Contrastes claros: el resultado del último debate presidencial en EEUU

Nincy Perdomo25 octubre, 2020

Ante el anuncio previo de la comisión no partidaria para los debates presidenciales, y de la mano de la moderación enérgica de la periodista Kristen Welker, corresponsal en la Casa Blanca de NBC News, esta vez ambos participantes del debate presidencial se adhirieron más a las reglas previamente establecidas para el intercambio, lo que sentó las bases para un evento que dejó marcadas las posturas de ambos candidatos sin generar tanto ruido a su alrededor. Trump no tuvo más remedio que «morderse la lengua» y desistir de su estrategia inicial de interrumpir a su oponente, mientras que Biden pareció tomar nota del desempeño de su compañera de fórmula, Kamala Harris, en el debate vicepresidencial, y no titubeó en utilizar los puntos débiles de Trump en su contra.

Uno de los puntos a tratar que se avizoraban eran las recientes acusaciones del abogado de Donald Trump, Rudy Giuliani, sobre el hijo de Joe Biden, Hunter, quien cita como fuente de sus acusaciones la información de una misteriosa laptop recibida por Giuliani, habría sido la cabeza de una presunta estructura para lavar dinero. Trump utilizó este intento de escándalo mediático –que varios medios de prestigio se han rehusado a amplificar ante la carencia de fuentes sólidas– para afirmar que Biden se había enriquecido con dinero extranjero, a lo que Biden contundenmente respondió que nunca había sido receptor de fondos extranjeros en su vida y que la población podía perfectamente consultar sus registros tributarios, mientras que Trump llevaba cuatro años de gobierno sin haber publicado los suyos. Este contrataque orilló a Trump a entrar en modo justificativo, argumentando que había pagado «millones y millones de dólares» anticipadamente en impuestos, afirmación que no ha sido confirmada por fuentes oficiales hasta la fecha.

El reflejo de los candidatos Donald Trump y Joe Biden en la barrera de plexiglas que los separó en el auditorio de la Belmont University, en Nashville, Tennessee. Fotografía cortesía: Mike Segar (Reuters)

Otro de los temas que generó mucha atención fue la irrupción de la problemática migratoria en la discusión. Biden mencionó la alarmante cifra de más de 500 niños y niñas abandonados en centros de detención debido a la política de separación de familias implementada por la administración de Trump. Trump, no obstante, respondió preguntando a Biden, «¿Quién construyó las jaulas, Joe?» en referencia a la política migratoria implementada por la administración Obama-Biden, que fue bastante agresiva y es responsable por más deportaciones que la administración Trump, según reportes del Washington Post.

Biden, por su parte, respondió enfocándose en los menores sin padres que intentaron ingresar a los Estados Unidos y que continúan separados de sus familiares. «Vienen con sus familias, no los trae un coyote,» afirmó Biden, lo que causó que Trump espetara que apenas el 1% de los migrantes llegan a sus citas en las cortes. Esa afirmación ha sido ampliamente desmentida, tanto por investigaciones de medios de comunicación como Mother Jones como por la cobertura de larga data que distintos medios de comunicación de las fronteras han realizado desde la explosión de la crisis migratoria en el Triángulo Norte en los años recientes.

Cortesía del Foreign Press Center/ Departamento de Estado de EEUU

Finalmente, uno de los temas que generó una gran controversia fue en torno a la economía y el cambio climático, que por primera vez fue tomado como un hecho por ambos candidatos, pese a que Trump ha sido un negacionista del cambio climático y ha colocado en su gobierno a personas que crean políticas públicas sin considerar este hecho. Biden afirmó que buscaría la forma de hacer una transición del uso de combustibles fósiles, lo que Trump denominó como «a big statement» (una gran declaración). Podemos asumir que Trump intentará utilizar esto como un punto contra Biden en lo que queda de la campaña electoral.

Al fina del debate, vimos a un Joe Biden mucho más seguro que en el primero, consistente en sus respuestas y dirigiéndose hacia el pueblo estadounidense. Si bien Trump logró hacer mella con algunos puntos contra Biden y la administración Obama, ninguno fue lo suficientemente agudo para provocar un paso en falso que hiciera caer a Biden. No obstante, la energía de Trump, a sus 74 años de edad, tras cuatro años de gobierno y un diagnóstico positivo de Covid-19, siguió teniendo la efervescencia habitual, mientras que Biden, en ese aspecto, presenta una apariencia más frágil, poniendo nuevamente sobre la mesa las posibles vicepresidencias de Kamala Harris y Mike Pence.

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