Las elecciones primarias de este 14 de marzo están en marcha, a menos que algo no previsto suceda, las mismas darán los nombres de quienes encabezaran las nóminas al Congreso Nacional, alcaldías, fórmula presidencial y parlamento Centroamérica, en los partidos Liberal, Nacional y Libre.
El previo a estos comicios ha estado marcado por la desorganización, las fugas de candidatos de un lado a otro, denuncias de fraude, carentes de mensajes y propuestas para el benéfico colectivo que sean creíbles. Todos ofrecen como disco rayado, salud, educación, trabajo y bienestar, entre otras cosas, lo mismo que hemos estado escuchando en los últimos 40 años, pero que se a traducido en más pobreza, desigualdad, impunidad y corrupción.
El ambiente que se respira es tenso, la deslucida campaña, no ha logrado motivar a las masas de adeptos al tripartidismo, los espectáculos bridados por los funcionarios del Consejo Nacional Electoral, no han abonado en nada, para motivar a sus seguidores, que cada día se desmarcan más del sistema de partidos, las instituciones políticas, han tenido que recurrir a personajes de la farándula, deportistas y los denominado influencer, para poder captar simpatías.
Pero. ¿Qué resultados podemos esperar de estos sufragios? Quien tiene un panorama complicado, es la enseña rojo, blanco, rojo, venida a menos desde el golpe de Estado de 2009, esta organización con tres candidatos, pero la pelea se centra entre Luis Zelaya y Yani Rosenthal.
Los “cheles” se juegan la sobrevivencia como agrupación fuerte dentro del engranaje nacional, con dos bandos hasta el momento irreconciliables, la situación de torna difícil, el triunfo de cualquiera de estos dos, incidirá en los posibles acuerdos, de cara el proceso general del ultimo domingo de noviembre del corriente año.
Un triunfo de Luis Zelaya, inclinaría la balanza, al costado del mediático Salvador Nasralla, pero lo alejará de libertad y refundación, a menos que los rojinegros acepten las condiciones que podrían el exrector universitario, en cambio, la victoria del exbanquero, movería el péndulo al partido surgido del derrocamiento del expresidente Zelaya, pero agrandara la distancia con el titular del Consejo Central Ejecutivo de los liberales, el excandidato presidencial de la alianza de oposición en los votaciones de 2017 y sectores sociales, que le tachan, la condena que purgó en una cárcel estadounidense.
Hasta el momento, los sondeos ubican, a Rosenthal como el candidato con mayores posibilidades de éxito, con una estructura fuerte, integrada por diputados y alcaldes, pero algunos de ellos sindicados en actos de corrupción, queda una porción no despreciable de indecisos y algunos tibios llamados de ciudadanos independientes que a último momento podrían truncar los anhelos, del hijo del extinto empresario Rosenthal Oliva, entregando el bastón a Zelaya Medrano.
En el patio de los cachurecos, la situación es bastante pareja, estos no han hecho el clásico despliegue propagandístico, salvo algunas excepciones, la campaña a sido de guante blanco, con mínimos picos de confrontación, tanto Nasry Asfura, como Mauricio Oliva, poseen estructuras y un base financiera solida para enfrentarse, acá, determinará quien es el triunfador, la fuerza que logre tener la gente con mayor preparación en las mesas, para proteger el voto y la mejor logística para mover a sus correligionarios.
A primera vista, la ventaja la tiene el alcalde capitalino, quien, a diferencia de su contendor, ha estado más arisco de realizar actividades nutridas, pero al igual que en los liberales, existe un fragmento de vacilantes votantes, que podrá marcar una diferencia y entregar la presea de presidenciable al titular del Congreso Nacional.
Por último, está Libertad y Refundación, en este partido, es horizonte se encuentra mas claro, Xiomara Castro sin duda alguna será la ganadora, quedando detrás de ella, Carlos Eduardo Reina, sin subestimar el trabajo de Wilfredo Méndez y Nelson Ávila, aquí se juega algo distinto, que tan fuerte sigue siendo el liderazgo de la familia Zelaya para obtener un triunfo rotundo.
Una conquista con un margen no tan holgado, enviará un mensaje, que conducción del derrocado presidente, se ha deteriorado y la base de libre comienza a pedir relevos generacionales. Las miradas estarán puestas en la papeleta de diputados, donde hay candidaturas que buscan continuar en sus curules un segundo y tercer período, algo que nos es visto con buenos ojos por una parte de la militancia, quien ha hecho un llamado a la no reelección de parlamentarios.
El riesgo que corre esta congregación de izquierda, -plagada de una decena de corrientes internas, la mayoría, carentes de organización-, está en que se repitan los sucesos del referendo primario de 2017, donde surgieron las denuncias de diputados “inflados”, lo que desembocó, que la militancia de esta colectividad no votara en plancha e hiciera perder varios escaños en el hemiciclo legislativo.
Los equipos que queden electos o impuestos por las cúpulas partidarias, aclararan un poco el panorama político, determinaran la línea que seguirán las posibles coaliciones de oposición que buscan derrotar al oficialismo y la lucha de estos últimos por mantenerse un cuarto período en el poder.
