Madre y hermano de Tony piden misericordia a juez Castel a pocos días de la sentencia

Redacción El Pulso27 marzo, 2021

La madre y un hermano del exparlamentario Juan Antonio Tony Hernández pidieron clemencia al juez federal Kevin Castel, a pocos días que se celebre la lectura de la sentencia contra el imputado que oscila entre 40 años de prisión y cadena perpetua.

En las cartas que fueron enviadas por Elvira Alvarado y Amílcar Hernández a Castel, le suplican que tenga compasión de Tony ya que lo consideran como una persona de bien, al tiempo que lamentaron que se haya denigrado la imagen de su pariente que permanece en una penitenciaría a la espera del fallo.

En el caso de la progenitora, añadió que hay muchas individuos «orando» por Hernández, «sacerdotes y arzobispos y muchas personas por la libertad de Antonio. Señor juez tenga compasión por misericordia».

Por su parte, el hermano, quien se identifica como coronel retirado del Ejército y abogado, dijo en la misiva que jamás estuvieron en el camino incorrecto y por las limitaciones de la infancia y juventud, él ingresó a las FFAA donde pudo concluir sus estudios.

Asimismo, indicó en la carta que cuando volvió a ver a Tony «de joven, conocí a un hombre que estudiaba derecho y que ya había formado su propia familia, instalándose en la tierra accidentada y árida que heredó de nuestro padre. En ese momento, Juan Antonio y su esposa estaban comenzando un pequeño negocio de alimentos, donde atendían eventos, y en el que cocinaba y asaba en cada evento».

En tanto, la defensa del reo presentó al tribunal federal de Nueva York documentos que constatan que su cliente ha recibido cursos sobre la biblia, así como el control de la ira.

También solicitaron que se le dé condena mínima de 40 años, en contraposición a la cadena perpetua solicitada por fiscales, quienes alegaron que es necesario mandar un mensaje que no se tolerará el narcotráfico.

La lectura de la sentencia se ha postergado por más de un año a solicitud de los defensores, quienes alegaron que no conocían a profundidad el caso y por la pandemia del coronavirus.

Por ahora, se desconoce si habrá otro aplazamiento en la divulgación del fallo a manos de Castel.

Lea a continuación la carta de Elvira Alvarado: 

Honorable juez Kevin Castell

Su oficina

María Elvira Alvarado (viuda) de Hernández extiende respetuosamente sus saludos desde Gracias, Lempira, Honduras; soy la madre de Juan Antonio Hernández Alvarado.

Estoy orando a nuestro señor Jesucristo para que usted sea iluminado con la luz divina y justa porque en sus manos está el caso que sea considerado mi hijo es inocente. Escuché sus palabras para el jurado y sentí que usted es un hombre justo, Dios le dé sabiduría.

Mii sufrimiento está en manos de Jesucristo porque sólo él conoce el corazón de todos los seres humanos.

Con el respeto que merece señor juez, sentí herido mi corazón al escuchar tantas mentiras, con qué facilidad denigran a las personas. Qué triste no conocer al ser que nos dio la vida y que nos pedirá cuenta.

Señor juez, le pido clemencia por mis hijos, los conozco, Antonio es temeroso de Dios, sus hijitos le piden a Jesús que les mande a su papá; la niña de seis años en la iglesia de rodillas reza que Jesús le mande a su papá, a que pesar por algo injusto.

Señor juez hoy muchas amigos, orando por Juan Antonio, sacerdotes y arzobispos y muchas personas por la libertad de Antonio. Señor juez tenga compasión por misericordia.

Salmo 26 versículo 12: Líbrame del afán de mis contrarios que contra mi se levantan falsos testigos que lanzan amenazas.

Dios le bendiga toda su vida y el Espíritu Santo le dé reflejada la decisión justa que agrada a Dios.

Señor juez mi agradecimiento hoy y siempre

María Elvira Alvarado

Lea a continuación la carta de Amílcar Hernández: 

Washington DC, 27 de marzo de 2021.

