009—, sino que provocar miedo a través de mensajes de odio por redes sociales y a través de los medios corporativos; desde los cuales, por cierto, se exalta la fiesta electoral: su pantomima, su circo.

Sin embargo, la población, por tercera vez acudirá (como en 2013 y 2017) a votar por Xiomara Castro, con la certeza de saberse vencedores y con la esperanza de que USA y la UE no vuelvan a desconocer el mandato de la soberanía popular. Las FFAA garantizarán el mandato popular o continuarán en modo golpe de Estado, desde su condición de Ejército de Ocupación made in USA. Lo sabremos en diciembre.

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