Huracanes dejarán secuelas psicológicas en la población hondureña

ABarahona20 noviembre, 2020

Miles de familias hondureñas perdieron sus hogares, pertenencias y hasta seres queridos por los dos ciclones que causaron desastre a nivel nacional.

Iota y Eta dejaron destrucción en su paso en medio de una crisis de salud por el nuevo covid-19 cuyo primer caso fue diagnosticado en China hace un año. Sin embargo, antes del covid-19 la población hondureña atravesaba problemas económicos, de acceso a la salud y de pobreza, cuyas tasa al igual que el desempleo podrían incrementar en los próximos meses consideran expertos.

Estos cambios bruscos desastibilizan no solo a nivel económico, también tienen repercusiones en las emociones y a nivel psicológico, explica la psicóloga Zaroni Berrios.

«Estamos viendo sobre muchos impactos que a generado en la población joven hondureña, vemos muchos casos de suicidio, es un tema viejo en el país pero nadie ha tomado la intervención adecuada para ayudar a esta población», dice Berrios.

Daños psicológicos 

Crisis de ansiedad, de depresión y otros tipos de trastornos se podrían manifestar tanto en niños como adultos así como en jóvenes que desde antes de los fenómenos naturales, «la situación de desempleo por el Covid-19 ha generado una situación poco estable en las personas».

De igual forma el estrés agudo y estrés post traumático son algunas patologías que podrían presentarse en las personas que atraviesan estos momentos difíciles.

«Miramos jóvenes que les cuesta interactuar con su misma edad, problemas de ansiedad generalizada como el trastorno número uno en el adulto joven, miramos agorafobia que está acompañada de la misma rama de los trastornos de ansiedad. Trastornos en jóvenes que les cuesta interactuar con su entorno y de violencia, la violencia por los mismos patrones de crianza y otros genéticos», agrega Berrios.

De igual forma, Berrios señala que los primeros problemas en manifestarse son trastornos de sueño y alimenticios.

«Miramos este problema en nuestros padres genera un derrumbe de desesperanza, las personas comienzan a formar este tipo de trastornos, esto son los primeros que vamos a llegar a ver y los que vamos a ver a largo plazo son bastantes trastornos antisociales, marcados en ansiedad y problemas depresivos o suicidios», añade Berrios.

Asimismo, aparecen otros trastornos de somatización que comienzan desde la psiquis y se manifiestan fisicamente, «como personas que sudan mucho, agitación, dolores de cabeza, problemas estomacales, la presión arterial o taquicardia, son síntomas que vamos a ver más presentes», expuso Berrios.

Para expertos, el sistema de salud en Honduras se ha venido debilitando desde años atrás. Según datos del Centro de Estudios para la Democracia (Cespad), 9 de cada 10 hondureños no están cubiertos con ningún tipo de seguro y se estima que casi el 20 por ciento de la población no tienen acceso a los servicios de salud.

Intervención

El Colegio de  Psicólogos de Honduras informó que durante la pandemia se han realizado más de 10 mil intervenciones psicológicas virtuales y presenciales.

Berrios comenta que normalmente para tratar a las personas se les receta medicamentos, no obstante  «no es intervenida la situación emocional o psicológica de este tipo de pacientes.

«Este tipo de personas solo se tratan con medicamentos psiquiátricos sin tomar de raíz el problema psicológico».

Para afrontar estas situaciones, Berrios manifiesta que se necesitan profesionales que ayuden a intervenir en estas crisis. Por otro lado, tanto las poblaciones vulnerables, de escasos recursos como las personas de clase media fueron afectados por ambos fenómenos en menos de 15 días.

«Las personas de escasos recursos son guerreros y han enfrentado situaciones difíciles en su diario vivir que están acostumbrados pero ellos poseen mecanismos de fortaleza más grande pero en este momento vemos golpes tanto en la población media que se ha visto como están lastimados emocionalmente quizás lo que les costó muchos años hacerlo lo perdieron todo».

Los niños, adolescentes y personas de la tercera edad son las poblaciones más vulnerables que tienen diferentes maneras de manifestar sus emociones.

«Parece mentira pero a veces decimos, los niños a veces no escuchan no oyen no entienden, claro que si, tienen otro lenguaje para manifestar malestares que están viviendo», dice Berrios.

 

 

 

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