Honorable P. Kevin Castel

Juez de Distrito de los Estados Unidos Noviembre 09, 2019

Estados Unidos contra Juan Antonio Hernández Alvarado, S2 15 Cr. 379 (PCK)

Estimado juez Castel, Mi nombre es José Amílcar Hernández Flores, soy el hermano doce de Juan Antonio, veterano militar con rango de Coronel y abogado autorizado para ejercer la abogacía en la República de Honduras. Le presento humildemente la siguiente carta, con el mayor respeto y honor que tiene su investidura, para brindarle los antecedentes de nuestra familia y del carácter y situación actual de Juan Antonio. Nuestra familia nació y se crió en el pequeño pueblo de Gracias del estado de Lempira, República de Honduras. Nuestra crianza fue de un hogar modesto, que se caracterizó por el sentido de respeto de nuestro Padre por la tierra, el cumplimiento de las tareas de la casa y trabajar siempre duro y responsablemente para contribuir a nuestra sociedad.

En ningún momento, Señoría, donde pensamos o guiamos hacia una vida deshonesta lo que incentivó a hacer dinero “fácil”. De ahí que dejé mi ciudad natal para alistarme en el Ejército, donde hice carrera y en paralelo estudié derecho. El valor de nuestro Padre hacia la educación y el trabajo arduo es el legado más importante que dejó a nuestra familia. Era un hombre que valoraba las cosas pequeñas y sencillas de la vida y constantemente pensaba que nos esforzáramos por tener una vida digna y honorable, que debería lograrse a través de la educación.

También pensamos que el camino que elegimos debe hacerse con el más alto nivel de responsabilidad, lealtad, sacrificio y honor y valor del servicio brindado por los demás. Así, desde que dejé mi ciudad natal y volví a ver a Juan Antonio de joven, conocí a un hombre que estudiaba derecho y que ya había formado su propia familia, instalándose en la tierra accidentada y árida que heredó de nuestro padre. En ese momento, Juan Antonio y su esposa estaban comenzando un pequeño negocio de alimentos, donde atendían eventos, y en el que cocinaba y asaba en cada evento. En ese momento supe que nuestro hermano menor había heredado la ética de trabajo honesto y arduo que nuestro Padre pensaba que nosotros.

Juan Antonio (como la mayoría de nuestra familia, hablando en términos generales porque este era un valor fundamental de nuestra familia) es un profesional y hombre de negocios que anhela mantener a su familia. Es padre de cuatro hijos, desde los 21 hasta los 5 años, y que actualmente atraviesa la prueba de su vida que solo podría estar marcada por el destino o que Dios podría haber permitido.

Es un hombre con debilidades, como cualquier otro, pero que ha sido descrito con palabras que realmente no se ajustan a su estilo de vida. Esto se confirma a través de las deudas actuales que mantiene para mantener a su familia, el difícil proceso que ha supuesto el pago de su defensa legal y las deudas que mantiene a través de sus gestiones comerciales. Dada su situación actual, corre el riesgo de perder la posibilidad de ver crecer a sus hijos y mantenerlos.

También es un hombre que está a punto de perder su libertad por el error de quedarse con amigos o conocidos que han tomado un camino equivocado y que han provocado daños irreparables en su vida sin que él participe jamás en sus actividades ilícitas. En consecuencia y ante la constante retórica de Juan Antonio: ¿Por qué yo? Que hice, es que vengo humildemente a usted, señoría, para implorar clemencia hacia el caso de mi hermano. Como Juez a cargo de su caso y como Administrador de Justicia en este Distrito, les imploro respetuosamente que brinden la justicia que se merece mi hermano. Sabiendo que este padre de familia, hermano e hijo ha sido un ciudadano que siempre ha actuado dentro de la ley; así como, un hombre que trabajó arduamente para brindar financiamiento a comunidades en riesgo durante su etapa como diputado congresista, y que no es culpable de los delitos que se le imputan.

De mis visitas y discusiones recientes con él, su mayor pesar es tener la compañía de un hombre que lo ha incriminado injustamente, arruinando así su vida. Posteriormente, Señoría, sepa que cualquier sentencia que le dé a mi hermano será tomada con la convicción y humildad de que “toda autoridad viene de Dios y debe ser obedecida”. Sin embargo, si Su Señoría escucha el grito de piedad y clemencia de este hermano mayor para su hermano menor arrepentido, habrá hecho justicia.

Respetuosamente, un hombre angustiado que busca la libertad de su hermano menor.

Respetuosamente. José Amilcar Hernández Flores

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