Lo han hecho una vez más: sólo cambiaron de actores, los personajes son los mismos: los actores hombres u mujeres, de un partido u otro. Al final, los mismos sinvergüenzas.
Este 14 de marzo, pese a los obstáculos impuestos por la misma clase tradicional y corrupta, a la enfermedad del covid-19, los hondureños acudieron a las urnas para elegir a los que se enfrentarían en la elección general en noviembre.
Acudieron con la esperanza que su voto los represente, dando un voto de confianza “a la democracia” pese a las múltiples traiciones de quienes deben garantizarla.
El Registro Nacional de las Personas (RNP) quien prometió un censo depurado y una nueva tarjeta de identidad incumplió a la hora de la hora.
El CNE, por su parte, incapaz de dar resultados creíbles, confiables en tiempo y forma. Todavía con el cinismo de decir que tienen 30 días para dar resultados y que lleva todo un proceso, faltándoles mencionar: ensillar la mula en que se transportan las maletas electorales.
Hemos asistido y estamos presenciando una conspiración más en contra de la voluntad de las mayorías, un golpe mortal a la democracia que pende de un hilo en este paisaje sangrante.
¿Realmente debería de extrañarnos la actuación de esta mafia multipartidaria corrupta, parasitaria? No debería de sorprendernos considerando que el Honduras Canta en Nueva York los ha evidenciado que tienen negocios en común. Como dicen en el mundo del hampa, no es nada personal, solo son negocios en donde las víctimas son los hondureños.
¿Qué corresponde en función de las elecciones generales? No acudir a las urnas no es opción, pero si obligarlos, presionarlos para que las reglas del juego sean un poco más equitativas. Unirse en un bloque de oposición multipartidario-ciudadano contra la mafia tradicional, corrupta y narco del país. No se trata que haya santos que orinan de un lado, pero, tampoco se trata de quitar a uno y colocar a otro de su misma condición.
La presencia de miembros de otros partidos en los organismos electorales hasta el momento sólo ha servido para embaucar una vez a la población para acudir a las urnas. Sólo ha servido para blanquear el proceso electoral, siendo por lo visto este domingo, el mismo sistema podrido, putrefacto.
Oscuro panorama depara las elecciones generales, pero la realidad demanda acción, inteligencia, optimismo. Es válido sentirse de ánimos caídos pero tengamos presente que habitamos un narcoestado y que los opositores han traficado con materia menos complicada que actas o votos. Así que, teniendo presente ese dato, no hay que claudicar, no traicionar principios. La dignidad no compite con nadie.
