Camiones eléctricos: así son los planes de los principales fabricantes ante el reto de electrificar el transporte de mercancías por carretera

EGO16 enero, 2020

El sector del transporte es uno de los mayores contribuyentes al cambio climático. Es responsable de más del 30% de las emisiones de CO2 de la Unión Europea, de las cuales el 72% proviene del transporte por carretera.

La estrategia de la UE para reducir estas emisiones es muy clara: hacer que los fabricantes se vean forzados a vender más coches eléctricos bajo amenaza de multas millonarias. Sin embargo, los culpables de estas emisiones no son solo los turismos, sino que también hay que incluir las motocicletas, furgonetas, autobuses y camiones. Estos últimos, si bien solo representan el 2% de los vehículos de la Unión Europea, son responsables del 22% de las emisiones de CO2 del transporte por carretera. Y las previsiones hablan de que el transporte de mercancías por carretera aumentara un 56% entre 2010 y 2050.

La contribución del transporte pesado a las emisiones de CO2 siempre había sido una de las grandes olvidadas en las políticas de reducción de emisiones de la UE. Al menos hasta febrero de 2019, cuando se alcanzó el acuerdo para que los fabricantes reduzcan las emisiones de dióxido de carbono de los nuevos camiones una media del 15% a partir de 2025 y del 30% a partir de 2030, en comparación con los niveles de 2019.

Al igual que en el caso de los coches, la receta más rápida y eficaz de reducir las emisiones asociadas al transporte pesado pasa por la electrificación. Y los fabricantes se han lanzado a ello.

Hacer camiones eléctricos no es tarea fácil (no tanto como los coches)

Diseñar camiones eléctricos no es tarea fácil. No al menos camiones eléctricos que tengan unas prestaciones aceptables a un precio competitivo. Cuando una empresa se dispone a diseñar un camión 100% eléctrico, se encuentra con varios retos. Hablamos de vehículos pensados para realizar un uso intensivo y recorrer cientos de kilómetros diarios con mucha carga a sus espaldas. Además, los modelos europeos y sus cabinas de forma cuadrada son todo lo contrario a la aerodinámica, lo que empeora aún más su eficiencia. Por lo tanto, nos encontramos ante vehículos sedientos de energía.

Por ponernos en perspectiva, en el caso de los camiones de combustión diésel conocidos como tráilers, los consumos rondan los 30-40 litros cada 100 kilómetros y los depósitos suelen ser capaces de acumular entre 400 y 500 litros de combustible. Eso nos da, como mínimo, la necesidad de unos 1.000 kilómetros de autonomía si queremos igualarlos en prestaciones.

Igualar esa autonomía con un sistema de propulsión 100% eléctrico no tiene una solución mágica. Técnicamente es posible y relativamente sencillo, bastaría con equipar al camión con suficientes módulos de baterías como para obtener los kilómetros de autonomía deseados.

El problema es que eso supondría un importante aumento de peso, una disminución del espacio y capacidad de carga y un importante aumento del consumo. Además, el uso de tantos módulos de baterías nos llevaría a otro hándicap importante: incurrir en un coste de fabricación desorbitado que nos haga estar directamente fuera del mercado. Y aún consiguiendo un precio razonable, todavía nos enfrentamos al reto de cargar una batería de semejantes dimensiones en tiempos razonables. Si ya tenemos problemas para conseguir una red de recarga de garantías para coches eléctricos, pensar en una para camiones hoy en día es casi ciencia ficción.

Es por eso que, por el momento, las incursiones de las marcas en el mercado de los camiones 100% eléctricos son todavía muy cautas. Si bien es cierto que la mayoría de fabricantes ya tiene algún modelo en el mercado (o al menos presentado y realizando pruebas), estos se limitan a unas pocas unidades y a tamaños reducidos (camiones rígidos en muchos de los casos).

Los más extendidos en la industria son camiones dirigidos al transporte de mercancías en distancias cortas o en rutas muy cerradas y repetitivas, donde la autonomía no es un problema y el problema de la recarga está solventado. Y es que gracias a la ausencia de emisiones y los niveles reducidos de ruido, por el momento el ámbito urbano es sin duda donde más potencial tienen.

Cuando se quieren recorrer mayores distancias, los camiones híbridos y los eléctricos de autonomía extendida se están posicionando como una opción más viable. Con esta configuración, emulando el funcionamiento de los híbridos enchufables o eléctricos de autonomía extendida como el  Opel Ampera el camión incluye un equipo auxiliar (sea un motor de combustión, una turbina o una pila de hidrógeno) que genera electricidad con una eficiencia y unas emisiones mejoradas respecto a los estándares actuales. Esto permite aumentar la autonomía y reducir el tamaño de las baterías, llevándolo a dimensiones más razonables.

Como otra alternativa diferente, en Alemania incluso se están atreviendo con camiones con catenaría que pueden ser recargados durante la marcha , aunque, por el momento, no es más que un programa piloto.

Fuente: Xataka

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