Más de cuatro mil 700 mujeres fueron asesinadas en una década; 2013 fue el año mortífero para las hondureñas

TEGUCIGALPA, Honduras 

(Por: Evelyn Molina) Ser mujer y vivir en Honduras es hasta mortal. Al realizar un análisis de datos investigados por El Pulso revelan que el año más violento para las mujeres fue 2013, precisamente, en la época que el país era considerado uno de los más violentos del mundo.

Las estadísticas obtenidas de manera independiente precisan que hasta el referido año se mantuvo una tendencia creciente en los femicidios y se presentó el pico más alto al sumar 636 casos y una tasa de asesinatos de 14.6 por cada 100 mil habitantes mujeres.

Si bien, en apariencia, este tipo de hechos reportan una tendencia a la baja en comparación a la última década; la epidemia de muertes violentas de féminas en los primeros meses de 2021 es la punta del iceberg que evidencia una creciente tendencia en conductas misóginas que no están siendo documentadas por las autoridades.

Aunque en 2013 hubo un punto cumbre en cuanto a los femicidios, todo apunta que este año podría registrarse una brutal escalada, a pesar que al cierre de esta investigación no hay cifras oficiales e independientes sobre esta figura delictiva.

En segunda posición se sitúa 2012 con 606 decesos documentados; en 2014 hubo 526 femicidios y 2019 se registraron un total de 401; en total, en la década de 2010, alrededor de cuatro mil 253 damas murieron en circunstancias violentas, según datos que fueron recabados por El Pulso. 

Un dato a destacar es que en 2019,  hubo un aumento del  4.7 por ciento en el número de víctimas con relación al año anterior. Es decir que en ese año hubo un promedio 33 víctimas mensuales y una muerte cada 29 horas con 36 minutos.

Mientras que en 2020, reportes del Centro de Derechos de Mujeres (CDM) certificaron alrededor de 278 muertes violentas. Los departamentos con mayor número de femicidios fueron Cortés con 50; Francisco Morazán con 74;  Olancho con 21 y Yoro se ubicó en el cuarto lugar con 15.

Las regiones donde hubo menos asesinatos fueron Intibucá, Islas de la Bahía y La Paz con uno, de manera respectiva.

Sobre la creciente violencia hacia la mujer, la directora de la Asociación Calidad de Vida, Ana Lisseth Cruz, dijo a El Pulso que sus congéneres, entre los 18 y 24 años, son las principales víctimas de agresiones. Indicó, que hay mujeres que han sufrido violencia desde niñas en sus hogares y esto las obliga a salir de sus casas a inicios de la adolescencia. “Salen de sus casas y caen en manos de una pareja abusadora por lo general y esto en el peor de los casos las lleva a la muerte”.

La experta en temas de violencia de género dijo que hay patrones de conducta del Estado que fomentan el femicidio.

“La investigación que existe de parte del Estado es poca y la que existe no tiene perspectiva de género, no analizan las hipótesis, no se documenta si la víctima fue violada, si estaba embarazada o sufría violencia doméstica, muchas veces se van por homicidio o parricidio porque la investigación del femicidio es más exhaustiva, la investigación del femicidio es más profunda», añadió.

Exteriorizó que «el año pasado, desde las organizaciones conseguimos 45 millones de lempiras para fortalecer la investigación en el Ministerio Público y no hemos visto resultados, además las unidades de investigación son muy pequeñas y no existen en todos los departamentos de Honduras”.

A pesar de presionar al fiscal general Óscar Chinchilla para agilizar las investigaciones por los femicidios, no han tenido una respuesta clara, lamentó Cruz.

“Tenemos tres años pidiendo una reunión con el fiscal general, y no ha sido posible, el señor prácticamente no está interesado en este tema y las fiscales están solas”, dijo. Resaltó que hace varios meses han solicitado como organización el dato de cuántos hombres han sido procesados por asesinato de mujeres.

“Hemos pedido el dato de los hombres que están procesados por femicidio y aún no lo tenemos, seguimos a la espera sabemos que son pocos porque la impunidad en estos casos impera, pero no tenemos datos reales”, externó.

“La raíz de la violencia  contra las mujeres -prosiguió- proviene de las relaciones desiguales de poder que se dan en todos los espacios, desde el hogar hasta el centro de trabajo o estudio, para erradicar esto se debe de desmitificar el machismo”.

Consideró que las cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) indican que el 70 por ciento de los casos de muertes violentas de mujeres y femicidios son por parte de su pareja, «en mínimos casos las mujeres son parte de alguna estructura criminal, por las estadísticas nos damos cuenta que la vinculación que tratan de hacer las autoridades entre el femicidio y el crimen organizado es solo para llamar la atención y no investigar».

