En busca del “sueño americano”: los que sí lo logran cruzar la frontera

ABarahona4 agosto, 2021

En el Estado de Chiapa, México, unos 15 mil 872 hondureños se encuentran esperando asilo político, en su mayoría algunos encontraron la oportunidad de trabajo que el gobierno de ese país ofreció mientras que más de dos mil 700 están en la frontera sur de Estados Unidos.

En lo que va de 2021, se han formado tres éxodos masivos de hondureños denominados “caravana migrante” cada uno con no menos de tres mil compatriotas que se arriesgan por una mejor vida que su nación les dificultó.

Las caravanas migrantes se originaron en 2018, un año después que el gobernante Juan Orlando Hernández asumiera su segundo mandato presidencial, la esperanza de una mejor vida se cifró en este éxodo a tal grado que un mes después de la peregrinación más de 26 mil migrantes estaban en la frontera entre México y Estados Unidos.

Desde ese año en el país surgen entre tres a cinco caravanas migrantes que son conformadas por no menos de tres mil hondureños.

POLÍTICA MIGRATORIA COERCITIVA. El gobierno del expresidente Donald Trump y ahora la Administración de Joe Biden continúa con la política de medidas coercitivas con la militarización de las fronteras.

Guatemala desplazó a las fronteras unos seis mil efectivos militares y México más de diez mil con la finalidad de detener el éxodo de personas; la represión, los tratos crueles e inhumanos, fue la política que estableció Estados Unidos y aquel país que incumpliera sería sometido a sanciones económicas.

Tal situación, ha obligado a los migrantes de todas las nacionalidades emprender nuevas rutas por zonas montañosas o comunidades fronterizas para evitar ser detenidos por agentes migratorios.

LOS QUE SÍ LO LOGRAN. El Pulso tuvo acceso al testimonio de Douglas Guevara quien emprendió el viaje desde Tegucigalpa pagando un coyote a un costo que oscila los 200 mil lempiras y logró entrar a Estados Unidos de manera ilegal ahora trabaja en una refinería.

“Lo que gano aquí en un mes creo que es lo que ganaba en unos seis meses en Honduras. Amo mi país pero aquí tengo la oportunidad de darle una mejor vida a mi hijo”, expresó.

La travesía de Guevara duró más de dos meses desde quién partió hacia el norte un viernes 7 de mayo en horas de la madrugada y debido a las hazañas para evadir los retenes migratorios pudo entrar a Estados Unidos un miércoles 14 de julio en horas de la madrugada.

Llegó con solo su calzoneta, lleno de lodo y casi en estado desecado, pero en cuestión de una semana consiguió un trabajo en una refinería donde gana alrededor de 25 dólares la hora, sin embargo, solo trabaja cuatro a cinco horas por el riesgo de su labor.

No dio muchos detalles del sufrimiento que atravesó pues su vida cambió en cuestión de días.

“El sábado luego de haber conseguido trabajo ya le pude enviar la primera remesa a mi mujer. Le envié para que pagara lo que debíamos de casa, comprara comida, ropa para el niño y para que tenga un mes. No hubiera podido seguir pagando los gastos si no me hubiera venido para acá”, manifestó.

Guevara detalló que el pago al coyote le permitía la oportunidad de intentarlo dos veces, para su buena fortuna lo logró en el primer intento.

El testimonio de Douglas no es más la prueba fehaciente que, pese a exponerse a perder la vida, los hondureños prefieren arriesgarse a buscar “el sueño americano”, no hay datos certeros de cuántos lo logran pero muchos que salen en caravanas pagan en México para que coyotes los crucen.

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