TEGUCIGALPA, Honduras
El sociólogo Rolando Sierra advirtió que los niveles de corrupción en el país, seguirán detonando la migración irregular.
El experto en temas de desplazamiento enfatizó que “la migración tiene que ver especialmente por los niveles de corrupción e impunidad que hay en estos países y, de hecho, en un reciente estudio que hizo el Consejo Nacional Anticorrupción claramente en Honduras hay una relación entre corrupción y migración”.
Detalló que los departamentos y aquellos municipios donde más emigran los hondureños, son las zonas donde hay más denuncias de corrupción, por lo que existe una coyuntura entre migración y corrupción.
“Por lo tanto, el desafío que se impone es sobre todo para el Estado y se impone también para las instituciones contraloras del país en el combate a la corrupción”, dijo.
El director de Flacso Honduras, destacó que “estamos claros que en la medida que se tomen medidas más coercitivas de control de la migración, los hondureños y hondureñas van a continuar migrando, cerca del 45 por ciento de los hondureños y hondureñas dicen en estudios de opinión que están dispuestos a emigrar lo cual es sumamente alto y los gobiernos de México y Estados Unidos, podrán poner cualquier tipo de medidas, pero los intentos van a continuar”.
Por su parte, el expresidente del Banco Central de Honduras, Hugo Noé Pino, afirmó que “Honduras por corrupción pierde entre un 6 y 7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) esto significa que hay menos inversión en programas de seguridad, salud y educación. La corrupción hace un enorme daño a la cultura tributaria, porque genera desconfianza en el uso del dinero de los impuestos”.
Factores como, la pobreza, corrupción, inseguridad son detonantes en la migración irregular de centroamericanos hacia EE.UU.
Las autoridades mexicanas rescataron el miércoles a 140 migrantes quienes permanecían en condición de abandono, hacinados y sin alimentos en una casa ubicada en Ciudad Juárez, entre ellos cuatro menores de edad.
Según el testimonio de un guatemalteco del cual por seguridad se omite el nombre, relató que “teníamos diez días encerrados, apilados, sin alimentos y sin saber dónde estábamos” exclamó.