Otro factor de preocupación es que el nuevo Código Penal, aprobado en junio de 2020, ya que es considerado como un retroceso increíble para la prevención y castigo de la violencia contra mujeres y solo fortalece la creencia de los hombres de que podrán vivir en la impunidad.

También se suma la ausencia de campañas de información pública, en donde se le enseñe a las niñas, adolescentes y féminas sobre todas las formas existentes de violencia y sensibilicen a los hombres sobre las consecuencias del maltrato al sexo opuesto.

Por su parte, la responsable del Observatorio de Violencia contra las mujeres del CDM, Helen Ocampo, explicó a este periódico que “no en todos los casos se identifica un agresor; el Ministerio Público registra al agresor como desconocido y cuando lo reconocen es cuando es del circulo de la víctima en la mayoría de los casos, la pareja, novio, amigo o familiar de la víctima”.

CORONAVIRUS: LA OTRA PANDEMIA CONTRA LAS MUJERES. En la última década, las mujeres hondureñas aprendieron a convivir con la epidemia de la violencia, sin imaginar que 2020 las golpearía la pandemia del coronavirus.

Sobre el tema, Cruz aseguró que “estábamos alarmadas, la violencia creció mucho, los primeros seis meses de 2020 se recibieron 50 mil denuncias por violencia doméstica y al finalizar el año, el Servicio de Atención de Llamadas de Emergencia 911 reportó unas 105 denuncias de violencia contra mujeres, incrementando un 20 por ciento en comparación a 2019”.

La violencia contra mujeres que deriva en femicidio, se incrementó a escala mundial, a raíz del confinamiento por el SARS-CoV-2. De acuerdo al informe Análisis Rápido de Genero en Honduras un Panorama ante covid-19, Eta e Iota, presentado por la oenegé CARE Honduras y ONU Mujeres en el sentido que “la población hondureña, multiétnica y esencialmente femenina (51.7 por ciento), cohabita en un país que ha sido catalogado como uno de los países del área latinoamericana con mayor desigualdad… Esta condición de desigualdad afecta especialmente a las mujeres y niñas… que están expuestas a alguna condición de vulnerabilidad ya sea física, psicológica, social, ambiental, económica o estructural”.

El estudio que resume en concreto que tanto el covid-19 y las dos tormentas tropicales que afectaron el país a finales de 2020 han dejado al descubierto las condiciones de violencia y vulnerabilidad a las que están expuestas las mujeres y niñas en Honduras.

También alerta que estos factores han sacudido las dinámicas sociales y dejado al descubierto las condiciones de violencia y vulnerabilidad a las que están expuestas las mujeres, niñas y otros grupos expuestos a la indolencia del Estado.

Tanto la  Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH) y ONU Mujeres, advierten que “el femicidio ocurre en los espacios públicos y privados y constituye una violación de los derechos fundamentales de las mujeres, incluyendo el derecho a la vida, el derecho a la integridad física y sexual, y el derecho a la libertad personal”.

Conocedoras del tema explicaron a El Pulso que con la evolución de la lucha feminista mundial y la ayuda de varios instrumentos jurídicos, se ha avanzado en la comprensión del concepto de violencia. Treinta años atrás -añadieron- los piropos incomodos, el acoso sexual laboral, la violencia psicológica, emocional, patrimonial y hasta sexual dentro de la pareja, eran términos completamente invisibles, pero altamente corrosivos, alineados al patrón de mujer sumisa que debía seguir, sin importar cuáles fueran las consecuencias.

SEMANA SANTA Y MORAZÁNICA, FATAL PARA LAS MUJERES. Según estudios de la Asociación Calidad de Vida, antes durante la Semana Santa, se suelen disparar los índices de violencia, ya que se produce la ansiedad por tener dinero para la temporada, por lo que agudiza las conductas de violencia.

Lo mismo ocurre durante las fiestas decembrinas, cuando se eleva el consumo de alcohol. Aunque hubo una baja de hasta 33 por ciento en el consumo de bebidas embriagantes durante el año anterior, el Instituto para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (Ihadfa), estimó durante 2019 un consumo promedio de 70 millones de cervezas.

Precisamente, durante la Nochebuena y Nochevieja, es cuando se elevan las denuncias de violencia hacia la mujer, de acuerdo a estadísticas oficiales; el mismo patrón suele ocurrir durante el denominado feriado morazánico de octubre.

CASOS MÁS EMBLEMÁTICOS. El Pulso hizo una recopilación de los casos emblemáticos de femicidios ocurridos en Honduras durante los últimos 30 años.

