«La invasión de Afganistán ha sido un fracaso en todos los órdenes»

Redacción El Pulso17 agosto, 2021

MADRID, España

El presidente estadounidense, Joe Biden, defendió el 16 de agosto, en su primera aparición pública tras la caída de Kabul en manos de las fuerzas talibanes (movimiento proscrito en Rusia como terrorista), que el objetivo de la invasión de Afganistán «nunca fue construir una nación diplomática sino luchar contra el terrorismo».

José María Gil Garre, codirector del Observatorio Internacional de Seguridad —un think tank español dedicado al análisis de la política internacional— afirma en una entrevista con Sputnik que el discurso de Biden estuvo «plagado de mentiras» porque, a su modo de ver, resulta evidente que «la invasión de Afganistán ha sido un fracaso en todos los órdenes».

«Estados Unidos dijo desde un primer momento que se iba a importar un modelo de democracia. Y eso, obviamente, también ha resultado un fracaso. Es absolutamente imposible imponer una democracia de corte occidental en Afganistán, sobre todo cuando se hace sin tener en cuenta la historia del país o su sociología tribal», explica este analista.

El motivo principal por el que no se pudo hacer, argumenta Gil Garre, es que «una guerra de ocupación no se puede mantener mucho tiempo cuando la propia población civil te ve como alguien externo».

Además del fracaso a la hora de implementar un modelo de democracia, Gil Garre destaca que la invasión de Afganistán también falló en su objetivo primario de contener la expansión del terrorismo yihadista o incluso a la hora de evitar que los talibanes controlaran partes del país en los últimos años.

«Para EEUU se consiguió el objetivo de cazar a Osama Bin Laden, pero ni siquiera se hizo en Afganistán, sino en Pakistán. Sin embargo, ni se acabó con Al-Qaeda, ni con otros grupos de terrorismo yihadista que surgieron después en otros lugares como el ISIS [ambas organizaciones terroristas están prohibidas en Rusia].

¿Mejoró la situación del país en estos 20 años? Bueno, se puede decir que sí en las grandes ciudades, pero en el resto del país los talibanes estuvieron siempre presentes», añade.

La mayor prueba del fracaso también en el orden militar es la fulgurante recuperación del territorio por parte de los talibanes, pese a los intentos de los actores occidentales por asegurar que, tras su retirada de Afganistán, el país contaría con un Ejército preparado para hacerles frente.

«En el mundo del islamismo talibán siempre se cita una frase: que los occidentales tenemos los relojes, pero el tiempo es suyo. Ellos son pacientes. Son soldados capaces de pasar el día entero bebiendo sus lágrimas y comiendo dos dátiles al día, preparados para atacar con el fusil en la mano. Esa capacidad de resiliencia no la tienen nuestros ejércitos, ni mucho menos el afgano», comenta Gil Garre.

En esa línea, apunta que la principal razón por la que el país cayó tan rápido en manos de los talibanes es que «las fuerzas occidentales no dejaron un Ejército preparado» para hacer frente a ese enemigo pese «al billón de dólares invertido».

«Es un Ejército que estaba armado, desde luego, pero no preparado: lo hemos visto en lugares como Herat o Qala-i-Naw, precisamente donde estaba desplegado el Ejército español. Allí las fuerzas afganas directamente han huido del conflicto y los talibanes se han impuesto sin pegar un tiro», apunta el analista.

En adición, el desarrollo reciente de los acontecimientos dibuja un escenario que se aleja cada vez más de los intereses estratégicos de EEUU en la región, donde China puede ganar presencia.

«Debemos prepararnos para ver cómo China extiende sus intereses geoestratégicos. Ya ha estado presente todos estos años en Afganistán, donde se ha dedicado a la extracción de metales raros», afirma Gil Garre.

Pero sobre todo, el nuevo escenario en Afganistán dibuja un horizonte de merma del respeto a los derechos humanos de parte de la población, en especial a niños y mujeres, lo que puede acabar repercutiendo a los socios europeos de EEUU al aumentar los flujos migratorios.

«Ahora se aboca al país a una situación absolutamente terrible, muy particularmente para colectivos vulnerables como son las mujeres y los niños. Afganistán se puede convertir en un Estado que va a vivir de forma casi medieval», señala el analista.

Por ello «Occidente tiene que prepararse para la crisis humanitaria que ya está en marcha con los flujos migratorios que huyen de esta situación» y para «que el yihadismo terrorista se empodere» incluso más allá de Afganistán.

«Hasta ayer, las redes sociales en las que se desenvuelven los grupos terroristas ya veíamos que celebraban la victoria de los talibanes como propia. Debemos pensar que se va a intensificar la actividad terrorista en un plazo no muy largo de tiempo», añade el analista.

Pese a todo ello, Gil Garre no descarta que los socios occidentales se vean obligados a entablar una interlocución con el gobierno talibán.

«Occidente está diciendo que no va a reconocer el gobierno talibán, pero hemos de recordar que los talibanes ya fueron reconocidos como gobierno en el pasado por Estados Unidos. Si ocupan el Gobierno, al final alguna relación tendrán que establecer», apunta Garre.

«Con esto del terrorismo internacional tenemos un problema: las grandes potencias que están en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no han tipificado de forma clara qué consideran terrorismo porque muchas veces son ellos mismos quienes lo amparan en algunos espacios del mundo», concluye. (Con información de Sputnik).  

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