Una explosión de colores, texturas y movimientos en cada trazo abstracto le da un significado y vida a la obra «Los Errantes» del artista hondureño Santos Arzú Quioto, donde representa el fenómeno migratorio a través de los cometas que se desplazan por el éter.
Además de la vista artística, se encuentra la sensibilidad y el lado humano en su obra.
«Se relaciona directamente con la migración y desplazamientos pero no solamente física, sino sobre todo existencial, el ser humano está en constante cambio. El problema no es dónde estés o te movás, sino en vos mismo», explicó Arzú.

Arzú representa una realidad más profunda, a través de los cometas, que no ha desaparecido donde el ser humano busca respuestas, «desde un punto de perspectiva muy sociológica hasta universal, inherentes a la propia condición humana: tránsito, poesía, recorridos, situación efímera, viaje, anhelo, huida, búsqueda, ciclo vital, la muerte, liberación o cualquier otra situación existencial que atañe a todo ser humano. Es dramático».
En su técnica abstracta, los materiales acrílicos dominan sus obras y al experimentar con otros soportes «eran collages que fueron después convirtiéndose en texturas de gran fuerza que pueden verse en soportes textiles».
El artista hondureño describe sus proyectos como obras abiertas y polisémicas donde las sensibilidades y experiencias del público se vuelven herramientas de acercamiento y lecturas.
«Las instalaciones donde los espacios expositivos se vuelven variables de construcción que pretenden dialogar con el público, a veces son verdaderos escenarios. El espectador ejerce soberanía».
Carrera artística
La propagación del covid-19 ha detenido el sector cultural, los eventos artísticos, culturales y conciertos. Ha obligado que museos y otros espacios cierren sus puertas. Pero el proceso creativo del artista no cesa, manifestó Arzú.
«Todo el sector cultural está y estarán puestas a prueba. También nos obliga a aguzar más el sentido de lectura de lo que sucede a nuestro alrededor y nos invita a reflexionar, a ver más al prójimo y reiniciarnos (sin borrar lo bueno) para generar nuevas avenidas que nos permitan transitar con propuestas nuevas, incisivas y solidarias».
Desde pequeño, el arte ha estado presente en su vida y ahora cuenta con una trayectoria de más de 30 años evolucionando como persona y artista.
«En determinados momentos la transición ha sido casi imperceptibles, en otros ha sido abrupta y radical como sucedió a principios de los años noventa, década de experimentaciones, dejando y retomando técnicas y materiales diversos. La evolución no solamente ha sido a nivel temático, sino conceptual y de emplazamiento de la obra», expresa Santos.
Su más reciente obra «Simbiosis» fue expuesta a finales del 2019 donde compartió procesos junto con el maestro Armando Lara.
«Hemos intentado traducir entornos, experimentar e interactuar desde lo lúdico nuestras visiones, inquietudes técnicas, estilos, pigmentos y gestualidades que como artistas nos acercan o marcan divergencias en nuestros respectivos procesos creativos, mas allá de lo abstracto o figurativo».