Violación y asesinato de Riccy Mabel Martínez  Sevilla (15 de julio de 1991). El caso más impactante sobre violencia y femicidio en Honduras, el caso tomó mucho tiempo de investigación, sobre la violación y crimen contra la normalista fueron ejecutados por miembros de las FFAA.

Según un informe de inteligencia del FBI, Martínez fue violaba por cuatro hombres y de varias formas, en su ropa interior se encontró semen de cuatro hombres pero solo purgaron pena dos sujetos. Un dato interesante sobre el caso, es que un paletero de nombre Esteban García, fue testigo clave para las investigaciones, luego de su declaración fue asesinado en un aparente asalto.

Por este femicidio sirvieron prisión los militares Ángel Castillo Maradiaga con una pena de dieciséis años y seis meses y Santos Eusebio Ilovares Fúnez 10 años y seis meses, este último salió de prisión una década después y no hubo cobertura periodista de su salida, pese a lo cuestionable del suceso en su caso por ser un alto funcionario del Ejercito de Honduras.

Asesinato de la ecologista Blanca Jeanette Kawas (6 de febrero 1995). La noche del 6 de febrero de 1995, dos hombres armados irrumpieron en la casa de Jeannette y le dispararon. No se siguió una investigación diligente y el crimen permanece impune. en abril de 2009 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) condenó a Honduras por violar los derechos humanos de Jeannette Kawas y su familia. También, por primera vez, la Corte IDH hizo énfasis en la obligación estatal de proteger a defensores y defensoras del ambiente.

Asesinato de Miss Mundo Honduras, Maria José Alvarado y su hermana Sofía Trinidad (13 de noviembre de 2014). Plutarco Ruiz, asesino de las hermanas Alvarado, enterró sus cuerpos y decía no conocer el paradero de su novia y de la entonces Miss Honduras Mundo, ofreció su apoyo a la hermana y madre de las víctimas, a pesar de fingir demencia y actuar de forma incoherente en las audiencias para liberarse de la pena alegando locura, fue condenado a 45 años de cárcel.

Asesinato de la ambientalista Bertha Cáceres (3 de marzo 2016). Recientemente, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) presentó un video que analiza la estrategia del asesinato en contra de la ambientalista, la familia de Berta Cáceres y la población lenca exige al Estado de Honduras, el encarcelamiento de varios miembros de una reconocida familia.

Asesinato Sherill Yubissa Hernández Mancía, agente de la ATIC (11 de junio de 2018). La exjefa de la Dirección de Medicina Forense del Ministerio Público, Julissa Villanueva, la escena del crimen de Hernández fue construida. “La ATIC nunca había procesado escenas de crimen y su inexperiencia marcó un extraño debut en este caso, no nos queda ninguna duda; esto es una muerte violenta de tipo homicida desde el punto de vista médico legal, no es un suicidio y amerita una investigación fehaciente, debería haber sangre por todas partes se puede ver claramente que ese cadáver fue modificado” concluyó.

Asesinato de la universitaria Keyla Martinez (7 de febrero de 2021). Este femicidio fue calificado por la OACNUDH como una ejecución extrajudicial. En un comunicado la agencia especializada de la ONU expresó: “En seguimiento a las acciones de documentación realizadas sobre el caso, ocurrido el 6 de febrero, OACNUDH considera que los hechos podrían ser constitutivos de una ejecución extrajudicial y que, por tanto, la investigación deberá llevarse a cabo de acuerdo a lo dispuesto en el Protocolo de Minnesota sobre la Investigación de Muertes Potencialmente Ilícitas”. El caso ya fue cerrado, el policía Jarol Perdomo guarda prisión y la familia de Martínez pidió asilo en Costa Rica, debido a la “continua persecución e intimidación que vivían por parte de la policía” citaron en un comunicado de prensa.

El Instituto Universitario en Paz, Democracia y Seguridad (IUDPAS) refirió que, para determinar la conceptualización de los femicidios, se realizan dos clases de análisis: el primero es la relación del agresor con la víctima, por lo que se debe conocer la identidad del victimario; esto es más frecuente en los femicidios ocurridos en el contexto de la violencia íntima, de pareja o intrafamiliar. Y como punto número dos, conocer el móvil del crimen para saber si corresponde a un crimen ocurrido en relaciones de desbalance de poder o producto de la misoginia.

Hasta abril de 2021 el CDM registra 82 muertes violentas de mujeres, siendo el mes de febrero el mes más violento en lo que va del año con un reporte de 37 femicidios.

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